A Beatriz Robledo el trabajo la eligió y no al revés. Llevaba siete años sacando adelante Reevolucionando, al lado de su pareja, un proyecto innovador, el de dar un toque más de humanización peculiar a eventos vitales como bodas, comuniones y bautizos "con una historia que contar, contamos cosas desde que la persona nace, recuerdos, vivencias, agradecimientos. Todo con mucho significado", explica. Pero le interesaba también el duelo tras una muerte y, sin pensar aún qué encaje podría tener eso en un proyecto que une a su vida de enfermera y la de su pareja abogado, le surgió una llamada en 2023 "era Patricia, una chica que me llamaba desde Madrid porque le corría prisa hacer una despedida a su padre José, que acababa de fallecer y era del Bierzo". Recuerda que estuvo a punto de decir que no, porque otros compromisos estaban sobre la mesa y no podía encargarse de algo tan delicado con tan poco tiempo "pero lo hice. Esa noche no dormí y lo preparé", recuerda. Lo hizo con el miedo de llevarse a casa el dolor de la familia "yo trabajo con eventos felices y esto pensaba que podría ser un peso", pero fue al contrario "acabé con una paz reconfortante que nunca había sentido".
Y tras aquella experiencia, puso toda la maquinaria a funcionar para dar respuesta a las miles de Patricias que podrían demandar un abrazo así en los momentos difíciles.“Estamos convencidos de que existe una manera más bonita y más humana de despedir a quienes amamos”, explica Robleda. Y en estos años se ha dado cuenta de que "incluso en los momentos más duros, las palabras ayudan a sostener, sanar y recordar". “Muchas familias ya no se sienten representadas por las despedidas tradicionales, pero tampoco desean un adiós vacío. Buscan un homenaje que hable verdaderamente de esa persona”, asegura. En su primer contacto con tanatorios y clientes se ha dado cuenta de que faltaba algo así "lo mismo que se ha ido evolucionando de los enterramientos a la incineración, ahora también se evoluciona en las despedidas".
Una respuesta a un cambio social
Durante el primer mes de vida del proyecto, Beatriz Robledo y su equipo han recorrido tanatorios del Bierzo, León, La Bañeza, Valdeorras y Lugo. La acogida, dice, ha sido “absolutamente maravillosa”. Los responsables funerarios confirman un fenómeno que ya intuían: cada vez más familias renuncian a funerales religiosos porque no se sienten identificadas, pero tampoco encuentran alternativas con significado.
“Nos dicen que muchas personas han dejado de despedirse porque sienten que lo que se ofrece no encaja con su realidad. Y eso hace todavía más dolorosa la pérdida”, explica Robleda. Pero defienden que “La Despedida” no es una alternativa excluyente: puede convivir con el rito religioso y, si la familia lo desea, compartir espacio con el párroco. “No va de ser o no ser religioso, va de honrar la vida con amor y agradecimiento”, subraya.
Las ceremonias que ofrece “La Despedida” buscan construir un relato que conecte a la familia con la memoria del fallecido: su forma de vivir, sus valores, sus gestos cotidianos, los aprendizajes compartidos, sus pasiones y sus formas de amar. “No solo abrazamos la tristeza, también los recuerdos, la gratitud, las palabras que nunca se dijeron”, afirma Robledo.
La experiencia de su proyecto Reevolucionando, especializado en ceremonias personalizadas, ha sido clave para dar forma a este nuevo servicio. Una trayectoria que incluye, entre otros hitos, haber dirigido la ceremonia de Irene Villa en el Monasterio de La Vid (Burgos) en septiembre del pasado año.
La despedida comienza "hablando sobre naturalizar la muerte y poner en valor la vida" con un relato que destaca. Después, comienza el recuerdo de la historia de quien se va para pasar a los "mensajes al cielo" que son "esas anécdotas que a veces vemos que en los tanatorios hacen sonreír a los que están en él al recordar algún acontecimiento". Amigos y familiares las recuerdan en público y "si quieren realizar la despedida también lo hacen, porque no despedirse es una espina que se queda clavada para siempre. Después se pasa a los agradecimientos por acompañar en el duelo y a una última reflexión sobre la muerte. Un ritual nuevo que dura una media hora y que supone un precio que está en una horquilla entre los 200 y 300 euros "no queremos sacar dinero con ello, es algo que queremos hacer porque queremos dar paz a las familias", apunta.
Dispuestos a cambiar, desde El Bierzo
La propuesta se ha incorporado ya a la oferta de varios tanatorios, que la consideran un servicio necesario para cubrir una demanda creciente. Las primeras reacciones de familias que han vivido este tipo de despedidas destacan el acompañamiento emocional, la calma, la cercanía y la sensación de haber podido rendir un homenaje “auténtico y reparador”.
En su web, Reevolucionando recoge decenas de testimonios que hablan de la experiencia como “una despedida hecha desde el alma”, “una manera de sanar” o “el homenaje que merecía”.
Aunque el proyecto aspira a crecer más allá de la comarca, su origen en El Bierzo no es casual. “Es una tierra que entiende el valor de la comunidad y de los rituales. Aquí la despedida es algo muy importante y muy sentido”, explica Robleda, aun a sabiendas de que eso puede retrasar el consolidar este proyecto por el cambio que puede suponer "no tenemos prisa por hacerlo. Sé que somos muy tradicionales y que nos va a costar, pero contamos con eso y va a ser muy bonito para las familias hacerlo".
Por eso, “La Despedida” espera ayudar a transformar una parte del duelo colectivo ofreciendo un espacio de calma y de memoria. “No podemos evitar el dolor, pero sí podemos llenar ese momento de amor, humanidad y respeto. A veces eso cambia todo”, concluye.