Antiguos vecinos y descendientes de Lodares –una de las localidades anegadas por el agua con la construcción del embalse del Porma– han conseguido después de seis décadas que todos sus seres queridos que reposan en el cementerio puedan seguir descansando en paz, coincidiendo con la celebración de Todos los Santos.
Fueron muchos los años en los que el camposanto de Lodares se había convertido en una especie de establo veraniego donde descansaban decenas de reses de vacuno, lo que había convertido la zona en un auténtico estercolero y había originando una situación patética y dolorosa para todos los antiguos vecinos y descendientes de la localidad.

Al estar situado en la parte alta, el cementerio nunca llegó a quedar bajo las aguas, por lo que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) lo cubrió con una capa de solera. Sin embargo, ya en los años 90, comenzaron a aflorar en la superficie restos humanos como consecuencia del enorme trasiego de ganado que frecuentaba el lugar. Hace ya años, la asociación Amigos de la Montaña del Porma había hecho una petición a la CHD ante por el estado lamentable en que se encontraba el cementerio, por lo que se procedió a colocar un cerramiento de alambre de espino sujeta con barras de tetracero, pero apenas duró unos meses.
Es por eso que la asociación trasladó de nuevo sus quejas a la CHD para que procediese a ejecutar un cerramiento con piedra y evitar de esta forma el paso y la estancia del ganado. Felizmente, después de años de quejas y negociaciones, ese cerramiento es ya una realidad y los vecinos y descendientes de la localidad de Lodares han podido reinaugurar su cementerio para que los que en él reposan puedan descansar finalmente en paz.

La secretaria de la asociación, Paula González, agradeció su presencia a todos los que acudieron al acto en un día frío y desagradable. Posteriormente, se descubrió una placa a la entrada del cementerio que reza «Lodares, in memoriam» , mientras que el párroco de Puebla de Lillo, don Patricio, ofició posteriormente un responso. El acto finalizó con unas palabras de Benito Huerta, uno de los socios mas antiguos, que fue el encargado de contextualizar la situación por la que ha atravesado el cementerio durante las últimas dos décadas.