Quedan nueve minutos para la conclusión y el partido parece muerto. La Rioja, que ha ido prácticamente todo el partido por delante ante un Ademar que una y otra vez ha hecho la goma, coge por primera vez cinco goles de ventaja. 24-29. Casi irremontable. En el Palacio, que ha sido una olla a presión durante todo el choque, hay un silencio sepulcral. Hay aficionados que comienzan a abandonar el pabellón. Pero, si algo tienen los leoneses, es que nunca se rinden. No bajan los brazos. Si hay opciones de milagro, quieren apurarlo. A la desesperada, Guijosa apuesta por una defensa 4-2, conCarrillo y el joven Jaime Fernández en el avanzado, y saca a Rodrigo, inédito hasta entonces, en ataque.
Pero el tiempo pasa y las opciones cada vez son menores. A cuatro minutos y medio, los riojanos siguen ganando de cuatro (26-30). Y entonces llega el último arreón. El que vuelve a hacer hervir a la afición. El que hace soñar con la heroica remontada.
Lo lideran los chavales. Primero Jaime completa con gol una contra. Luego para Biosca, que ha salido por un Cupara estratosférico en varios tramos de la primera parte pero inédito, más por demérito de la defensa que suyo, en la segunda. Y entonces aparece Rodrigo para, con una penetración casi suicida, poner al Ademar a dos a dos minutos y medio.
28-30. Hay vida, hay esperanza. Pero la corta la pesadilla leonesa. Machacó al Ademar en liga y lo ha vuelto a hacer en Copa. Cristian Malmagro es imparable. Penetra y marca el noveno de sus 10 goles.
El Ademar, que perdía 26-30 a falta de cuatro minutos y medio, llegó a ponerse 30-31 a falta de solo 45 segundos Más complicado todavía. Pero los leoneses aún no están muertos. Mikel, desaparecido en la primera mitad y muy activo en la segunda, saca a pasear su brazo desde casi diez metros para poner el 29-31 y, tras otra intervención de Biosca, Carou pone por primera vez desde el 21-22 al Ademar a un gol.
30-31 y 45 segundos por delante. La Rioja duerme la bola, pero Raluy y Sabroso no pitan pasivo. Como en todo el tramo final de encuentro, les dejan pausar el juego sin castigo, completando una actuación que cabrea mucho a los leoneses, que han pagado muy caro en defensa el hecho de que a los 14 minutos ya hubiesen señalado dos exclusiones más que dudosas a Gonzalo Carou.
El caso es que, a 20 segundos y tras tiempo muerto, por fin levantan la mano. Hay que dejarles tirar y confiar en que fallen. Pero Huerta se equivoca, lleva la mano a a la cara del lanzador y, con su exclusión, anula el pasivo y con ello cualquier esperanza.
La segunda exclusión de Carou en el minuto 14 y la permisividad con el pasivo a los riojanos, factores claves Como el año pasado, las ilusiones del Ademar se diluyen en semifinales. Naturhouse La Rioja impone su evidente superioridad de plantilla y celebra el pase a la final de este domingo (16:45 horas) en el centro de la pista. El sabor final no puede tapar el hecho de que a lo largo de todo el choque han sido superiores, gracias sobre todo a cuatro aspectos.
Uno el citado Malmagro, imparable. Otro, la conexión con el pivote, que el 6-0 del Ademar no fue nunca capaz de controlar, permitiendo que repitieran una y otra vez la misma jugada que acababa con Val o Javi García marcando o forzando siete metros o sanción disciplinaria. El tercero, la portería, donde en la primera mitad Aguinagalde ha tenido buenos momentos pero sobre todo marca diferencias Kappelin, que ha salido en el minuto 10 de la segunda parte con 20-20 en el marcador y liderado un parcial de 1-5 con el que los riojanos se pusieron cuatro arriba (22-26), no bajando la renta ya nunca de los tres hasta esos instantes finales. Y el cuarto, y quizá más importante, las numerosas pérdidas de balón de los leoneses, muchas de ellas auténticos regalos, que permitieron a los riojanos sumar hasta ocho goles fáciles en contraataques solos contra el portero del Ademar.
Demasiadas concesiones para tumbar al Naturhouse, pese a que a base de garra en partido siempre has estado. Aunque la última vez que estuvieras por delante fuera en el 11-10, al que llegas gracias a unos minutos tremendos de Zildzic, que tras varias jornadas inédito se destapó y sorprendió siendo el más regular en ataque del Ademar, que sufre el mal día de Leo Santos y la falta de acierto en el lanzamiento de Vieyra.
El parcial de 0-3 con el que se llegó al descanso puso tres abajo a los de Guijosa, que con un parcial de 4-0 se rehicieron y devolvieron la igualada con el 20-20. Lo más difícil estaba hecho... y llegó otro tirón. El a la postre definitivo. La goma acabó rompiéndose. El sueño de toda una ciudad desvaneciéndose.