La imagen era desoladora. En algunos tramos, la carretera separaba tramos verdes como siempre han sido con otros totalmente calcinados. En otros, directamente el negro era el color presente en un paraje que siempre había destacado por su belleza. Es la consecuencia de los incendios. Una que, en la provincia, se ha sentido y comprendido por todo lo que afectado. Pero que fuera de ellas, aunque se lea o sepa, muchas veces no llega a darse cuenta de cuál era el catastrófico aspecto.
Pero El Morredero mostró al mundo la tragedia que se ha producido gracias a un evento mundial como la Vuelta a España, que llegó al coloso berciano en una etapa que transcurrió prácticamente en su totalidad por las carreteras de El Bierzo y terminó con el triunfo del mejor joven de la Vuelta, Pelizzari, en una cima teñida de negro durante prácticamente la mitad de sus duros 8,8 kilómetros de salida.
Se completaron todos, algo que durante gran parte del día fue una incógnita. Estuvo presente hasta poco más de una hora antes de llegar la opción de reducir a menos de la mitad la subida por el fuerte viento que había en la cima, el cual fue a menos hasta permitirlo y de hecho no ser ya fuerte con la llegada del pelotón.
Los manifestantes pro Palestina se congregaron en el Castillo de Ponferrada, pero no influyeron en el desarrollo de la carrera
Sí que pudo influir en la afluencia de público, que ya tenía la dificultad extra de acudir en un día laborable (viniendo de dos festivos en Ponferrada que hubieran sido mucho más propicios) y que no se vio en el número que habitualmente suele haber en estas llegadas en alto de la Vuelta.
La otra incógnita extradeportiva de la Vuelta, la que provocan los manifestantes pro Palestina que ya han obligado a cortar dos finales de etapa en la última semana, esta vez no fue un factor, no influyendo en el desarrollo de la carrera y estando el grupo más numeroso de la jornada presente a la altura del Castillo de Ponferrada, pero siendo bien controlado por las fuerzas de seguridad al paso de pelotón.
La capital berciana se echó a las calles para animar a los ciclistas, como también los de otras localidades como Cacabelos, Vega de Espinareda, Toreno o Bembibre, por las que entre otras muchas transcurrió la jornada.
Las dudas hasta poco más de una hora de la llegada sobre si se podría llegar a la cima influyeron en una menor afluencia de público
¿Y en lo deportivo? Pues la esperada fuga se formó pero no llegó a buen puerto por el alto ritmo que Jumbo impuso a la etapa, que hacía prever en un ataque en la subida final de Vingegaard para ampliar distancias en la clasificación general.
Pero este nunca llegó. No se le vio fino al corredor danés, que siguió el ritmo de los mejores siempre pero nunca llegó a atacar a Almeida, que llegó con él a meta. Aprovechó el marcaje del primero y el segundo, pero también de Pidcock y Hintley en su batalla por el pódium, un Pelizzari cuyo ataque abrió brecha y pilló desprevenido a Riccitello, que cuando quiso atacar se encontró con Hintley saliendo siempre a su rueda en beneficio de su compañero de equipo y siendo clave en su victoria.
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