Con una buena entrada en el Palacio de los Deportes, los riojanos compitieron al conjunto blaugrana durante prácticamente todo el partido gozando incluso de algunas ventajas durante la primera mitad a pesar de que se marchó al descanso un gol abajo.
Y es que los de Xavi Pascual pagaron en los primeros minutos cierta especulación que les llevó a bajar la intensidad de su defensa y ser de hecho inferior durante un tramo de la primera mitad en el que la buena actuación de Kappelin en portería así como la dirección de Víctor Vigo y el lanzamiento de Langaro permitieron al Naturhouse llegar a ponerse incluso tres goles por encima (11-14).
Sin embargo, los últimos minutos de la primera mitad sirvieron para que al potencial de la primera línea que había sostenido hasta entonces a los catalanes con Entrerríos como principal estilete, se le uniera la aparición de los habituales titulares que pusieron el partido en el lugar que todo el mundo esperaba antes del paso por vestuarios (18-17).
Un guión que se mantuvo en unos primeros minutos del segundo tiempo que sirvieron para que los vigentes campeones abrieran renta gracias a la impecable actuación de Lazarov y la aparición en portería de Gonzalo Pérez de Vargas.
Ni siquiera el cambio en portería de Jota introduciendo a Aguinagalde sirvió para darle un impulso a su equipo, que con el Barcelona marchándose ya definitivamente en el marcador llevó al técnico riojano a probar con Ángel Fernández en el avanzado y jugar con uno más en ataque y arriesgar sin portero, pero ahí apareció de nuevo el guardameta toledano para hundir un poco más a su rival (30-24).
Sin embargo no bajó los brazos en ningún momento el Naturhouse, que vio como su guardameta se entonaba para permitir al público leonés disfrutar de un buen espectáculo de balonmano hasta el final del encuentro.
Pascual, molesto con su equipo
El técnico catalán mostró en rueda de prensa su descontento con «el rendimiento en defensa» aunque elogió la tranquilidad de su equipo «sabiendo jugar sin perder la cabeza».
Por su parte Jota se rindió a la evidencia asegurando que «aunque queríamos competir, no ha sido posible al marcar la distancia con su sistema de juego de aplastar al rival».