Paco, de 76 años, ganadero y apicultor de toda la vida, al que gusta su trabajo hasta el punto de mantenerse en una “jubilación activa” parece a punto de tirar la toalla después de este último y grave ataque. “Ya son muchas, no es la primera vez; no solo los lobos, también los osos me han hecho destrozos en las colmenas, en cientos de ellas a lo largo del tiempo”.
- ¿Y no te pagan los daños del oso?
- El año pasado me destrozaron treinta y me pagaron seis; empezaron a dar vueltas, que si ésta no tiene muchos daños, que si, que si… siempre igual, de nosotros no se preocupa ni nos hace caso nadie; tanto rollo con el mundo rural; ¿quién va a venir según nos tratan?, ¿dónde andan los de la Junta?

Sorprende que además de las 21 ovejas también le haya matado el lobo a uno de los mastines; no sorprende tanto a Paco, que tiene explicación. “Tienen que ser una manada de 10 ó 12, los mastines les temen, se meten en el rebaño, me los acaban matando a todos, están acojonados, nunca vi una cosa así”. Y recuerda que anduvieron buscando las ovejas muertas por el monte “con la ayuda de un grupo de amigos, que es lo único que nos queda, echarnos una mano”.
Está realmente indignado este veterano ganadero omañés, un personaje muy conocido en la comarca, con fama de enorme trabajador, enamoradode sus oficios. Por eso, después de un rato de conversación se tranquiliza y reconoce: “Estoy envenenado, hablo envenenado pero con verdades como puños. Mira a ver si nos echáis una mano contando esta injusticia porque estamos dejados de la mano de dios”.