El radar instalado hace menos de un año en la carretera del Torío, en Garrafe de Torío, ha vuelto a ser vandalizado. Por segunda vez tras lo ocurrido en febrero, las cámaras han sido tapadas con pintura blanca con el objetivo de que no puedan captar correctamente las matrículas de los vehículos que superan el límite de velocidad permitida.
El radar fue instalado el 30 de octubre de 2024 y entró en funcionamiento a finales de año en una carretera muy transitada en verano en la provincia de León, concretamente la LE-311, que une la capital con la Montaña Central a orillas del Torío.
El radar fijo está ubicado en el cruce de Valderilla de Torío con la citada carretera, entre Palazuelo de Torío y Garrafe, en una zona de cruce peligroso en la que no se pueden rebasar los 70 kilómetros por hora.
