Ha pasado un año y medio desde que las llamas devoraron la nave de Precocinados Artesanos Precosan en el polígono de Los Avezales, en Carrocera. El siniestro, declarado a primera hora de la tarde y visible a kilómetros, como consecuencia de la combustión de una furgoneta, dejó la fábrica carbonizada, aunque sin víctimas entre los empleados que entonces componían la plantilla. Hoy, allí encontramos una imagen diametralmente opuesta: operarios ultimando los ajustes de líneas de envasado y un gerente, José María Santos, que, junto a su hermana y socia María Jesús, por fin respira aliviado. «Abrimos la persiana y vamos a ir teniendo producto en la calle en este mes de septiembre», avanza José María Santos.
Su calendario sólo ha sido posible gracias a dos palancas. La primera, la seguridad de un objetivo bien definido, «estar listos para la campaña de invierno, nuestro pico de ventas». La segunda, el músculo financiero que aporta Iberaval. La sociedad de garantía (SGR) ha financiado este resurgimiento, a partir de un préstamo hipotecario concedido junto a Caja Rural de Zamora, lo que rebaja tipos y alarga plazos.
El caso encaja en la estrategia de la SGR más activa de España, que sólo en territorio leonés cuenta con 4.730 socios, y dispone de un riesgo vivo -el importe financiado que está pendiente de devolución- de 169 millones de euros en la provincia. Los datos confirman que el respaldo a proyectos productivos como Precosan no es testimonial; es una política distintiva de la entidad.
«Más capacidad, misma receta artesanal»
Precosan nació en 2009 -aunque el negocio familiar se remonta a 1983- y se mudó en 2013 desde Villaquilambre a Los Avezales, para ganar espacio. Su catálogo de callos, oreja, croquetas y lasaña se elabora sin conservantes, bajo certificaciones de calidad y con la filosofía de «cocina de puchero, pero con maquinaria del siglo XXI». Antes del incendio procesaba entre 150.000 y 200.000 kilos anuales de callos y otros 40.000 -en total- de croquetas y lasaña. El nuevo plan de negocio prevé doblar ventas en el primer ejercicio completo.
La nave, de mayor superficie, se ha reconfigurado según el flujo real de trabajo que el gerente y su hermana -copropietaria- estudiaron tras años de rodaje. «Esta vez diseñamos la planta desde la experiencia; evitamos los pasillos muertos y colocamos cada marmita donde toca», explica. La inversión realizada ha contado con una subvención del 40 por ciento, que llegará Leader Cuatro Valles, y que ha servido para la adquisición de maquinaria. Este proyecto se beneficia del Instrumento Financiero de Competitividad del Icecyl de la Junta de Castilla y León, que además ha bonificado la operación.
En plantilla volverán a empezar los cinco operarios de antes del fuego, aunque José María Santos calcula que «en cuestión de semanas» necesitará reforzar con más contratos. El horizonte es claro, crecer haciendo lo que saben, una vez hayan dejado atrás las obras.
«Una industria que tira de la provincia»
La recuperación de Precosan se enmarca en un momento de ebullición de la agroalimentación leonesa. Este sector representa en torno al 10 por ciento del PIB provincial, y se vinculan a él cerca de 16.000 empleos directos. Cárnicas, lácteas, vitivinícolas o de cuarta gama comparten un fuerte arraigo territorial y necesidad recurrente de financiación para modernizarse. Ahí es donde Iberaval ha marcado diferencias, dado que la entidad abre vía rápida al crédito bancario, complementa fondos europeos y elimina trabas burocráticas.
La directora de Iberaval en la zona de León, Noelia Muñoz, asegura que «una función clave de esta entidad pasa por arropar a los socios, que cada día hacen el esfuerzo de levantar la persiana, y en circunstancias como ésta -en referencia a Precosan- es cuando debemos demostrar que realmente somo aliados en el acceso a la financiación».
La reapertura de Precosan traerá, además, mejoras cualitativas, con reducción del consumo energético, un recorte en tiempos de proceso y la capacidad, vía maquinaria propia, de gestionar mejor picos estacionales sin recurrir a recursos externos. Todo ello sin alterar el sello artesanal que distingue a la marca, que por algo tiene como reclamo conocido producir los «Ricos» de Precosan.
El renacer de Precosan tras el fuego -podríamos recurrir a la metáfora del ave fénix- es algo más que una desagradable anécdota empresarial: simboliza la resiliencia de la industria alimentaria de León y demuestra la eficacia del binomio empresa–Iberaval cuando el objetivo parece claro y el proyecto, viable.