Arranca la campaña que pone a prueba la fortaleza del bipartidismo

Ciudadanos y Podemos, que concurren por primera vez, pelean por situarse como tercera fuerza política

Ical
07/05/2015
 Actualizado a 05/09/2019
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Castilla y León medirá el próximo 24 de mayo la fortaleza del sistema bipartidista que, salvo la excepción de 1987 en pleno auge del CDS, ha sido la característica más destacada de la historia autonómica. Dos partidos -PP y PSOE- se han repartido desde el año 1983 -con excepción de 1987- más del 80 por ciento de los votos y han dominado la vida política de la Comunidad desde que el socialista Demetrio Madrid se midiera contra una Alianza Popular que ni siquiera designó un candidato claro.

La campaña electoral que comienza este viernes se desarrolla, por lo tanto, con unos niveles de incertidumbre desconocidos hasta el momento y las encuestas conocidas en las últimas semanas dibujan un panorama abierto caracterizado por un significativo descenso de las formaciones tradicionales -populares y socialistas- y la posible llegada con fuerza al Parlamento de organizaciones emergentes con líderes casi desconocidos -Podemos y Ciudadanos-.

El Partido Popular parte en estos comicios con una fortaleza casi sin precedentes: una diferencia de casi 22 puntos sobre los socialistas y 24 escaños más. En aquel momento, cuando la contestación al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero era un clamor, los 'populares' obtuvieron 53 escaños, su record histórico y el 51,5 por ciento de los votos, muy cerca de su máximo. Los socialistas anotaron uno de sus peores registros con el 29,6 por ciento de los sufragios y 29 sillones en el Legislativo autonómico y una presencia casi testimonial de IU -que volvió a las Cortes después de ocho años de ausencia- y UPL.

La situación es distinta: los reproches han cambiado de bando y se dirigen hacia el Ejecutivo de Mariano Rajoy y, sin embargo, los socialistas siguen pagando la gestión que hicieran entonces y una larga travesía de confrontación interna, agudizada especialmente en Castilla y León. Ello ha hecho posible que marcas electorales como Podemos, con candidatos prácticamente desconocidos para el gran público, partan con grandes expectativas de entrar en un Parlamento que puede ser el más plural de la democracia.

Una vez abierta la grieta en la muralla del bipartidismo, es difícil saber hasta dónde llegará el derrumbe. El antecedente más inmediato puede encontrarse en las elecciones de 1987, cuando el CDS logró casi el 20 por ciento de los votos y PP y PSOE prácticamente empataron a votos. Desde ese año los 'populares' iniciaron una senda ascendente que le ha situado en posiciones de preeminencia con en torno al 50 por ciento de los votos emitidos y que se rompió en las pasadas europeas, donde lograron el 37,5 por ciento. Sus techos se midieron en las generales de 2000 y las de 2011 con más del 55 por ciento.

Por su parte, los socialistas no han sabido o no han podido amenazar en estos 27 años la hegemonía popular. Sólo en las generales y europeas que se celebraron en 2004 -con la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en Madrid- pudieron estrechar la brecha a menos de diez puntos, pero lo normal es que haya estado más próximo a los 20. Ha sido en esta legislatura, y especialmente tras las generales de 2011, cuando esta diferencia ha sido más profunda. En términos generales, el comportamiento del electorado ha sido paralelo a los resultados nacionales, es decir, tendencia a premiar al PP en los momentos en los que esta formación era fuerte en Madrid y recompensar en la Comunidad, aunque no suficientemente, los buenos resultados nacionales del PSOE.

En todo caso, desde el año 1983, el bipartidismo no ha bajado del 80 por ciento y no sólo eso ya que desde el año 1995 la tendencia a la concentración del voto en torno a los dos grandes partidos es más acusada. Así, si en 1991, PP y PSOE sumaron el 77,88 por ciento delos votos en las autonómicas, cuatro años después esa cifra llegó al 82,38 por ciento y en 1999 al 84,2 por ciento. En 2003, la acumulación del voto en torno a estos partidos era del 85,26 por ciento y en 2007 llegó al 86,9. Ya en los últimos comicios, la cifra se matizó, pero aún el 81,23 por ciento del electorado se decantó por populares o por socialistas. Sin embargo, es aún más llamativo que en las europeas de 2004 lo hicieran el 94,7 por ciento y en 2009, el 89,89.

Las campañas


Sin embargo, la situación actual es muy diferente. La llegada de otros actores a la política autonómica y la necesidad de reivindicar la vida pública ha obligado a cambios significativos a la hora de organizar las campañas, especialmente, en el ámbito del PP. Como ya hicieran en las europeas los partidos no abandonarán los viejos formatos del mítin, pero junto a ello han diseñado campañas con más actos sectoriales y más contacto con los votantes.

De hecho, está previsto que Herrera visite muchos días dos provincias, con un acto por la mañana y otro por la tarde. Las caravanas electorales socialistas, tradicionalmente, someten tanto a su candidato como al equipo y a los periodistas que le acompañan a un mayor esfuerzo físico con un rosario de actos durante todo un día de ruta. El resto de partidos, se concentran en actos modestos y campañas cercanas y a pie de calle.

Con 14 años al frente del Ejecutivo autonómico a sus espaldas, Herrera vuelve a enfrentarse a una campaña electoral como candidato a la Presidencia de la Junta. Será la cuarta y pretende poner en valor una línea de actuación política generalmente desmarcada de la que han mantenido los 'populares' en el Gobierno central. En la precampaña, el candidato ha apelado a la necesidad de estabilidad, pero también ha puesto en valor lo que considera un balance 'aseado' de su gestión en estos últimos años, especialmente, lo que tiene que ver con el diálogo social y los servicios sociales que, sostiene, ha tratado de preservar en lo esencial pese a la dureza de la crisis.

Los socialistas presentan a un candidato nuevo, Luis Tudanca, al que apenas ha dado tiempo a conocer. Después de una fuerte crisis interna que se saldó con la dimisión forzada de la anterior Ejecutivo y tres secretarios autonómicos en cuatro años, el candidato del PSOE hace énfasis en el blindaje de los servicios públicos, la lucha contra la despoblación, un nuevo modelo industrial y, sobre todo, en la regeneración democrática.

Sin caravana de prensa, José Sarrión, el más joven de los candidatos a la Presidencia de la Junta, con sólo 33 años, se estrena en esta cita, tras ganar las primarias al veterano José María González, coordinador de IU Castilla y León. Su lema de entonces, 'recupera la ilusión', es su guía en esta contienda, en la que las encuestas le dan un escaño por Valladolid, el que tienen ahora.

Sarrión, que ha realizado una intensa precampaña, centra su actividad en estos quince días en la provincia de Valladolid, donde estará la mitad de ellos, aunque estará en las nueve provincias. El candidato estará arropado por los dos principales líderes nacionales, Alberto Garzón, mañana viernes en Valladolid, y Cayo Lara, el miércoles 13, en León.

En primarias, se eligieron a los líderes de las dos formaciones emergentes, Luis Fuentes, por Ciudadanos, y Pablo Fernández, por Podemos. También sin caravanas de prensa, harán campaña en toda la Comunidad, con actos más pequeños centrados en la cercanía. El segundo contará con el respaldo de Iñigo Errejón y Carolina Bescansa, este domingo en Valladolid. El primero recibirá al líder nacional, Albert Rivera, también en Valladolid, el día 14.

UPyD, que partía con expectativas de entrar en las Cortes, cambió a última hora el candidato elegido en primarias. Rafael Delgado cuestionó la estrategia nacional tras el resultado en Andalucía y se vio forzado a renunciar. Carolina Martín es la candidata de la formación magenta.

Unión del Pueblo Leonés (UPL) está en las Cortes de Castilla y León desde 1995 y aspira a seguir con representación en la nueva legislatura. Su candidato, Luis Mariano Santos, se estrena también. Su campaña se desarrolla en la provincia de León.
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