Como en todas y cada una de sus visitas a León desde su creación hace nueve años, el Atlético Valladolid volvió a morder el polvo en el Palacio de Deportes, donde el Ademar se erige en un gigante cuando llega el derbi.
No hay mejor manera de romper una dinámica negativa y volver a meterte en el bolsillo a tu afición que brillar el día en el que se pone sobre la mesa una rivalidad que va más allá del deporte, que es lo que hizo en la que posiblemente fue su mejor primera parte de toda la temporada el equipo leonés, que abrió una brecha de siete goles que acabó siendo definitiva y le permitió sobrevivir cuando se atascó tras el descanso.
27-22 se impuso la escuadra que este sábado dirigía Luis Puertas por la sanción de Dani Gordo, que le puso un muro por el que no encontró la forma de pasar a un Valladolid que se estrelló una y otra vez contra el férreo 6-0, que tuvo como guardián cuando conseguían superarlo a un Saeid inconmensurable bajo palos.
El iraní sólo parece tener dos posiciones: o es día de no tocar un balón o de pararlos todos. Y esta vez, por fin ante un rival de arriba, fue de los segundos, con paradas de todos los colores que desesperaron a los lanzadores vallisoletanos y aumentaron sus errores.
A los 21 minutos el Ademar había encajado sólo 5 goles y ya ganaba de 7 (12-5), su máxima renta del partido
De hecho, en los primeros 21 minutos de encuentro, el Ademar únicamente había encajado ¡cinco! goles, ganaba ya de la que acabaría siendo su máxima diferencia (12-5) y había obligado a Pisonero a gastar sus dos tiempos muertos, sirviendo el segundo para frenar la sangría pero no para reducirla, pues pese a llegar a ponerse a cuatro la diferencia volvía a los siete goles (16-9) con la llegada del descanso.
Atrás rozaba la perfección el equipo leonés, con Oliveira, Alberto, Milosavjevic y Casqueiro descomunales. Y adelante no tenía los problemas habituales en estático gracias a la exhibición de Juan Castro, con goles pero sobre todo con un carrusel de asistencias en las que dejaba solos a sus compañeros, siendo especialmente protagonista en la finalización un Adrián Casqueiro que ha convertido en costumbre moverse en porcentajes de acierto altísimos cuando hasta esta temporada su gran lastre estaba en la definición.
Así, pese a recibir un 0-3 en los escasos cinco minutos en los que Castro se sentó, pues Rodrigo Pérez sigue lejísimos de su mejor nivel y volvió a acumular errores, el Ademar se iba al descanso habiendo empequeñecido al equipo que llegaba como cuarto clasificado de la liga Asobal.
Sin embargo, nada estaba aún hecho. Sobre todo porque a una primera línea con muchos problemas como la del Ademar se le unía la lesión de Milosavljevic, que forzaba pese a estar tocado durante la semana, pero se volvía a dañar en una de las últimas acciones de la primera parte y no podía volver a entrar, cojeando ostensiblemente al retirarse a vestuarios.
Con 7 arriba se atascó contra un 5-1 el Ademar, metió un gol en 10’ y Valladolid se puso 23-20 a 5 para el final
Sí que regresaba al partido Carlos Álvarez, que unía a sus problemas en la mano uno de hombro en los primeros compases, pero hacía de ‘tripas corazón’ para derrotar al dolor y ser decisivo en ataque, de nuevo con varios minutos desde el lateral zurdo dado que Adelino continúa sin aportar nada y a los problemas de un Wasiak que empezó con dudas pero acabó yendo a más.
Le valía al Ademar el intercambio de goles con el que mantenía sus siete de renta (22-15) en el ecuador, pero ahí colocó el Valladolid una defensa 5-1 con la que bajó las luces de un equipo leonés al que le llegó su ya clásico apagón ofensivo de todos los partidos.
Un gol en 10 larguísimos minutos metió el Ademar, con Castro asumiendo responsabilidades pero ahora fallando, nadie más de la primera línea saliendo al rescate e incluso un penalti fallado. Eso provocaba que el Valladolid consiguiendo un parcial de 1-5 con el que se colocaba 23-20 y con balón para bajar la distancia a dos a cinco minutos para la conclusión.
Milosavljevic se lesionó en la primera parte. Carlos forzó y fue el mejor en ataque con Casqueiro y un gran Castro
Acabó esa acción en pérdida, con la gran defensa llevándoles al pasivo y ahí buscando sin éxito un fly, y ahí empezaron a sepultarse sus opciones de remontada. Porque a la acción siguiente Santista aprovechaba un magistral pase de Castro para marcar, Saeid realizaba una acrobática parada a un tiro desde el extremo y Carlos Álvarez sentenciaba definitivamente el triunfo con una gran vaselina que colocaba el 25-20.
El Palacio, esta vez sin el frío del último día gracias al adelanto de hora y a los cañones de aire caliente, se ponía en pie para festejar un triunfo que saborean mejor que ningún otro. Y el Ademar respiraba, recuperando la sonrisa y la moral antes de visitar el miércoles a otro rival directo como La Rioja.