El Bierzo ha asistido a todo tipo de engaños, unos más refinados, como el que desmanteló la operación Búho, otros más sencillos, como los propios ‘simpas’. En marzo del año pasado, la Policía Nacional detenía a varias personas que realizaban compras a través de internet con datos y documentaciones falsas e interceptaban los efectos comprados en esas empresas de paquetería gracias a la colaboración de uno de los trabajadores.En los ‘simpas’, el ‘modus operandi’ era mucho más sencillo, los comensales, alrededor de un centenar, simulaban bailar una conga mientras actuaba una orquesta contratada por ellos mismos para abandonar el recinto.
Estos dos casos tuvieron a empresas como víctimas, aunque los timadores en el Bierzo suelen fijarse en presas más fáciles, especialmente en particulares. Es el caso del hombre de 36 años que la Policía Nacional detuvo en Ponferrada acusado de 15 delitos de falsedad documental, estafa y apropiación indebida. El acusado utilizaba los vehículos de un concesionario familiar, que vendía a varias personas de forma simultánea, llegando a traspasar el mismo coche hasta a cuatro clientes distintos.
Con este procedimiento logró unos beneficios que rondaron los 80.000 euros antes de ser detenido por efectivos de la Policía Nacional.
Una cantidad similar logró estafar la mujer brasileña de 45 años detenida también en la capital berciana en el año 2015. La mujer había convencido a un hombre del secuestro de varias jóvenes en su país natal, entre ellas su propia hija, y que de no abonar el rescate, su vida corría peligro.
Y es que la variedad de recursos de los estafadores es amplia. También la suplantación de identidad tiene cabida. En 2014, dos jóvenes naturales de Badajoz fueron interceptados por la Policía Municipal en Ponferrada después de haber robado más de 1.000 euros a una mujer de 70 años fingiendo ser instaladores de gas.
Con esta excusa, los detenidos habían entrado en la vivienda, robando el dinero que la víctima tenía escondido en un armario.
En Asturias, un hombre se hizo pasar por un « adinerado y exitoso empresario chacinero del Bierzo», una identidad con la que logró ganarse la confianza de dos comerciantes de la zona a los que estafó 150 euros.
El culebrón de Ponsferrata
Uno de los casos más célebres que se dieron en la capital berciana fue el de Ponsferrata. En 2008, el constructor Faustino Pérez huyó del país con el dinero adelantado por varias familias para la compra de viviendas promovidas por su empresa en el barrio de Flores del Sil de la capital berciana, una cuantía que rondaba los tres millones de euros.
Después de más de dos años y medio, el empresario fue localizado en 2011 por un agente de la Policía Nacional en las centrales de entrada de la T1 del aeropuerto de Barajas al comprobar a través del terminal informático que existía una reclamación judicial vigente.
En 2015, tras un largo litigio, Pérez fue condenado a una pena de nueve años de prisión por un delito de apropiación indebida y estafa.