Patatas Hijolusa: calidad como clave de un éxito

La compañía estrena planta tras duplicar empleo y facturación en seis años

Alfonso Martínez
30/10/2016
 Actualizado a 19/09/2019
Una de las pesadoras de patatas instaladas en las instalaciones de Patatas Hijolusa.
Una de las pesadoras de patatas instaladas en las instalaciones de Patatas Hijolusa.
Todo comenzó hace cuatro décadas en la localidad leonesa de Porqueros de Cepeda. Fue allí donde José Luis Gómez y su esposa decidieron empezar a vender las patatas que cultivaban. Eran los primeros pasos de Patatas Hijolusa, una compañía que se ha convertido en referente del sector y que el pasado año facturó 31,2 millones de euros.

Tras pasar por un pequeño almacén de 150 metros cuadrados de superficie en la calle Palomera de la capital leonesa, el primer gran salto de Hijolusa llegó en 1988, cuando instaló su proyecto de comercialización de patata fresca lavada en la localidad de Onzonilla. Empezó con una nave de 750 metros cuadrados que se fueron ampliando hasta alcanzar los 8.000 a través de instalaciones colindantes.

Sin embargo, la creciente actividad de la empresa y la necesidad de ampliar la producción hicieron que Patatas Hijolusa se decidiese a construir una nueva planta en el polígono industrial de León que comenzó a funcionar el pasado mes de marzo. La inversión en el proyecto ha ascendido a 10,5 millones de euros, según explica José Luis Gómez Pérez, que es uno de los hijos del fundador de la compañía.

La nueva planta tiene una superficie edificada de 16.500 metros cuadrados y ha supuesto una importante inversión en materia tecnológica para garantizar unas condiciones óptimas de trabajo, para aumentar la producción y garantizar el trato delicado de la patata, para ganar versatilidad y adaptarse a las demandas de los clientes, para reducir los niveles de ruido y para disponer de unas instalaciones mucho más funcionales. En estas instalaciones se desarrolla todo el proceso de almacenamiento, conservación, control de calidad (en el laboratorio ubicado en la propia planta), envasado y expedición.

Los datos reflejan que Patatas Hijolusa ha duplicado tanto su facturación como su número de trabajadores en los últimos seis años. En lo referido al empleo, la empresa patatera cuenta actualmente con 93 efectivos, de los que ocho se han incorporado durante los últimos meses. «La mayoría lleva muchos años con nosotros, porque suele ser un empleo estable y sostenible. Por eso hicimos la nueva planta cerca de las antiguas instalaciones, para no trastocar la vida de los trabajadores», explica el consejero delegado de Patatas Hijolusa.En cuanto a la producción, durante el pasado ejercicio se adquirieron aproximadamente 100.000 toneladas de patatas, de las que después de su procesado se comercializaron 72.000.En este sentido, Gómez Pérez niega que esta tendencia al alza de su empresa se deba a que la patata sea un producto básico cuyo consumo haya crecido por la crisis. «El consumo se encuentra estabilizado. Hemos crecido como empresa y seguro que otras no están ahora mismo tan bien», asegura.La plantilla está formada actualmente por un total de 93 trabajadores y en el año 2015 la empresa llegóa facturar 31,2 millones Preguntado por la receta del éxito de su empresa, habla de un «trabajo exhaustivo» para lograr una «especialización» en un producto que su familia conoce a la perfección. «No hemos diversificado productos y nos hemos centrado en manipulación de patata, pero lo que sí hemos hecho es apostar por la innovación en el trato del producto, lo que nos ha diferenciado y nos ha posicionado en el mercado con un producto de calidad», agrega Gómez Pérez.Es por eso que defiende que la calidad no radica únicamente en la materia prima, sino también en el trato que se le da. «Es exquisito, porque la patata no lleva ni un golpe», sentencia antes de referirse a otras cuestiones como la presentación en paquetes «muy atractivos» como ejes de la tendencia al alza que registra la empresa. «Más que éxito es trabajo e ilusión», concluye. El consejero delegado de Hijolusa se fija como objetivo mantener la facturación e intentar crecer en el sector de la comercialización de patata en fresco. En la actualidad, la empresa vende su producto a través de cinco marcas diferentes. Se trata concretamente de La Huerta de Doña Rogelia, La Granja de José Luis, Premium Hijolusa, Val de Picones y ‘Baby Pat’. La diferencia entre todas ellas no está en la calidad de las patatas, según explica uno de los hijos del fundador de la compañía, sino en las distintas variedades de las mismas.Hijolusa no cultiva directamente las patatas que comercializa, aunque sí tiene convenios en origen con numerosos agricultores a los que presta asesoramiento. En este sentido, la empresa ya cuenta con un departamento formado por cinco ingenieros agrónomos que controla el tratamiento de la patata tanto en el campo como en la propia planta de tratamiento. «Les asesoramos sobre el tipo de terreno en el que tienen que sembrar, sobre las condiciones del cultivo y sobre las variedades», comenta José Luis Gómez Pérez.

Respecto al origen de la patata que comercializa Hijolusa, es preciso destacar que el 40% se cultiva en Castilla y León, aunque también llega a las modernas instalaciones del polígono industrial de León procedente de otras zonas de España, como Cartagena o Sevilla. En todo caso, hay una época del año (la comprendida entre los meses de diciembre y abril) en la que no hay patata en España, por lo que la empresa se ve obligada a importarla de Francia.

«Todas y cada una de las patatas que se manipulan en nuestras modernas instalaciones, son sometidas a dos procesos de selección y a unos controles rigurosos y exhaustivos llevados a cabo en el laboratorio de la empresa ubicado en la propia planta de envasado, con el fin de certificar la mayor calidad sanitaria y culinaria de la patata», apunta el consejero delegado de Patatas Hijolusa.

Es preciso señalar finalmente que las patatas envasadas son tratadas con agua ozonizada con los beneficios para el producto que ello conlleva: pudrición cero, eliminación de virus, bacterias, hongos y pesticidas. También se consigue de esta forma una fecha de caducidad más extensa y una excelente presentación del producto final.
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