La Vecilla parece guardar la memoria del tiempo en la hierba de la pradera. Cada vez que vuelve allí la lucha en los últimos años las miradas se posan en un niño al que llamaron Tomasín, pasó a luchar como Tomás y cambió a Tomasuco cuando sumó a su nombre toda la sabiduría de aquel maderero nonagenario al que decían Uco, también viejo luchador, seguramente el personaje más conocido de la comarca y muchas comarcas a la redonda. Por ello, el chaval pasó a ser "el nieto de Uco", y él feliz y orgulloso.
Ya se había dejado notar como niño luchador y como niño espectador cuando en primera fila se desgañitaba animando a su hermano mayor: "¡Vamos David!". Se dejó notar aquel otro año que, en este mismo corro, salió a luchar por primera vez en senior, casi daba ‘pena’ su cara de niño... pero se metió en la final. Acababa de arrancar una de las más bellas historias de la lucha.
Ayer, unas cuantas ligas después y otros muchos títulos, con más cara que niño de la que corresponde a sus brazos y piernas, estaba nuevamente en su pueblo, en semipesados y con nueve inscritos, sin ausencias: Rodri, Rubo, Adri, Fierro II... Pero no parecía el día más propicio para hacerle cosquillas al líder invicto, en su pueblo. Salvo con Rubo se cruzó con todos (Rodri en la previa, Fierro II en semifinales y su rival más duro este año, Adri el de Villavente de la Sobarriba, pero sembró la hierba de pánico ¿qué hacer ante él? A Rodri le dio vuelta a una caída casi hecha con una rodilla en el suelo; a Adri, tal vez más valiente que nunca, le aguantó, le esperó, le volvió... Y así volvió a mirar al cielo, a apuntar con el dedo a un abuelo Uco que ya no tendrá hueco para tantos besos para que los canjee por corros ganados.
Gran tarde de Florián que tuvo que ir derrotando sucesivamente a Sergio el de Grandoso, Mondelo, Javi Oblanca y David Fernández
Detrás de él, en pesados, volvía a estar sobre la hierba su hermano, aquel David al que él animaba siendo un niño, el que tuvo uno de sus días de mayor gloria hace dos años, también en La Vecilla, cuando regresó después de 14 años y ganó el corro. Ayer no pudo ser, cayó ante otro David, el joven Morín II, del que hay que tomar nota y le levantó el combate sobre la bocina.
Pero el Tomasuco de pesados es Kamikaze Alvarado, también invicto, también poderoso. Ayer fue avanzando sin contratiempos y, como Uco, le esperaba en la final su rival más complicado este año: Caberín de Valdearcos. Le ‘pone’ a Abel este enfrentamiento, sabe que no está para pelearle la Liga pero también que con su historia y palmarés cuando se agarra no es para regalar nada, de hecho trató de sorprenderle de salida sacándole arriba para clavarle después en el suelo, algo que le gusta, pero Pedro no tiene piernas, tiene postes y aguantó para después dejar un combate que no parecía de luchador de pesados: rodillín, cadrilada, cambio de cadera... Cabero lo dio todo, no tenía fuerza ni para recoger el premio, pero así se pierde.
Tomasuco y Pedro Alvarado siguen contando los corros por victorias, llegan a los cien puntos en juego de los 10 corros disputados
Empezamos a contar el corro por detrás para hacerlo con el luchador local; pero en el inicio, en ligeros, sobrevoló otro luchador que quiso dejar claro en una "plaza grande" que quiere convertirse en el ‘padre’ de ligeros, Florián, el de Sorriba, que ayer reivindicaba la sangre de otro abuelo apuntándose por el Valle de las Casas. Pues sí debía tener raza aquel abuelo pues Flori regaló el que seguramente es su mejor corro y sin ninguna ayuda ‘divina’, es decir, de bondad en los sorteos.
Empezó fuerte con Sergio, que no le pudo dar ni media caída; no bajó el pistón con Mondelo, que venía de ganar a Jesús Martínez y le sacó dos medias a un Florián que remató el combate con una caída de cromo. En la semifinal no lo tenía nada claro el de Sorriba/Valle de las Casas, pues le esperaba un Javi Oblanca que ha hecho récord ganándole a él y, además, tiene su corro ‘fetiche’ en La Vecilla, donde ganó su primer corro y varios años casi seguidos. Pero no era el día, tampoco logró darle ni media caída.
Curiosamente en la final le esperaba un chaval del que Javi Oblanca dijo "es luchador" la primera vez que se agarraron: David el de Ranedo, que casi veía su casa desde el corro. Pero tampoco. La tarde estaba para Florián. El año parece para Florián. Cada día crece más, como venía anunciando y quiere que se deje de decir que "en ligeros aún no hay padre". Quiere decir: "Yo".