"Esos antiguos lugares de culto también han dejado huella en la tradición legendaria"

‘Noroeste mítico’ es el título del libro que el leonés Miguel Ángel González presenta el viernes en la sala Región del ILC

Joaquín Revuelta
20/01/2022
 Actualizado a 20/01/2022
El Arca de la Pastora entre Lucillo, Villalibre y Quintanilla de Somoza. | LOBO SAPIENS
El Arca de la Pastora entre Lucillo, Villalibre y Quintanilla de Somoza. | LOBO SAPIENS
El  ingeniero y escritor leonés Miguel Ángel González presenta este vienes a las 19:00 horas en la sala Región del Instituto Leonés de Cultura su más reciente publicación, que con el título ‘Noroeste mítico’ (Lobo Sapiens) aborda leyendas tradicionales sobre fuentes con mouras o xanas, peñas asociadas a La Vieja o La Griega, lagos o cuevas con culebrones gigantescos, prados con celebraciones de brujas y doncellas ahogadas en simas, vestigios de un antiguo sistema de creencias que constituye el sustrato de la cultura del Noroeste, desde antiguo enmarcada en la Europa Atlántica. En el acto de presentación, el autor estará acompañado por el editor José Antonio Martínez Reñones, en cuyo sello González ya había publicado con anterioridad ‘Teleno, señor del laberinto, del rayo y de la muerte’, resultado de sus años en el estudio del significado del arte rupestre «como marcador humano de un espacio sagrado que establece relaciones con montes destacados del paisaje circundante mediante alineamientos solares, lunares o estelares».  Como reconoce el autor leonés afincado en Cacabelos, ambas publicaciones están relacionadas entre sí, pues las dos son el resultado de un trabajo de investigación que comenzó hace más de diez años. «En el libro de ‘Teleno’ lo que pretendía era profundizar en el significado del arte rupestre a través de un enfoque que se ha utilizado en otros lugares del mundo, especialmente en las Islas Británicas y en América, y es el considerar que el arte rupestre es un resto material de un antiguo lugar de culto desde el cual se puede introducir alineamientos astronómicos en relación con un antiguo calendario. Ese fue el enfoque que seguí en el libro de ‘Teleno’, un enfoque que luego extendí a otros lugares del Noroeste. Aquel primer libro estaba en principio centrado en Maragatería», reconoce el investigador leonés, que al analizar estos lugares con un arte rupestre o con otros tipos de restos materiales relacionados de alguna manera con el culto antiguo se percató de la existencia de una tradición popular de tipo legendario. «A partir de ahí comencé a aplicar el mismo enfoque a estos lugares y poco a poco se fue consolidando en mí la idea de que de la misma manera que esos antiguos lugares de culto habían dejado huella en forma de restos materiales también habían dejado huella en una tradición popular de tipo legendario, que muchas veces está ligada a un lugar concreto. Y entiendo que es algo que había que encontrar explicación», sostiene el autor.    

Aunque el libro abarca territorios de Galicia, Asturias y norte de Portugal, el investigador y escritor leonés reconoce que uno de los lugares más ricos en este tipo de tradición popular relacionada con las leyendas es Maragatería. «Ahí hay cosas realmente curiosas. Pero luego dentro de la geografía del Noroeste aparecen de una manera u otra diferentes tradiciones que responden a un patrón común o a ciertos arquetipos. Hay una serie de arquetipos en ese tipo de tradición legendaria que si lo pones en relación con datos de otro tipo, en forma de refranes, de dichos o de costumbres, puedes llegar a reconocer un sustrato mitológico en esa tradición popular, en el sentido de que subyace una concepción del mundo mítica, es decir, ese tipo de pensamiento que está ligado a la transmisión de información intergeneracional y de forma oral. No solamente estudié esos lugares con tradiciones populares, atendiendo a ese criterio de que fueron antiguos lugares de culto, sino que también analicé ese sustrato mitológico, cómo aparecía de forma arquetípica y cómo se relacionaba también con fundamentos mitológicos de las religiones más importantes de Europa», destaca el investigador.Preguntado de qué manera esas leyendas transmitidas oralmente de generación en generación han podido llegar adulteradas con el paso de los años, Miguel Ángel González reconoce que no se cuentan de la misma manera porque, entre otros motivos, busca su adaptación a los nuevos tiempos. «Pero aun así, muchas veces en ellas se encuentran una serie de rasgos que se pueden poner en comparación con otros. Por ejemplo, el tema de La Vieja del Monte. A pesar de que haya variado a lo largo del tiempo, si hubiera variado de manera azarosa no podríamos reconocer como comunes los diferentes relatos que conocemos de este ser mitológico. También lo que se observa es que aparecen de manera fragmentaria y que permite una visión más global, más de conjunto y más nítida en cuanto empiezas a comparar diferentes relatos de distintas regiones próximas. De esta manera La Vieja del Monte se puede poner en relación con la aparición de otras viejas mitológicas que aparecen en dichos, en refranes, en costumbres, y eso permite dibujar una figura más compleja que la que aparece simplemente a partir del relato de la merienda que daba a los niños, bien de manera directa o indirecta, y que se puede relacionar con otras viejas que aparecen en la tradición popular de Irlanda, Alemania o Rusia. Eso te permite dibujar una imagen muy íntegra, muy potente, y te permite conocer y comprender ese fenómeno mucho mejor», argumenta.

Miguel Ángel González es consciente de que este patrimonio cultural corre el peligro de desaparecer en la medida en que los pueblos se van vaciando. «Es una lástima porque la información que proporciona no solamente es interesante porque forma parte de nuestro patrimonio sino porque muchas veces proporciona información que es válida para comprender algunas cosas. Por ejemplo, cuando estuve realizando la investigación que tuvo como fruto el libro de ‘Teleno’ yo estaba considerando el posible uso astronómico del arte rupestre de la zona, y preguntando por un topónimo un señor de Chana me habló de una tradición popular que se refería precisamente a que los antiguos hacían marcas en las piedras para llevar a cabo observaciones astronómicas. De una manera y sin saberlo me confirmó esa línea de trabajo que estaba realizando. Ese tipo de información proveniente de la tradición oral te ayuda en la comprensión del estudio de estos fenómenos», sostiene González, que como científico de profesión reconoce que lo que le mueve es tratar de comprender un fenómeno que le resulta interesante, y tratar de hacerlo de forma honesta y utilizando las herramientas intelectuales que tiene a su disposición. «Tengo una formación muy potente en ciencias y matemáticas, pero también he leído un montón sobre diferentes temas que me resultan interesantes, sobre arqueología, sobre religiones, etc, y trato de integrar todos esos conocimientos para componer un dibujo que me satisfaga, que me parezca razonable, que me convenza a mí mismo, porque no pretendo otra cosa. Entonces, el discurso que genero es un discurso honesto, que tendrá errores pero que trata de satisfacerme a mí, que trata de proporcionarme elementos que me permitan concluir que la solución más satisfactoria al problema que quiero resolver es esa», concluye.
Lo más leído