Daniel Hernández de la Fuente ha sido elegido hace apenas unos días como nuevo presidente de una organización, Cruz Roja en León, que conoce bien, ya que colabora en ella como voluntario desde el año 1999. «En aquella época entré para conducir ambulancias, que era lo que me llamaba la atención. Tenía el carné, que era lo que nos pedían y hasta hoy», aseguró este miércoles en Cope León en el programa Entre Nosotras, que se emite en colaboración con La Nueva Crónica.
Hernández asume el cargo en un momento que considera como «muy adecuado» para él tanto a nivel personal como profesional, aunque reconoció que «jamás» imaginó poder llegar tan alto dentro de la organización. Bromea incluso cuando se le pregunta si sabe bien dónde se mete, pero entonces recuerda que son «muchos» los años que lleva en Cruz Roja y que cree conocer sobradamente «cómo funciona parte de la casa, aunque no toda porque es muy grande y tengo que ir aprendiendo». Promete hacerlo, no obstante, porque no le faltan «ganas de trabajar» y también de trasladar sus ideas para su funcionamiento. Sobre los objetivos que se marca en la presidencia subrayó que son «bastante claros». «Tenemos que seguir una línea continuista y tampoco podemos hacer grandes cambios. Simplemente se trata de seguir creciendo y de buscar nuevos voluntarios, que son la base de la institución, porque cuantos más tengamos más proyectos podremos desarrollar», dijo este miércoles. Sí que avanzó su intención de «impulsar la colaboración con el tejido empresarial leonés y llamar a puertas a las que no hemos llamado y hablar con gente con la que no hemos hablado», de modo que se pueda conseguir que la relación de Cruz Roja con las empresas sea tan fluida como la que mantienen con las instituciones, que calificó de «excelente».
Respecto a los voluntarios, Hernández indicó que ahora mismo hay 1.700 en León, una cifra que ha ido creciendo en los últimos años pero que, sobre todo, «no está decayendo, que no es poco», sobre todo porque aseguró que «a la gente todavía le cuesta un poco colaborar». Buscan, según dijo, «voluntarios de todas las edades», sin fijar una preferencia por una franja de edad ni un perfil específico, ya que cuentan con capacidad de adaptación y múltiples programas en los que podrían encajar. «Nosotros la verdad es que damos la bienvenida a todo el mundo», aseguró, a jóvenes y a mayores, porque «a cada uno le encontraremos su lugar».
Hernández habló también de la «infinidad» de programas y campañas que se llevan a cabo desde Cruz Roja, de las necesidades de la organización, que también son «muchas», y de las de sus usuarios, que «no han cambiado. Siguen siendo las de siempre, ayudas referentes a la pobreza energética, alimentos, etc.». «Nos centramos en todo tipo de personas, trabajamos con mujeres víctimas de violencia de género, inmigrantes, infancia, mayores, medio ambiente, hacemos limpiezas en el río, en Picos de Europa, trabajamos con socorros y emergencias... Nuestro catálogo es muy muy amplio para ayudar a la gente», dijo, y así seguirá siendo.
Hernández asume el cargo en un momento que considera como «muy adecuado» para él tanto a nivel personal como profesional, aunque reconoció que «jamás» imaginó poder llegar tan alto dentro de la organización. Bromea incluso cuando se le pregunta si sabe bien dónde se mete, pero entonces recuerda que son «muchos» los años que lleva en Cruz Roja y que cree conocer sobradamente «cómo funciona parte de la casa, aunque no toda porque es muy grande y tengo que ir aprendiendo». Promete hacerlo, no obstante, porque no le faltan «ganas de trabajar» y también de trasladar sus ideas para su funcionamiento. Sobre los objetivos que se marca en la presidencia subrayó que son «bastante claros». «Tenemos que seguir una línea continuista y tampoco podemos hacer grandes cambios. Simplemente se trata de seguir creciendo y de buscar nuevos voluntarios, que son la base de la institución, porque cuantos más tengamos más proyectos podremos desarrollar», dijo este miércoles. Sí que avanzó su intención de «impulsar la colaboración con el tejido empresarial leonés y llamar a puertas a las que no hemos llamado y hablar con gente con la que no hemos hablado», de modo que se pueda conseguir que la relación de Cruz Roja con las empresas sea tan fluida como la que mantienen con las instituciones, que calificó de «excelente».
Respecto a los voluntarios, Hernández indicó que ahora mismo hay 1.700 en León, una cifra que ha ido creciendo en los últimos años pero que, sobre todo, «no está decayendo, que no es poco», sobre todo porque aseguró que «a la gente todavía le cuesta un poco colaborar». Buscan, según dijo, «voluntarios de todas las edades», sin fijar una preferencia por una franja de edad ni un perfil específico, ya que cuentan con capacidad de adaptación y múltiples programas en los que podrían encajar. «Nosotros la verdad es que damos la bienvenida a todo el mundo», aseguró, a jóvenes y a mayores, porque «a cada uno le encontraremos su lugar».
Hernández habló también de la «infinidad» de programas y campañas que se llevan a cabo desde Cruz Roja, de las necesidades de la organización, que también son «muchas», y de las de sus usuarios, que «no han cambiado. Siguen siendo las de siempre, ayudas referentes a la pobreza energética, alimentos, etc.». «Nos centramos en todo tipo de personas, trabajamos con mujeres víctimas de violencia de género, inmigrantes, infancia, mayores, medio ambiente, hacemos limpiezas en el río, en Picos de Europa, trabajamos con socorros y emergencias... Nuestro catálogo es muy muy amplio para ayudar a la gente», dijo, y así seguirá siendo.