Se muestra convencido Fernando Rubio cuando repasa aquella década de los setenta en la que trabajó de fotoperiodista en León de que fue una de las épocas más interesantes de nuestra historia reciente, con el fin de la dictadura, la llegada de la Democracia, un evidente cambio social... y también fue, sin duda, una de las etapas más brillantes del deporte o, cuando menos, de esa Cultural y Deportiva Leonesa que acaba de lograr el ascenso a Segunda División y la ciudad se ha volcado con ella.
Fueron los setenta los del equipo más recordado por una afición que disfrutó mucho durante algunas temporadas en segunda, incluso cerca de la cabeza algunas de ellas, llegando a soñar con el ascenso, el equipo de la famosa remontada ante el Zaragoza después de ir perdiendo 0-3, en definitiva el equipo de la alineación que sabía la afición de memoria y el entrañable Rafa, padre y entrenador, repetía cada domingo: Bernardo, Godoy, Maño, Paredes, Piñán, Roldán, y la delantera mágica de Ovalle, Villafañe, Marianín, Larrauri y Zuazaga, con Félix en la recámara.
Lo primero que llama la atención del equipo leonés es su nombre, Cultural, algo sobre lo que reflexiona Fernando Rubio al recuperar las palabras del Primer presidente de la Sociedad Cultural y Deportiva Leonesa, Miguel G. Díez Canseco, recogidas de la revista que era el órgano oficial del dicha sociedad en 1924 y abriendo el debate sobre si tiene sentido lo de cultural a la vista de los nuevos tiempos, o los actuales. «La Sociedad Cultural y Deportiva Leonesa, nacida al calor de una feliz iniciativa de jóvenes entusiastas y bien orientados de esta capital, tienen en el corto período de existencia (agosto de 1923) un haber digno de todo encomio, prometedor de una labor fecunda y provechosa. Las conferencias dadas por personas competentísimas, a la vista de nuestros monumentos de arte, con asistencia de casi todos los socios; las excursiones realizadas a parajes interesantes de la provincia; la construcción de un hermoso campo de sport, el haber logrado formar un equipo de football, que competirá con los mejores de la región; la creación asimismo de un orfeón y un cuadro artístico, muy estimables ambos, y el contar hoy con una revista como Vida Leonesa, son hechos que patentizan el espíritu, fortaleza y voluntad de nuestros muchachos». Sin comentarios, no hacen falta.
Lo que sí comparte Fernando Rubio es que los años 70 fueron seguramente los más interesantes en el apartado deportivo:«Yo tuve la suerte de trabajar en la época que constituyó la etapa dorada de La Cultural y Deportiva Leonesa. En los 70 del siglo XX. Unos años de esplendor con directivos y jugadores provenientes de la cantera local y una afición entregada y entusiasta. Con unas personas con las que trabé unos auténticos lazos de respeto y amistad. Hasta en la Wikipedia aparecen como la etapa de Supremacía del equipo leonés».
Recuerda Rubio sus primeros años de trabajo, en 1971, el inicio de un gran sueño. «La Cultural firmó tan buenas temporadas que en 1971 recuperó la ilusión por volver a Primera, aunque no fue posible, terminando en una merecida quinta posición. Fruto de aquel buen hacer jugadores como Villafañe, Piñán o Marianín terminaron en el Real Oviedo de Primera, siendo este último, bautizado como El Jabalí del Bierzo, el ganador del Trofeo Pichichi y el único jugador de la Cultural que haya tenido el honor de jugar con la Selección española en la etapa moderna», pues había jugado Leoncito en los primeros años y, por suspuesto, jugó César, El Divino Calvo, pero en su etapa en el Barcelona.
Pero no fue aquella «edad de oro» demasiado duradera, por más que ‘la fuerza de los recuerdos’ a veces haya hecho creer que fue más duradera. Fernando lo recuerda: «En la temporada 1973-1974 se subió a Segunda División. En la temporada 1974-1975, el déficit del club asciende a ocho millones de pesetas, lo que complicó las confecciones de plantillas en estos años y desembocó en el descenso de 1975, que supuso un cambio de tendencia en la historia del club. El nivel de la Tercera cambió mucho y la creación en 1977 de una nueva categoría como la Segunda División B, de dos grupos, complicó aún más la vuelta a la que hasta entonces había sido la categoría habitual del club. Se cerraban entonces los años 70, los de mis recuerdos y mi archivo, sin que el equipo volviera a pisarla».
Esa nueva etapa, que se desarrolló de una forma bastante anodina en lo deportivo hasta una fecha que los jóvenes aficionados tienen marcada en su calendario: «El gran cambio de La Cultural y Deportiva Leonesa tiene una fecha y unos protagonistas: Los petrodólares de Qatar invertidos en León. En 2017, con la Cultural y Deportiva Leonesa de mano en mano y pasando por momentos terribles en lo económico, pasó a ser propiedad de Aspire Academy, organización catarí», pero ésa ya es otra historia.