«Estamos viviendo un retroceso. Estamos viendo que esto no avanza y se siguen formando especialistas como si nada». La declaración sirve como sinopsis de la particular odisea del conjunto de especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria (EFyC) de Castilla y León. Una odisea que podría traducirse en un viaje a ninguna parte.
La especialidad empezó a formar parte de la oferta formativa de la comunidad hace 14 años y ya son más de 700 los profesionales que cuentan con el reconocimiento. Aun así, un grupo de enfermeros de familia de León denuncia que, por el momento, no se ha creado ninguna plaza específica porque, en Castilla y León, «no existe una categoría profesional reconocida en la plantilla orgánica». Todo a pesar de que el ‘Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria 2022-2023’ del Ministerio de Sanidad «comprometía el reconocimiento de la categoría antes de diciembre de 2023».
La situación se agrava
La situación ha permanecido estática desde la primera promoción, en sintonía con el estado de la bolsa de trabajo existente, «por la que nunca se ha realizado ningún llamamiento». «Es como si no existiera», se lamentan los profesionales y a ese lamento se suma una problemática que se ha visto agravada tras la publicación de vacantes del concurso de traslados de Sacyl del pasado 9 de octubre.
Hasta este año –indican– «existían unas plazas que la Consejería de Sanidad no sacaba a concurso» con la intención de que fueran ocupadas por los profesionales de la citada especialidad. Sin embargo, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Nº Uno de Valladolid emitió a 30 de junio de 2025 una sentencia que reconoce que esas plazas «reservadas» no eran de enfermeros especialistas. «Son plazas de enfermera generalista que se destinaban a especialistas, pero no se blindaban de ninguna manera para no sacarlas al concurso de traslados», revela el grupo afectado: «La administración no pudo demostrar que esas plazas hubieran sido legalmente transformadas en plazas de especialista».
¿Qué pasará ahora?
Aunque la demanda atañía únicamente a dos plazas de toda la comunidad, la Consejería tomó la determinación de sacarlas todas a concurso. Según señalan desde la Subcomisión Docente de Enfermería, el hecho afecta directamente a una decena de especialistas en León y a unos 60 en toda la comunidad.
La situación no sólo concierne a los especialistas, que, una vez adjudicadas las citadas plazas, podrán ser desplazados a un puesto que poco o nada tenga que ver con la Enfermería Familiar y Comunitaria, sino que incumbe igualmente a los residentes. La Consejería ofertó este año un total de 82 plazas EIR (Enfermero Interno Residente) para Familiar y Comunitaria, siendo esta la especialidad de enfermería con mayor oferta formativa.
En León son 10 los residentes de primer año y a ellos se suman los 10 de segundo, constituyendo un total de 20 residentes que se forman en los centros gestionados por Sacyl en esta esta Área de Salud. «No tiene sentido seguir invirtiendo en una formación que no lleva a nada», apuntan los especialistas, que, en conversaciones con los de otras provincias, han llegado a plantearse una «dimisión en bloque» como tutores.
Sin soluciones a la vista
«Nos hemos enterado de que la Consejería quiere crear plazas para Castilla y León», continúan: «En concreto, en León serán seis plazas de área para enfermeras que no saben muy bien qué tareas tendrán que hacer». Esas seis plazas no contarían con Equipos Básicos de Atención Primaria y tampoco tendrían un cupo de pacientes; elementos necesarios para el desempeño de su labor como especialistas y como tutores. «Se privaría a la población de unos cuidados especializados y disminuiría la calidad de la formación de los residentes», expresan.
La situación no parece prometedora para los más de 80 residentes que hay actualmente en la comunidad. Todos ellos podrían quedarse sin tutor en caso de cumplirse la amenaza de los especialistas, que denuncian igualmente el coste económico que supone su formación, tildándolo de «despilfarro», por no existir una salida laboral factible para los mismos. Según el estudio ‘Situación de la especialidad de enfermería familiar y comunitaria en Castilla y León’, publicado en 2023 por varios especialistas, el gasto estimado por residente anual en FSE (Formación Sanitaria Especializada) es de algo menos de 30.000 euros.
A todo ello hay que añadir la crítica de los profesionales ante la «falta de reconocimiento» de una especialidad en la que han invertido dos años de trayectoria que no computan como tiempo trabajado. «No cuentan para la vida laboral porque el contrato no es de especialista, sino de residente», aseveran: «Una persona que no ha hecho la especialidad tendrá dos años más de experiencia y, tal y como están las cosas, irá antes a Atención Primaria que los propios especialistas».
La tesitura se les presenta como un «completo sinsentido». «Parece que el único mérito que nos queda a día de hoy es envejecer», reflejan: «Si esta especialidad no vale para nada, si nadie quiere que esto funcione y salga adelante, por favor, quítenla». Aun así, el grupo de afectados en León insiste: «Consideramos que la población tiene derecho a recibir una atención sanitaria de calidad, acorde a sus necesidades y prestada por enfermeras especialistas».
