"No estoy tranquilo. Por la noche te acuestas y crees que escuchas cualquier ruido...No sé quién ni por qué la han tomado conmigo y con la iglesia", relata Alberto Morán, párroco de Camponaraya tras descubrir que los vándalos han roto las lunas de su coche con unos bloques de cemento.
Es el último capítulo de dos años de hostigamiento que aún no tienen más protagonista que la víctima. Recuerda Morán que todo comenzó cuando le tiraron los tiestos de las flores a la calle, después realizaron pintadas en su casa, rompieron los cristales de la puerta. También realizaron pintadas obscenas en la iglesia, tiraron huevos..."Pasó un tiempo y pararon, pero después volvieron a modo de gamberradas.
Pero, en las última semanas, las actuaciones comienzan a ser más preocupantes y Morán asegura que le duele, sobre todo, no encontrar causas a lo que sucede "no soy consciente de haber hecho nada a nadie y la gente está conmigo", pero la incertidumbre pesa mucho "y te planteas qué pasa, por qué...no es plato de gusto para nadie".
Asegura que, por su seguridad, colocó cámaras que han grabado a los vándalos en alguna ocasión. Grabaciones que ha compartido con la Guardia Civil tras denunciar los hechos en todos los casos, pero no sabe si podrán localizar a los autores "es difícil", dice, pero, al menos considera que, de localizarlos, se quedaría algo más tranquilo.
Morán sigue si día a día sin contemplar estos hechos, a la espera de que los hostigamientos cesen o se sepa quién está detrás de los mismos.