El obispo de León: "Hay 757 parroquias. Es imposible estar en todas al mismo tiempo"

'Entrevistas Inclusivas' charla con Luis Ángel de las Heras sobre la situación de la Iglesia en la provincia

Mara Arén y Paula Escalante
14/10/2025
 Actualizado a 14/10/2025
Un instante de la entrevista con el obispo Luis Ángel de las Heras. | SAÚL ARÉN
Un instante de la entrevista con el obispo Luis Ángel de las Heras. | SAÚL ARÉN

‘Entrevistas Inclusivas’ es un espacio de colaboración entre La Nueva Crónica y la Asociación Activos y Felices. Su presidenta, Belén Arén junto a una joven de 14 años con discapacidad física, Paula Escalante, entrevistan a personas cuyo día a día tiene un gran impacto en la vida de otras personas o en la ciudad. En esta ocasión, entrevistan a Luis Ángel de las Heras, obispo de la Diócesis de León.

– ¿Cuál es el camino que ha recorrido hasta ser obispo?
– ¡Me preguntas por toda mi vida! Mi padre, cuando fui nombrado obispo, me decía: la verdad es que has trabajado mucho. Bueno, yo creo que había trabajado de todos modos, pero no para ser obispo. Había trabajado porque, como tanta gente, me gusta trabajar. Me gusta hacer las cosas lo mejor posible. Lo que hice fue, sobre todo, dedicar mi vida a otras personas. Estuve mucho tiempo trabajando con jóvenes, chicos y chicas, que habían caído en la droga y necesitaban salir de ese infierno. Eso fue quizá lo más impactante, lo más significativo. Lo que también me hizo un poco distinta la vida.

– ¿En qué lugar nació y cómo encontró su vocación? 
– Nací en Segovia. Y en Segovia, muy de pequeñito, yo tenía un tío cura que era misionero en Perú. Cuando vino de visita la primera vez que yo le conocí, yo tenía cuatro o cinco años. Entonces me impresionó mucho su figura. Y desde ese momento, o en ese momento, fue cuando yo pensé que quería ser cura.

– ¿Cuál ha sido su mayor dificultad con la que se ha encontrado para cumplir su vocación?
– Mi mayor dificultad ha sido la de obedecer dónde tenía que ir. Irme de mi casa... mi madre se extrañó que yo me fuera con tanta alegría. Mis superiores en el seminario decían, tú no lloras por las noches. Yo no lloraba. Me decían, es que hay otros que lloran. Yo estaba contento, no lloraba. Pero sí que me costaba cuando yo vivía en un sitio y me decían, tienes que ir a otro sitio. Eso siempre... Ahí sí que lloré cuando tenía que cambiar de sitio. Lo mismo que lloré cuando salí de Galicia para venir a León. Eso me costaba. Porque te encariñas con el entorno.

– ¿Qué retos tiene la Iglesia?
– Eso es como un campo muy abierto. Tiene el reto del papel de la mujer en la Iglesia, que todavía eso está así, sin resolver. Tiene el reto de acoger a todas las personas, cualquiera que sea su pensamiento, su orientación, su condición. Tiene el reto de estar cerca de los más débiles siempre, de los más vulnerables, de los que más necesitan ayuda. Ese reto está ahí. Y luego la Iglesia de León tiene retos muy particulares. Por ejemplo, a mí algo que me supone un desafío muy grande son los pueblos sin gente, sin habitantes. La despoblación me parece un desafío muy fuerte para la sociedad entera, pero también para la Iglesia.

– ¿Tiene alguna propuesta para que aumente la población en los pueblos?
– Lo que sí que creo que es importante es pedir a los políticos que ayuden a que pueda haber medios de vida en los pueblos. Por lo menos que las personas que quieran vivir y trabajar allí que tengan los medios que necesitan.

– ¿Existen algunas diferencias entre fe y costumbres?
– En León hay mucha historia del viejo reino de León y hay muchas costumbres. Hay muchos actos costumbristas y a veces eso no tiene que ver con la fe. Otras veces, sí. Esa es la dificultad.

– ¿Cómo soluciona la falta de sacerdotes en los pueblos?
– La falta de sacerdotes ante la despoblación nos lleva a hacer encaje de bolillos. En León hay 757 parroquias. Es imposible estar en todas al mismo tiempo, pero sí que es posible organizarlas de manera que un sacerdote pueda atender a varias comunidades o a varios grupos que formen una comunidad en el lugar. Hay algunas iniciativas que no solo son de sacerdotes, también son de laicos.


– ¿Qué nos puede decir de la iniciativa ‘Entre pueblos anda el Señor’?
– ‘Entre pueblos anda el Señor’ son un grupo de personas que forman una comunidad, ya de más de 80 años la mayoría, que se reúnen una vez al mes para compartir cómo les va en la vida, para reflexionar sobre el Evangelio del domingo siguiente y para tomar un café o un chocolate y cantar unas canciones. No hacen más y eso es muy importante. Muy importante poder reunirse y saber que se acompañan unos a otros, gente que vive en distintos pueblos.

– ¿Nos puede hablar del Sínodo? 
– El Sínodo ha sido una bendición de Dios para la Iglesia que el Papa Francisco nos ha puesto aquí delante. ¿Por qué? Porque nos habíamos acostumbrado a cada uno a hacer las cosas por su cuenta, cada persona, cada parroquia, cada grupo, cada cofradía, cada asociación, cada uno por su cuenta. Y el Papa nos recordó que el Espíritu Santo nos mueve para ir todos juntos y que eso de ir cada uno por su cuenta no nos lleva a ningún sitio. El Sínodo va a traer cambios importantes a la Iglesia. Bueno, los está trayendo ya.

– ¿Qué consejo les daría a los jóvenes que consideran vocaciones religiosas?
– Les aconsejo que descubran la belleza de una vida religiosa. Igual que les digo a quienes busquen cualquier vocación. En la vida religiosa, en la vida del matrimonio, en cualquier vida, hay cosas que no son bellas, pero hay que buscar la belleza que tienen esas vidas.

"Cuando la Iglesia no está al lado de los pobres para ayudarlos no está haciendo lo que tiene que hacer"

– ¿Para que deben buscar la belleza que tienen esas vidas?
– Pues para que cuando den el paso y opten por una determinada vida sea vida religiosa, o sea vida matrimonial, o sea la vida sacerdotal esta existencia les dé la felicidad que toda persona busca y ansía. Y después puedan también, que eso es muy importante, hacer que otras personas se encuentren con el que da la felicidad. Y ese es Cristo, el Hijo de Dios. La realidad no es que la encontramos en el aire y que respiramos, sino que la encontramos en quien da el sentido, la aventura, la profundidad a la vida. Y ese es Cristo. A unos en la vida matrimonial, a otros solteros, porque también no tiene por qué casarse todo el mundo, y a otros como personas consagradas, o como sacerdotes, o como diáconos permanentes, que hay muchas formas de vivir la vida cristiana.

– ¿Hay algún plan específico para acercarse a las personas con discapacidad? 
– Pues hay algunos planes por sectores o por distintas formas de capacidades diferentes. Pero hay una que es muy antigua y es la atención a las personas sordas. Esa viene de muy atrás y eso es un signo de que la Iglesia se ha preocupado también de esa atención. En la Iglesia, como pasa en la sociedad, hay evolución con respecto a los temas de las diferencias. Ahora sí que la Iglesia tiene una sensibilidad mayor para estar cerca de las personas con capacidades diferentes. Para atenderlas, para acompañarlas, para responder a sus necesidades, para hacer que puedan sentirse dentro. Eso es lo más importante.

– Nos da alguna exclusiva sobre la Iglesia en León?
– Te cuento un avance: las Vigilias de la Juventud, este año van a ser en la parroquia de Santa Ana. Allí va a estar el sacerdote que acompaña a los jóvenes.

– La pobreza y la desigualdad han aumentado en nuestra sociedad... ¿Qué papel cree que debe jugar la Iglesia? 
– La Iglesia siempre tiene que estar cerca de los pobres, de los necesitados, de aquellos que tienen menos posibilidades. Siempre. Y siempre lo ha hecho. Lo ha hecho sobre todo a través de Cáritas. Porque Cáritas no es una organización fuera de la Iglesia. Cáritas es la Iglesia y la Iglesia es Cáritas. Eso yo lo repito muchas veces porque hay gente que lo confunde y cree que Cáritas es una ONG al margen de la Iglesia. Cáritas es la expresión de la caridad de la Iglesia, que originariamente no estaba organizada. Porque lo que hacía la Iglesia desde sus orígenes es ayudar al que lo necesitaba. La Iglesia nunca debe perder esa perspectiva de caridad y por lo tanto es la que tiene que estar al lado de los pobres. Cuando la Iglesia no está al lado de los pobres para ayudarlos no está haciendo lo que tiene que hacer.

– ¿Qué hace en su tiempo libre? 
– Me gustaría tener tiempo libre. Me gusta leer, me gusta el cine, me gusta ver películas. Cuando lo tengo me gusta ver películas. Por ejemplo, el otro día vi una película impactante que se titula ‘Enemigos’ y es sobre un joven que ha sufrido bullying desde pequeño con un miedo atroz a su acosador. Os animo a verla. Es triste ver a un niño que va al colegio a aprender, a estar con sus amigos y se encuentra acosado, triste, con miedo. Esto no lo debemos consentir.

– Respecto al suicidio, ¿qué podemos decir a esas personas que se les apaga la luz y no tienen ganas de vivir? 
– Que la vida es pura luz y que tiene luz mientras hay vida, aunque haya oscuridades. Porque en medio de las oscuridades siempre encontramos luces que nos guían por el camino. Una pequeña luz. Cuando una habitación está toda oscura, una pequeña luz nos orienta hacia donde tenemos que movernos.

– ¿Qué opinión tiene sobre el nuevo papa, León XIV? 
– Cuando el nuevo papa se presentó en el balcón de San Pedro, cuando se presentó al mundo, a mí me transmitió serenidad, confianza, paz. Me transmitió esperanza. Porque eran sus palabras una paz desarmada y desarmante que él dijo en aquel momento, pues lo que necesitaba nuestro mundo. Me transmitió también la confianza de un padre al que poder hablar. Su mirada también me transmitía la confianza de poder dirigirme a él. Pues es esa mirada que te dice, yo estoy pendiente de vosotros, estoy atento a vosotros, me importáis. Eso creo que, por lo menos a mí, me da mucha paz, mucha tranquilidad y la confianza de contar con él, porque al final pues él es un mediador y me está mostrando también cómo es Jesucristo y me está recordando a quién sigo de verdad.

Lo más leído