Anpe culpa a la Junta de poner en riesgo al colegio La Puebla y hacerlo un "gueto"

El sindicato asegura que Educación no aplica correctamente las medidas de escolarización y pide sin demora un plan para el centro que cuenta actualmente con menos de 40 alumnos

D. Aldonza
16/09/2015
 Actualizado a 13/09/2019
El Centro de Educación Infantil y Primaria La Puebla de Ponferrada, en una imagen de archivo. | L.N.C.
El Centro de Educación Infantil y Primaria La Puebla de Ponferrada, en una imagen de archivo. | L.N.C.
El sindicato de profesores Anpe Bierzo denuncia que la incorrecta aplicación de las medidas de escolarización por parte de la Junta de Castilla y León pone en riesgo la continuidad del colegio La Puebla de Ponferrada que en la actualidad sobrevive «a duras penas» con menos de 40 alumnos y ocho profesores. Un hecho que repercute en la organización escolar que se realiza, de manera similar a lo que ocurre en la mayoría de los colegios rurales, agrupando en el mismo aula a alumnos de distintos cursos.

De este modo, los escolares de primero y segundo de Primaria comparten maestro y aula, al igual que los de tercero y cuarto y que los de los últimos cursos de esta etapa. Desde Anpe consideran que este modelo es «excepcional» en un centro urbano y que repercute de forma negativa en la educación que reciben los alumnos. De hecho, el coordinador del sindicato en el Bierzo, Salvador Pérez, culpa a la Dirección Provincial de Educación de León por «mirar para otro lado» y la hace culpable de la «difícil situación actual» del centro.

«Hace unos años denunciamos públicamente que la Junta no estaba aplicando bien las medidas de escolarización favoreciendo la creación de un gueto», recuerda Pérez, que critica que desde entonces la institución autonómica haya hecho oídos sordos a la protesta que ha derivado en lo que califica como «la crónica de una muerte anunciada». A su juicio, la importante proporción de alumnado de etnia gitana impide la atracción de nuevos alumnos e incluso fomenta la reducción de las matrículas entre este colectivo que busca plaza en otros centros de la zona ante la reducción de los recursos en el colegio La Puebla.

En esta línea, Anpe pide sin demora que Educación tome medidas y aporte alguna solución. «Es urgente que la administración dé un paso al frente porque lo que parece que está intentando es favorecer que el alumnado se vaya y que el centro muera por sí solo», apostilla. Entre las posibles alternativas, la dispersión de alumnos de otros centros de la zona resulta «bastante inviable» ante el rechazo de las familias a matricular a los niños en un centro de estas características, de manera que desde el sindicato no descartan que el cierre pudiera ser una de las opciones más viables. «Quizás si lo cerraran dos o tres años y después volvieran a abrirlo con otro nombre y otra organización, podría recuperar alumnado», señala Pérez, que insiste en que «hay suficientes niños en Ponferrada para que esté activo en plenas condiciones».

De igual modo, el sindicalista insiste en la importancia de hacer una distribución equitativa de los escolares de La Puebla a otros centros para favorecer la integración. «El mero trasvase solo redundaría en nuevos problemas», opina.

Por su parte, la directora del colegio La Puebla, Elisa González, lamenta la «imagen negativa» que en los últimos años ha perjudicado al colegio y recuerda que «tiene unas instalaciones fantásticas, es un centro bilingüe con buenos profesionales y dotado con muy buen material en lo que se refiere a Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)». Sin embargo, reconoce que «la situación en la que se encuentra el centro es dura y, sobre todo, injusta para los alumnos».

Por este motivo, se une a la petición de una «solución» que contribuya a devolver al colegio el volumen de alumnado que tenía, por ejemplo, en el año 2008 cuando superaba los cien escolares matriculados. Con buena parte de las aulas vacías y la constante amenaza sobre el posible cierre, González recuerda que se trata del colegio más antiguo de Ponferrada junto al Campo de la Cruz, abiertos ambos en la década de los 50, y recalca que «cerrar el colegio sería una solución dolorosa y no sé si la correcta, pero algo hay que hacer».
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