Sandra Valdueza: "Las familias tienen que dar ejemplo con el uso de pantallas"

Entrevista a la directora de Abacus Innova

06/06/2025
 Actualizado a 06/06/2025
Sandra Valdueza, directora de Abacus Innova. | SAÚL ARÉN
Sandra Valdueza, directora de Abacus Innova. | SAÚL ARÉN

Los métodos de vanguardia han convertido a Abacus Innova es referencia en materia educativa en la ciudad de León durante la última década. Ante los adelantos tecnológicos y cambios en las formas de vida que repercuten directamente en cómo se enseña, su directora, Sandra Valdueza, analiza en esta entrevista cómo las familias pueden evitar los efectos negativos del abuso de las pantallas o cómo debe ser la implantación de la inteligencia artificial (IA) en el aula.

– ¿Qué peligros tiene para el alumnado el pasar muchas horas delante de una pantalla?
– El peligro principal es la pérdida de concentración y atención. Hay estudios que lo demuestran. Hay que diferenciar entre atención y concentración. Primero hay que prestar atención, para luego concentrarte. Los niños no están aguantando ni diez minutos de concentración máxima en su cerebro. Antes, con un entrenamiento bueno, podían aguantar hasta 20 minutos de concentración máximo. Es muy difícil que el cerebro esté concentrado una hora.

– ¿Cómo afecta esto a su rendimiento y, sobre todo, a su día a día en clase?
– Si la concentración y la atención no están entrenadas esto va a perjudicar a las evaluaciones y a todo. La concentración es la base. Si es eficaz, la puedes aplicar a todas las áreas. Se está advirtiendo un índice más alto de niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención y no sé sabe muy bien si es a nivel genético o si el aumento se debe a un uso indebido de las pantallas.

– También es un problema que afecta a los adultos, ¿perdemos capacidades por este uso excesivo de la tecnología?
– Indudablemente. Estamos perdiendo esa concentración porque tenemos un exceso de estímulos externos. Ya no tenemos paciencia y esto influye en la concentración. No se aguanta leyendo un libro, haciendo un informe… Estamos acostumbrados a estímulos de 30 segundos, como se ve en las redes sociales con los ‘reels’, los vídeos, las fotos… Es instantáneo y nuestro cerebro se está acostumbrando a una rapidez en esos estímulos. Si le dices que se esté quieto, que esté leyendo durante media hora, no aguanta.

"Se está advirtiendo un índice más alto de niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención"

– ¿Qué pueden hacer las familias para mitigar estos problemas en los niños y adolescentes leoneses?
– Control y poner tiempos. No podemos dejar que el cerebro esté haciendo una misma actividad durante tres horas. No podemos estar comiendo durante tres horas, ni vistiéndonos, ni viendo la tele. Hay muchas técnicas, como la Pomodoro con tiempos de 20 minutos y luego cinco de descanso. Para las pantallas, hay recomendaciones de uso por edad de la OMS. De cero a dos años, por ejemplo, se deben evitar completamente las pantallas, sean móviles, ‘tablets’ o televisiones. Solo videoconferencias con la familia de forma ocasional. De lo contrario, no se desarrolla bien el lóbulo prefrontal del cerebro, puesto que se necesita un tiempo de madurez para el desarrollo neuronal. Tampoco se deben usar pantallas una hora de dormir porque perjudica el sueño. Cuando hacemos un uso excesivo de pantallas también se aminora el ejercicio físico y no se juega. Con todo esto, no se desarrolla la habilidad de resolver problemas. Con tantas pantallas se está en un estado pasivo y no forzamos al cerebro a pensar de una manera diferente, a razonar, reírse o emocionarse jugando. Los niños ya no juegan tanto. Les cuesta mucho pensar a qué jugar. Buscan en Internet cómo jugar en vez de crearlo o poner ellos las normas. Más allá del deporte, se está en juegos dirigidos en los más pequeños y en los mayores de 12 años ya están con el móvil, interaccionando entre ellos. Se está perdiendo la parte de crear algo diferente. El regalo estrella en la Comunión, con ocho o nueve años, es el móvil. Los padres y las familias tienen que dar ejemplo con el uso de pantallas. Si usamos el móvil en todo momento, comiendo, cenando o justo antes de dormir, nos ven los niños y lo imitan. Se basan más en los padres que en los profesores. Lo que es la educación del día a día es en casa, en la familia. Igualmente, si el padre lee el niño también lo hará o si escucha música lo imitará… Lo mismo imitará si está viendo todo el día viendo vídeos en Instagram o TikTok.

– ¿La educación está teniendo problemas para seguir los acelerados ritmos del cambio tecnológico?
– El sistema educativo ha implementado mucha tecnología: ‘tablets’, pizarras digitales… Eso está muy bien porque hay que adaptarse a los intereses de los niños de hoy en día. Pero una cosa es utilizarlo como herramienta y otra que solo sirva para ver vídeos. En Abacus Innova utilizamos pantallas para programar robots, pero es un uso interactivo. No mantenemos en ellas la vista de un alumno más de cinco minutos.

– ¿Aboga por una vuelta a una educación sin pantallas?
– Lo importante es el equilibrio. Hay que tener en cuenta, a nivel familias, cuánto se están utilizando las pantallas en el colegio... porque, si eso, tenemos que restringir su uso en casa. Es equilibrar. Al igual que las familias se preocupan de lo que comen en el menú, también se deberían preocupar por cuánto ha sido el tiempo de uso de las pantallas para evitar el exceso. No es prohibirlas porque todo lo que se prohíbe siempre se busca más.

– ¿Qué métodos educativos pueden ser de utilidad en esta sociedad del siglo XXI?
– Hay que encontrar un balance con la búsqueda de información en lo digital. Hay que enseñar a los alumnos a ser activos con la información. Todo con un equilibrio de lo presencial y del uso de las manos, volver al ‘hazlo por ti mismo’. Tocar los números, las construcciones, hacer ciencia… En el cerebro de los niños hay que crear autopistas. Hay que retar al cerebro, como hacemos en Abacus Innova con el ábaco japonés o con los experimentos científicos.

– También se está debatiendo mucho sobre el papel de la IA en el ámbito educativo, ¿cuál es su postura al respecto?
– Es una pregunta del millón. La IA no es que nos venga, es que ya está. Lo que veo es que todavía no se sabe hacer una buena búsqueda en Internet. Si todavía no lo saben utilizar bien para saber si es o no una ‘fake news’… La IA ayudará a ser mucho más efectivos y a resumir mucha información. En el sistema educativo yo no lo introduciría hasta Bachillerato, lo más tarde posible. Ahora mismo, en 2025, pero igual si se ha hecho una buena base se puede introducir antes.

– ¿Qué cambios cabe esperar que sucedan en el aula en las próximas décadas?
– Espero que se cambie a una educación más participativa y que no solo sea el profesor habla y los alumnos contestan. Sigo viendo las aulas organizadas exactamente igual a como yo estudié y a como estudiaron mis padres. No podemos pedir a un niño que sea empático si está viendo la espalda del compañero. Esto no fomenta la comunicación, ni la resolución de problemas, ni el trabajo en equipo, ni la creatividad. Estás encasillado en un sitio concreto, del que no te puedes mover o hacer ruido. Habría que apostar por aulas polivalentes, por espacios de educación en los que el alumno pueda aprender sobre cocina, creación, trabajo de la lectura, de la ciencia… Es un cambio complejo y no queremos salir de nuestra zona de confort.

– ¿Considera que esta omnipresencia de lo digital es ya irreversible?
– Siempre hay vuelta atrás. Todos los sectores pueden cambiar, pero es un trabajo entre toda la sociedad. La educación debe ser la prioridad número uno y que todos lo valorásemos mucho más. Cambiar el sistema educativo es muy complejo porque está muy politizado. Ya hay muchas iniciativas que están cambiando y, a nivel europeo, he visitado colegios en Finlandia, Croacia o España que están realizando acciones interesantes. 

Lo más leído