Taranilla olía a ausencia, obligada y fatal, irreparable. No estaba en la grada Epi, y para recordarlo, otro Rodríguez Mancebo, Pedro, desde la mesa comentaba las incidencias de una tarde de calor y lucha, con poca gente en la grada y más «para ser en Taranilla», que dirían los clásicos. Produce nostalgia la vieja foto en blanco y negro, una de las más bellas estampas de la lucha, desde lo alto de la pradera del corro y con la imagen del círculo perfecto dibujado por los aficionados que lo cerraban completamente.
Si es por resumir se podría decir que dos «alternativas», los segundos clasificados, se asomaron a la ventana de esta cita en ligeros y medios, fueron Sergio el de Grandoso y Víctor Llamazares, El Hombre Tranquilo de Valderrueda en el corro más cercano a su pueblo: «Esta es tierra amiga», decía.
En las otras dos categorías, al menos de momento, no hay alternativa que valga: Tanto Tomasuco como Kamikaze Pedro se conducen con mano férrea, sin dar la más mínima opción.
Ayer las circunstancias quisieron que se le presentara un duro examen a Uco, parecía que el bombo hubiera dicho «vamos a probar a éste». A la primera le echaron ‘la alternativa’, Adri el de Villavente, frente al que solventó más fácil que otras veces, pese a que bien advertía Pedro Mancebo: «Que parezca fácil no quiere decir que lo sea».
En la siguiente ronda, semifinales, le esperaba su alternativa clásica, Rodri La Perla, al que se permitió el lujo de sacarle a vueltas. La cara de Rodri lo dice todo cuando abandona el corro, se le lee en el cerebro un «¿qué hay que hacer para tirar a éste?».
La tercera prueba, la final, era Rubo, un chaval que también puede ser capaz de todo. Y pocas veces lo intentó con tantas ganas como ayer. Lo intentó todo, incluso parecía que le iba a llevar, pero es una evidencia que este año Uco dobla... pero no parte. Los dos agarrados, con sus armas, demostraron que no hace falta dar una caída para despertar a la grada de su letargo, basta con atacar, falsear... luchar. Ganó Tomasuco y los dos quedaron en el suelo, extenuados. Se levantaron y se abrazaron, como lo habían hecho al inicio del combate. Celebrando que hubo lucha.
Pedro, el otro dominador, se llevó el corro por el sistema «trilla», uno detrás de otro sin dar ninguna opción. De hecho, los rivales cuando ven que los emparejan con él suelen «jurar en arameo», incluso en castellano. Lo hizo David Andrés, que era ayer el único luchador inscrito por Taranilla; lo hizo después Jesús Quiñones, que está haciendo una gran temporada, que le bromeaba: «Le voy a tirar y se acabó la tontería». No pudo cumplir su palabra.
No juró Edgar Cuesta, que le esperaba en la final (como su hermana en femenina) y ya estaba feliz de haber llegado hasta allí. En pocos segundos (Pedro se sigue ‘achopando’) se solucionó el dilema, que no fue tal, ganó Pedro, tal y como estaba previsto.
Donde dieron un paso al frente las alternativas fue en los otros dos pesos. Sergio el de Grandoso sigue apuntando a luchador grande y arrancó la tarde derrotando al líder Florián en un combate muy igualado, que se llevó por la nueva norma de que el último es el que da dos veces. Y no lo tuvo más fácil en la final ante «el nuevo» Jesús Martínez, el de La Braña se adelantó con caída y media pero el veterano parecía Sergio y levantó el combate, con habilidad, la última caída una gocha suicida que da casi desde el suelo pero que en sus manos no resulta suicida.
Y en medios había un vacío «de padre» pues no estaba La Roca y, decía Chelín, «venimos todos con las orejas afiladas». El que primero las mostró, sin avisar, fue Carlos el de Velilla, cada día mejora, que se deshizo de David Riaño con dos cadriladas de «las suyas»: «Cuando la saca, no hay dios que la pare». Después tropezó con un Fer muy rocoso, que se metió en la final con oficio y aguante, cruzándose cuando Carlos ‘montaba’ la cadrilada.
En la final le esperaba Víctor, motivado, casi en casa, con posibilidades de recortar ante Moisés. Y no le dio ninguna opción. Se va asentando en medios, empieza a dar tantas mañas como daba en ligeros (hay cosas que no se olvidan) y plantea un futuro más entretenido, que ya lo está bastante, en medios. A la espera de que La Roca Padre regrese, que tal vez sea esta tarde en Crémenes (a las 18 horas).