"Latidos" que acompasan al cáncer, a la infancia y a los recuerdos

El quinto libro del escritor berciano, Manuel Garrido, se convierte de nuevo en una "cura" para la muerte de su nieto Yeray y en un reencuentro con su propia niñez

Mar Iglesias
01/02/2022
 Actualizado a 01/02/2022
Garrido con su último libro entre las manos y el juguete favorito de su nieto Yeray, que siempre le acompaña. | MAR IGLESIAS
Garrido con su último libro entre las manos y el juguete favorito de su nieto Yeray, que siempre le acompaña. | MAR IGLESIAS
Dentro del sutil rastro de los dibujos infantiles de su nieto, el pequeño Yeray, que palpita con fuerza aún en su corazón, el berciano de Santa Marina de Torre, Juan Manuel Garrido ha publicado su quinto libro. Más que un libro, una cura, una necesidad de rescatarse tras el fallecimiento del pequeño.

En un frío enero de 2015, el pequeño Yeray se iba. Contaba con cinco años y había dejado un poso social que aún se mantiene. Porque la familia de Yeray consiguió movilizar a toda la sociedad para luchar contra el cáncer que padecía desde los tres años.  Tras una intervención intercraneal en Madrid, el hospital sólo planteaba un tratamiento de cuidados paliativos, pero en Pamplona se abría otro camino experimental, costoso, pero esperanzador y sus padres y abuelos no dudaron en salir a la calle para pedir ayuda.

Fue un esfuerzo de emociones sin descanso, pero la finitud humana se interpuso y Yeray se fue, dejando un vacío en su familia de Santa Marina de Torre que su abuelo ha llenado con la escritura y la guitarra. En esa cura ha ido creciendo en cinco libros que expresan su propia evolución, desde el enfado y rabia que no podía contener nueve meses después de la partida del pequeño Yeray con "Los niños olvidados de Dios", hasta la devoción por el recuerdo activo, por recuperar un pasado que vive y que ayuda a recomponer, aunque desde un estadio distinto, como marca en "Latidos". Por el medio están los relatos dulces de "Donde tu voz me lleve", "La alargada sombra de tu sonrisa" y "El silencio del otro lado". Todos, con ese eje central de dolor que, en "Latidos", se reinventa de una forma distinta, desde el reencuentro, la amistad y el sosiego.

Juan Manuel Garrido tenía en mente este último trabajo cuando llegó la pandemia y, pese a que el confinamiento le dio tiempo para darle forma, le faltaban las ganas. Por eso esperó para darle "una puerta al pájaro que llevo dentro", dice.

Es lo que ha pretendido con sus "Latidos", un relato que cuenta la historia de cuatro amigos de colegio que vuelven a encontrase tras años sin verse. Andrés, escritor y músico, Julián, naturópata y conocedor del medio, Dani, profesor de Música y Rubén, historiador, se vuelven a reconocer desde "la grandeza de las cosas sencillas".

Garrido recupera las escenas de pueblo, al detalle, primero compartidas con un amigo cazador, Santiago y después viajando a la capital, para volver a aquellas amistades que fueron vida y que recuperan un espíritu que le conmueve al autor, la solidaridad "es la base de todo. Es el terremoto que mide la justicia. Sin ella el mundo no va a ningún sitio".

Él vio esa necesidad tras la muerte de Yeray y todos sus libros han sido un aporte para que otros niños con este tipo de enfermedades oncológicas tengan una salida, desde el lado científico. Garrido colabora con Voz Oncológica Infantil, Voi y con la Asociación Infantil Oncológica, Asion y asegura que "todos esos niños están en estos libros, en mis canciones, para esquivar el zarpazo del olvido y mantener el espíritu de Yeray".

Los sueños en los que aparece y los recuerdos buscan mantenerse también en el papel, contando historias que "no buscan dar pena", sino estimular a mirar de frente al tiempo y, del otro lado, a sí mismo. Sus palabras son "la esperanza de hoy y el recuerdo" que se recupera en tres días de reencuentro entre los cuatro amigos que reflexionan sobre ese tiempo "que no es nada y lo es todo" y que deja un legado de antepasados, de los que no están, del olor que queda...

Garrido escribe en prosa una poesía novelada que le permite entender, como sentencia al final, que "todo ser humano nade con un camino, con una meta" y, aunque la partida sea prematura, puede que también se haya alcanzado "con lo que dictan desde su silencio del otro lado", pone en boca de Andrés como cierre a su nuevo texto.

Su quinto libro se presentará en Cacabelos en próximas fechas, si las circunstancias de la pandemia lo permiten.
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