El obispo leonés acusado por Franco de "rijoso chulo de putas"

Leonés de Soto y Amío y obispo de Calahorra, Fidel García se vio envuelto en una de las historias más sórdidas del franquismo por criticar el regimen nazi

13/07/2025
 Actualizado a 14/07/2025
Montaje de actos en los que participa el leonés obispo de Calahorra.
Montaje de actos en los que participa el leonés obispo de Calahorra.

Uno de los sucesos más oscuros, rocambolescos y con la polémica aún a su alrededor tiene como protagonista a un obispo, de Calahorra, nacido en 1880 en la localidad leonesa de Soto y Amío, donde su padre era peón caminero y el niño encontró una salida, como tantos en aquella época, en el seminario. Aquel niño ‘espabilado’ se convirtió en una de las mentes más lúcidas de la Iglesia española, pero envuelto en un turbio asunto, casi incomprensible para aquella época, en plena dictadura franquista.

El obispo era Fidel García Martínez, que de su pueblo marchó, con 13 años, a entonces Seminario Pontificio de Comillas, con el tiempo Universidad Pontificia, en la que el leonés, ordenado sacerdote en 1907, obtuvo tres doctorados: en Filosofía, en Sagrada Teología y en Derecho canónico, iniciando una brillante carrera intelectual, hasta que en 1952 fue acusado —parece que desde dentro de la dictadura— de «rijoso chulo de putas», en expresión de la época, en un informe secreto —reservadísimo le llamaron— elaborado por dos curiosas asociaciones: El Patronato de Protección a la Mujer –presidido por la esposa de Franco, Carmen Polo— con el fin lograr «la ‘redención’ de las prostitutas, para impedir su explotación, apartarlas del vicio y educarlas con arreglo a las enseñanzas de la religión católica»– y de una enigmática y secreta  Asociación de la Hermandad de la Sagrada Familia de Nazaret».

Imagen El obispo de joven.
El obispo leonés de Calahorra de joven.

Parece inverosímil, a la vista de la historia de la Iglesia y el franquismo, que «persiguieran» a un obispo; pero tenía el leonés unos antecedentes preocupantes para la dictadura, diversos hechos que no habían sentado nada bien al Régimen: en 1938, publicó en su boletín diocesano la encíclica contra el nazismo Mit brennender Sorge (“Con ardiente preocupación”) de Pío XI, de 1937, contraviniendo las órdenes recibidas de no difundirla; también publicó dos cartas pastorales de los obispos alemanes también contra el nazismo; y, sobre todo, lo que desencadenó lo que muchos consideran una conspiración «publicó su Instrucción pastoral sobre algunos errores modernos (1942), un ataque frontal a todos los totalitarismos, en otra de Pío XII. Escoció en España, al régimen, su alegato antinazi, que obvió en sus ataques que era también anticomunista, o, incluso, se dio por aludido y el leonés llegó a ser acusado de espía.

Presunta afición "a las mujeres de mala vida"

Ahí se inicia, en 1944, el pasaje más controvertido. Su presunta afición «a las mujeres, se decía entonces, de mala vida». 

Uno de los estudiosos que más indagó en aquella historia, que conoció de alguna manera de primera mano pues era hijo del abogado de la diócesis de Calahorra —y él mismo había sido magistrado del Tribunal de Justicia de Madrid— fue Antonio de Arizmendi, que publicó con el historiador Patricio de Blas el libro ‘Conspiración contra el obispo de Calahorra. Denuncia y crónica de una canallada’. El título lo dice todo pero, añade: «esto que estoy escribiendo trato de que se entere todo el mundo del incomrensible hecho que don Fidel García, que el año 1942 escribió, obedeciendo al Papa, una pastoral defendiendo la fe y la libertad y dignidad del hombre; que por ello fue vilmente calumniado y eliminado, por los «servicios especiales» de los nacionalcatólicos españoles, que estaban en el poder, con la tolerancia de los obispos, que no hicieron nada para evitarlo. Que cuando se descubrió el montaje, los católicos y los obispos consintieron un pacto de silencio para que no quedaran mal los protagonistas de los dos montajes. Esto sucedió en España desde 1942 al día de hoy». 

Llegaron a contratar a un doble del obispo leonés para que se dejara ver "en el cabaret Copacabana acompañado por las chicas"

Desvela cómo se contrataron dobles a los que grababan, por ejemplo, «dejándose ver en el cabaret Copacabana acompañado por las chicas de la casa de prostitución llamada La Coronela». 

Lo que él llama un burdo montaje fue creciendo, acabó con el obispado del leonés, tuvo gran repercusión pues es muy llamativo un hecho así, pero parece que hubo después un pacto de silencio. «Este pacto de silencio funcionó desde 1964, hasta que Fraga publicó su libro Memoria breve... en 1980, en donde en la narración de su día 30 de enero de 1964 hace una desgraciada y falsa referencia al obispo de Calahorra, que dio lugar, sobre todo al reproducirla Preston en su Biografía de Franco, a que luego Eslava, Campmany, Raúl del Pozo, Vinyes y otros, por arrastre, se apunta-ran a la tesis del putero don Fidel». Denuncia Arizmendi que se puso en contacto con la Conferencia Episcopal para que defendieran el honor de Fidel García y se negaron con la peregrina disculpa de que «removerlo haría que se volviera a hablar de un asunto ya olvidado».

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Una de las investigaciones. 

No es menos cierto que otra investigadora, María Antonia San Felipe, en su estudio ‘Una voz disidente del nacionalcatolicismo. Fidel García Martínez, obispo de Calahorra y La Calzada (1880-1973)’ mantiene la disidencia con el franquismo y su antinazismo en el origen de todo pero se plantea si podría haber ‘cierta base’ en las acusaciones, en base a la documentación desclasificada del Archivo Secreto del Vaticano, hoy llamado Archivo Apostólico Vaticano, en la que figura la documentación policial sobre el obispo leonés, que fue sorprendido en un piso de Barcelona en el que, dice textualmente según la investigadora, «se practicaba la prostitución, semidesnudo y en compañía de mujeres y menores». 

El enigma sigue. Lo que si es cierto es que primero fue apartado por «las sospechas existentes sobre su conducta como por su actitud política, siempre hostil al régimen» y después Franco le ofreció un pacto que el ex obispo leonés no aceptó. 
 

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