Pilar tiene 93 lúcidos años, la mirada limpia, la sonrisa a flor de piel y los recuerdos frescos, muy frescos. "Igual no me acuerdo de dónde dejo la cacha cuando voy a alguna parte, pero ‘de lo de antes’ te doy cuenta de todo como si lo estuviera viviendo ahora mismo". Así comenzaba el reportaje que abría este suplemento dominical tan solo hace siete días. Pilar mostraba aquel día una gran lucidez y muchas ganas de poder salir a pasear por el pueblo, Serrila. Tan solo un detalle, antes de comenzar a hablar se desenganchó del oxígeno, una rutina que realizaba cada día para ‘acallar’ sus problemas respiratorios.
La motivación de aquel reportaje era una cuyo argumento se ha repetido numerosas veces: Contar una vida ejemplar a través de sus recuerdos pues produce mucha desazón que estas historias, llenas de humanidad sean olvidadas y la primera vez que sus protagonistas ven su nombre escrito en el periódico es en su esquela.
Es el único consuelo, mínimo, Pilar sí apareció en el periódico antes de aparecer en la esquela; pero lo pudo ‘disfrutar’ muy poco tiempo. Aquel detalle del oxígeno guardaba la trampa. Sus problemas respiratorios se complicaron el miércoles, fue empeorando y falleció en la mañana de este sábado. "Se nos ha ido. Estaba muy orgullosa del reportaje", explicaba su hijo Elías, que guarda ahora la memoria de las historias que tantas veces le contó de aquella niña que con solo nueve años tuvo que huir de su casa en Villalfeide y ya en la primera noche fuera de casa, al encender fuego para calentarse, ofrecieron pistas para que las balas sonaran muy cerca de la cabeza de esa niña asustada que nos regaló otra lección: "Sin rencor a nadie". DEP.