La escuela rural berciana, entre la esperanza y el riesgo de desaparecer

Un estudio de la Universidad de León alerta de que el sistema educativo transmite un imaginario urbano que invisibiliza las oportunidades de los pueblos del Bierzo

03/11/2025
 Actualizado a 03/11/2025
Con la vuelta al cole se abre la reflexión sobre el futuro de la escuela rural.
Con la vuelta al cole se abre la reflexión sobre el futuro de la escuela rural.

“Cuando cierra una escuela, se firma la sentencia de muerte de un pueblo”. El dicho popular resume el pulso que libran muchas localidades del Bierzo, donde la despoblación amenaza con vaciar aulas y, con ellas, la vida comunitaria. La Universidad de León acaba de presentar un estudio que analiza cómo se percibe el mundo rural en la escuela berciana y qué expectativas tienen docentes y estudiantes sobre su futuro.

La investigación, dirigida por el profesor Enrique Javier Díez-Gutiérrez, concluye que la escuela rural desempeña un papel crucial en la lucha contra la “España vaciada”, pero advierte: buena parte del alumnado y del profesorado sigue asociando el éxito con la vida urbana.

El Bierzo ha perdido el 15% de su población en los últimos 20 años.El modelo de “desarrollo” centralista implantado desde la dictadura franquista, que asignaba a las zonas rurales una función subordinada al servicio del mundo urbano, epicentro del crecimiento, ha convertido los espacios periféricos y rurales en "zonas de sacrificio", explica "destinadas, en todo caso, a la producción de materias primas". 

El peso de los estereotipos

El trabajo, que combina encuestas a más de 300 personas con entrevistas y grupos de discusión, revela que el 60% del profesorado considera que la sociedad proyecta una imagen negativa o estereotipada de la vida en los pueblos. “Parece que si no vives en una ciudad no existes”, resume uno de los testimonios recogidos.

El alumnado comparte esa percepción: ocho de cada diez estudiantes creen que la escuela otorga más valor al entorno urbano que al rural. “Desde pequeños se nos enseñan conceptos ligados a la ciudad, mientras que de la vida en los pueblos apenas se habla”, lamenta una alumna entrevistada.

Pero el informe también recoge los aspectos positivos que los jóvenes asocian al entorno rural: libertad de movimiento, contacto con la naturaleza, alimentos más sanos o relaciones sociales cercanas. El profesorado, por su parte, destaca la seguridad, el sentido de comunidad y la menor presión del día a día como beneficios.

Sin embargo, a la hora de proyectar su futuro, la balanza se inclina hacia la ciudad. El 64% de los estudiantes se ve residiendo en un entorno urbano dentro de 15 años. Solo cuando se plantea la pregunta en términos de elección personal -y no de previsión realista-  casi la mitad responde que preferiría quedarse en el medio rural.

Un currículo urbanocéntrico

El estudio critica que los materiales escolares apenas reflejen la riqueza y las oportunidades del campo. “Los libros analizan el mundo desde las ciudades; el poblamiento rural ocupa apenas un apartado secundario”, denuncia un profesor.

Más del 70% del profesorado coincide en que los contenidos curriculares no muestran ni valoran suficientemente la vida rural. En consecuencia, la escuela no transmite un horizonte de futuro en los pueblos, sino más bien la idea de que para “triunfar” hay que emigrar.

Condiciones para quedarse

Cuando se pregunta qué necesitarían los pueblos para retener población, la respuesta es unánime: mejores servicios públicos, sanidad y educación de calidad, empleo estable y conectividad digital. El alumnado añade demandas vinculadas al ocio y la cultura, claves para que los jóvenes no vean en la ciudad la única alternativa.

El trabajo concluye que la escuela berciana podría convertirse en motor de repoblación si logra transmitir un imaginario positivo del mundo rural. Para ello, proponen repensar el currículo, reforzar el vínculo con el entorno y visibilizar las ventajas de un modo de vida más sostenible y humano.

“El futuro del Bierzo y de la España rural pasa por que la escuela enseñe a habitar los pueblos, no a abandonarlos”, señala Díez-Gutiérrez en el trabajo. 

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