El meticuloso trabajo que comienza cuando se han apagado las llamas

En cada incendio forestal los agentes medioambientales interpretan los vestigios que va dejando el fuego hasta determinar el punto exacto en el que se inició el siniestro

D.L. Mirantes
31/03/2019
 Actualizado a 01/04/2020
En ocasiones es necesario realizar un tamizado en el área de inicio y revisar milímetro a milímetro. Todos los detalles se documentan fotográficamente. | SAÚL ARÉN
En ocasiones es necesario realizar un tamizado en el área de inicio y revisar milímetro a milímetro. Todos los detalles se documentan fotográficamente. | SAÚL ARÉN
La Brigada de Investigación de Incendios Forestales (Biif) siempre cuenta con dos agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León de guardia. Mediante el método de las evidencias físicas siguen el paso del fuego a través de los vestigios, «las huellas que se pueden leer». Como explican los especialistas en la investigación de causas de incendios forestales de la comarca de La Robla, José Antonio de Celis y José Ramón Casado, su misión incluye trabajo de campo sobre el terreno en el que se ha producido el incendio y en el gabinete, donde redactan un detallado informe para que la autoridad judicial competente pueda tomar sus decisiones. Se trata de una labor meticulosa que puede exigir hasta seis hora o más rastreando la superficie quemada y varias jornadas de trabajo de gabinete.

En el lugar del siniestro, los agentes medioambientales realizan una inspección laboriosa que en ocasiones requiere de un tamizado (delimitación de una superficie de calles con cordeles) sobre el área de inicio del fuego en el que se revisa con lupa, milímetro a milímetro, el espacio acotado previamente. El objetivo es hallar indicios, recoger pruebas, que marquen el origen del fuego. A veces los agentes medioambientales utilizan un imán para recoger diminutas esquirlas (de una amoladora, por ejemplo) que apunten el inicio de las llamas.
Pero hasta llegar a ese punto hay unas cuantas fases previas. Cabe destacar la formación y el entrenamiento del personal funcionario, la experiencia acumulada durante años, sin la que sería imposible llegar al actual grado de eficacia de las Biif. También es de resaltar la coordinación entre equipos. Los medios aéreos suelen aportar ortoimágenes o vídeos que ayudan a identificar los focos de origen, en el caso de que haya varios, para ir de forma más directa al origen del fuego y evitar pérdidas de tiempo. Además, los medios de extinción deben informar a los investigadores de posibles acciones como contrafuegos, que podrían llevar a situaciones contradictorias sobre el terreno. Consultada esta información, desplazados a la zona, los investigadores examinan la vegetación, las piedras, las construcciones, restos de fauna como caracoles o serpientes... cualquier pista que pueda llevar hasta el origen del fuego. Comprobando las zonas de exposición y de protección de los cuerpos dañados van marcando con banderines rojos la dirección del fuego. Con el amarillo marcan señales de actividad humana (abono, pista transitada, línea eléctrica...). Conel blanco, el punto de inicio. El seguimiento puede llegar a ahumadores apícolas o vehículos de motor, por ejemplo

Conclusiones relevantes, que como Policía Judicial Genérica, elevan posteriormente al juzgado. En el informe se incluyen coordenadas exactas, condiciones ambientales, descripción precisa del terreno, la presentación de los agentes, la posible existencia de antecedentes, desglose cuantificado de los daños... todo lo necesario para que el juez, que no es un especialista, comprenda perfectamente lo ocurrido. La autoridad judicial determina si procede realizar nuevas acciones por parte de los agentes medioambientales o si requiere la participación de otros cuerposde seguridad. Entre las indagaciones que también realizan habitualmente los agentes medioambientales se encuentran las declaraciones voluntarias que en ocasiones ofrece la población, se anotan a mano alzada, y suelen serpistas clave. Además, se encargan de custodiar pruebas o de asesorar la investigación.

Todo ello, sin olvidar sus obligacionesen la extinción, en la caza y la pesca, la vigilancia o la custodia del medio.
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