Coleccionista de camiones o de sueños

Isidro Tascón creció viendo en casa uno de los camiones más famosos de la ribera del Torío, el de su padre, el tratante Toli. Su sueño era seguir sus pasos y aunque un problema físico se lo impidió no acabó con sus sueños y ahora colecciona y restaura viejos camiones... Tiene cinco

Fulgencio Fernández
17/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Isidro entre dos de los cinco camiones que tiene en su nave, algunos ya reparados y los otros en camino. | MAURICIO PEÑA 
Isidro entre dos de los cinco camiones que tiene en su nave, algunos ya reparados y los otros en camino. | MAURICIO PEÑA 
Hace unos años saltó una noticia a la prensa y a todos los telediarios: «El delantero uruguayo del Depor Walter ‘El Rifle’ Pandiani acudía cada día a entrenar conduciendo un camión Iveco».

Todos los periodistas insistían en conocer los motivos de lo que consideraban una excentricidad del futbolista y éste fue muy escueto: «Es un viejo sueño de infancia que tenía que cumplir y nada más que he podido lo he hecho. Es algo muy personal, como todos los sueños», fue la única explicación de Walter Pandiani.

Hubo comentarios de todo tipo, muchos no entendieron que soportara el engorro de conducir un camión por la ciudad... pero hay alguien que entendió perfectamente los sueños de Pandiani, es Isidro Tascón, de Vegacervera, pues él ha perseguido exactamente el mismo sueño, vivir entre camiones.

No explicó las causas de su sueño Pandiani, ‘Isidrín’ sí. «Cuando yo nací mi padre ya tenía camión, es más, el día que nací estaba con un viaje fuera de León... Y crecí con una pasión por el camión que mi madre tenía que estar muy atenta cuando sabía que iba a volver mi padre, porque yo era el primero que escuchaba el ruido cuando se acercaba y salía corriendo, sembrando el pánico y el miedo a que cualquier día me metiera debajo de las ruedas pues cuando corría detrás era fácil que no me viera».
Parece que en ese ambiente lo más normal es que aquel niño que soñaba con camiones acabara heredando la pasión de su padre, pues lo suyo era más que oficio. «Mi padre sacó el carnet con su camión, es decir, que andaba con él antes de tener el carnet de Primera. Si le paraba la guardia civil decía que se llamaba Aniano Morán, lo apuntaban y cuando miraban es cierto que había un Aniano con carnet de camión; eran otros tiempos».

Pero no pudo heredar el camión. Aquel día que su padre estaba de viaje y a Isidrín le llegó la hora de nacer hubo problemas en el parto que derivaron en un problema físico que le impidió tener el carnet de primera. Tuvo una camioneta cuando regentó una carnicería... pero los sueños del camión se quedaron entantos y tantos viajes con su padre en vida. «Aquel camión de Transportes Antolín Tascón era un no parar; jatos y vacas que cargaba cuando andaba al trato; subía con paja para la Mediana y bajaba con abono... pero le gustaba, como a mí».

‘Isidrín’ tiene ahora un trabajo como vendedor de la Once, pero sus ratos libres tienen un destino, los camiones que ha ido comprando para reparar.

- ¿Cuántos tienes?
- Ahora cinco.
- ¿Te harás con más?
- Por mí sí, tengo el ojo echado a algunos pero me parece que si compro otro camión mis hermanos ya no me dejan entrar en casa.

Lo justifica dando una explicación para cada una de las compras. «Mira, el más viejo, el Dodge Kerword 45 aquel es una joya, americano. Tendrá un siglo, se lo compré a la Guardia Civil y por lo que tengo investigado solo hay tres en España. Uno en Murcia, que está reparado, y otro en Tenerife. Y éste, que ya han venido a pedirme precio, pero no está en venta».

El segundo, bastante reparado, un Pegaso Súper Comet, «lo compre montado en una góndola. Lo vi aparcado en un restaurante en Vegaquemada y entré preguntando por todas las mesas a ver quién era el de la góndola... y lo compré».

El tercero es un Barreiros, que arranca y anda, recién pintado. Se sube, lo arranca y te pide que escuches el sonido. A él se le ilumina la cara... «Esta es la joya de la casa, para mí. Es un Barreiros Saeta 65 y se lo compré a Telefónica, pero lo importante es que es exactamente igual que el que tuvo siempre mi padre, que el camión que yo escuchaba llegar a casa... Éste sí que no tiene precio».

- ¿Y porqué no tienes el original, el de tú padre?
- Lo busqué, pero no tiene arreglo posible. Tenía el chasis roto y no tiene solución... ya me hubiera gustado.

El más antiguo es otro con mucha historia, un Ebro B45 que fue de los Hermanos González de Aviados, «era con el que bajaban la leche desde Valdelugueros para la Ribera, durante muchos años, muchos, es otra joya».

Y el quinto es el de la casa, el último de Toli y el suyo, en la puerta se puede leer. Isidro mira para él y musita, «de éste comimos la familia».

- ¿Isidro, es muy cara esta afición?
- Depende. Un camión te puede costar 6.000 euros, que es lo que gastan en tabaco en algunas casas, otros lo gastan en escopetas de caza... yo son los hijos que tengo que criar.
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