"Me gusta el arbitraje calmado, pero con control y autoridad"

Diez temporadas son las que lleva arbitrando la leonesa Verónica González, de 28 años y una de las tres únicas mujeres que se dedican a esta profesión en la provincia

R. Álvarez
15/06/2023
 Actualizado a 15/06/2023
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Con menos de 18 años la leonesa Verónica González decidió que su etapa como jugadora de fútbol había terminado, pero no su relación con este deporte. Supo que buscaban árbitros y decidió probar y formarse y ahora cumple ya su décima temporada arbitrando. «Tiene que gustarte la profesión y tienes que tener ganas», resume como cualidades básicas para introducirse en esta carrera. El resto considera que se aprende. «Cuando empiezas te enseñan el reglamento, te explican cómo se debe arbitrar y te preparan físicamente para estar al nivel que se requiere», comenta González, que este miércoles participó en el programa Entre Nosotras, que emite Cope León en colaboración con La Nueva Crónica. Cree que en el ejercicio de la profesión cada uno tiene su forma de hacer las cosas y ella, explica, se considera «una árbitra bastante dialogante». «A mí me gusta el arbitraje calmado, dialogar con los jugadores, pero siempre manteniendo el control sobre el partido y mostrando autoridad para que vean que al final mi figura es importante dentro del campo y que deben respetar las decisiones que yo tomo porque, aunque a veces les puedan gustar más o menos, al final son lo que hay. Nosotros somos los que impartimos la justicia en lo que respecta a las reglas del fútbol».

No considera que ser joven o mujer sea un problema a la hora de dedicarte al arbitraje, pero sí que reconoce que son pocas las chicas que eligen esta profesión. «En León contando conmigo creo que solo somos tres. Hace unos años llegamos a ser 12 o 13, pero en general la plantilla de árbitros en León se ha visto reducida, sobre todo después de la pandemia», afirma.

González arbitra en dos categorías, en Primera Federación Femenina y, en masculina, en Primera Regional Aficionados. Entre ellas, según señala, existen algunas diferencias a la hora de trabajar. «Cambia un poco. Los chicos suelen ser más intensos en los partidos, en el aspecto físico son más potentes y son más complicados de controlar a veces, mientras que las chicas hacen un juego más técnico». No tiene preferencias por una u otra, no obstante, pero sí que reconoce que son distintas. Por eso, como objetivo «a corto plazo» se marca el de ascender en ambas, subir a Primera División Femenina y pasar a Tercera División en el caso de la categoría masculina.

Ella reconoce que siempre se ha sentido muy arropada por su entorno, que la ha «animado y motivado a seguir», que en su casa jamás falta el fútbol, ya que viven «fervientemente todos los partidos» y que, si se trata de soñar con un estado o partido, no tiene preferencias respecto a terrenos de juego, pero sí si se trata de partidos. «Si subiera a Primera División Femenina otra vez me gustaría pitar un clásico, un Real Madrid-Barcelona o algún derbi». Un derbi es precisamente el partido del que guarda mejor recuerdo, el que le hace más ilusión de los arbitrados. Un Valencia-Levante de Primera División Femenina disputado en Mestalla y que fue «de los primeros partidos que se pudieron jugar en un estadio de Primera División». «Fue una experiencia única», resume.
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