El Castillete, un regreso con sabor a mina y recuerdos

La historica revista del Valle de Sabero regresa a su encuentro con los lectores después de más de treinta años, «un formato con sabor a recuerdos», dicen sus editores

Fulgencio Fernández
04/06/2020
 Actualizado a 04/06/2020
Fotografía del poblado minero de Vegamediana del año 1987,  nada que ver con el estado de ruina que ofrece en la actualidad. | JOHN PHILIPS
Fotografía del poblado minero de Vegamediana del año 1987, nada que ver con el estado de ruina que ofrece en la actualidad. | JOHN PHILIPS
La mina, Hulleras de Sabero por ejemplo, la empresa, como  aún dicen en el Valle, era mucho más que simple mina. Era un trabajo, eran unas colominas, un nuevo pueblo como Vegamediana, muchos trabajos dependientes de ella, las escuelas, el hospitalillo, los personajes, el cine... y en el caso de Sabero también la revista Castillete a lo largo de unos años, allí se recogía la cultura y el patrimonio minero y tantas cosas más.

Pero, como casi todo, desapareció. Pero en el caso de Castillete ha regresado, más de treinta años después pero lo ha hecho. El ‘decíamos ayer» de Fray Luis de León y Unamuno ha sido largo, pero la revista ya es una realidad en su edición digital de la mano de la Asociación Cultural y Deportiva El Castillete, con el número 33, el que le corresponde: «La última edición de la revista fue la número 32, de marzo de 1990, en los instantes finales que acabarían con una de las mayores cuencas mineras de León, la revista al igual que la minería desaparecería por completo. Aunque sigue siendo famosa  en nuestros días pues no hay familia en el valle de Sabero que no guarde con cariño, alguno de los ejemplares de Castillete editadas por la empresa minera Hulleras de Sabero», explican sus actuales responsables, entre cuyos colaboradores de este primer número de la nueva etapa se encuentran M. José Camino Llerandi, Jesús Silva García, Aurelio Loureiro y Susana Álvarez Blanco.  

Explican en su editorial que sale a la luz Castillete «con la ilusión de recuperar aquella nostalgia minera a través de las diferentes secciones de las que constará el magazine, haciendo un guiño a nuestra historia y repasando las noticias más notables sobre nuestro entorno», una publicación que «será (ya es) un formato con sabor a recuerdos que se integrará con lo más actual, donde cualquier colaboración, aportación o sugerencia será bien recibida». Anuncian que van a estar atentos a la acogida de la revista y que se irán adaptado a las sugerencias que vayan recibiendo.Y un buen ejemplo de esta declaración de intenciones es un más que interesante primer número, aunque lleve el número 33. Que arranca con un más que significativo y justo ‘agradecimiento al carbón’, expresado por la ingeniero y profesora de la Escuela de Minas María José Camino Llerandi, quien recuerda que «en los últimos tiempos se puso de moda manifestar una postura de defensa del medio ambiente y del planeta y me parece perfecto, pero lo que no es tan correcto es buscar culpables como el carbón o la minería en general. Si lo hacemos así, podemos caer en el error de ser desagradecidos, de no reconocer la parte positiva que ha tenido la explotación del carbón a nivel nacional y mundial». Y realiza un muy documentado repaso de esta cara positiva, como, por citar uno, crear la primera locomotora. Y elegimos ése porque precisamente porque «el problema del transporte en la minería de Sabero» es el que aborda Jesús Silva en la primera entrega (anuncia otra), con información, dice, «sacada del testimonio escrito que nos han legado hombres que han vivido, estudiado y trabajado en ella» viajando hasta los primeros pasos en la explotación hullera de la cuenca, que  tuvo lugar allá por el año de 1841». Aurelio Loureiro, que sabe mucho de lo que es la aventura de lanzar una revista, escribe de un asunto más humano y personal, El cine obrero. «El mío era un pueblo sin libros; no extraña que la gente no leyera por aquellos pagos. Miento, sí que se leía: algún periódico, la revista La codorniz, el calendario zaragozano y las novelas de Marcial Lafuente Estefanía que se intercambiaban en el kiosco. (...) era el mío un pueblo sin libros; sin embargo, había un cine y un equipo de fútbol de tercera división y un salón de baile con pista al aire libre y un castillete enigmático para los niños y montañas coronando el valle al que pertenecía mi pueblo».

Nos propone Loureiro un viaje al corazón de los recuerdos... que es precisamente lo que ocurre en las páginas seguramente más entrañables de este número 33 de la revista, la entrevista con Lucila Arrimada, Cila, de 95 años, trabajadora de Hulleras durante 17 años, que repasa con lucidez y ternura «aquellos años», de los que echa de menos el cine. No voy a elegir una respuesta, lo mejor es leerla.

Completan el número la leyenda de la Vieja del Monte, algunas noticias de actualidad, fotos para el recuerdo y la denuncia del expolio en la antigua casa de máquinas del Pozo Herrera Nº 1 de Sahelices de Sabero, señalando que «durante las últimas semanas, se ha procedido a la sustracción de decenas de baldosas del suelo de la sala de máquinas, dicho edificio está incluido en el expediente BIC que esta asociación ha presentado a la Junta de Castilla y León».

Poco más se puede pedir.
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