"Nuestra democracia representativa no se debe idealizar. Hay que fortalecerla"

Entrevista a Ander Gil, presidente del Senado

Alfonso Martínez
29/06/2023
 Actualizado a 29/06/2023
Ander Gil, presidente del Senado. | SENADO
Ander Gil, presidente del Senado. | SENADO
El presidente del Senado, Ander Gil, es la cuarta autoridad del Estado y este viernes va a estar en León, en la Basílica de San Isidoro, con motivo de la Conferencia Internacional que servirá para conmemorar el Día del Parlamentarismo e iniciar los actos de la presidencia española de la Unión Europea.

El rey de España será el encargado de inaugurar un evento que contará también con la participación de la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, y de importantes responsables de las instituciones parlamentarias de diferentes países de la Unión Europea. Uno de los objetivos fundamentales de este acto es mostrar al mundo las profundas raíces que el parlamentarismo tiene enterradas en León gracias a la celebración en el año 1188 de las Cortes presididas por el rey Alfonso IX, que están consideradas como el primer ejemplo documentado de participación democrática en la historia.

En esta entrevista, el presidente del Senado pone de manifiesto la relevancia de esta Conferencia Internacional y analiza también la situación actual de nuestro sistema democrático, así como los cambios que a su juicio deberían llevarse a cabo en un futuro próximo con el objetivo de «fortalecerla».

– Los actos del Día Internacional del Parlamentarismo se celebran este viernes en León y coinciden además con el arranque de la presidencia española de la Unión Europea. ¿Qué objetivos fundamentales se persiguen con esta conmemoración?
– Como sabe, España tiene el honor de presidir el Consejo de la Unión Europea hasta el próximo 31 de diciembre. Arrancamos este reto en León con esta reunión que congrega a delegaciones de todos los parlamentos de la UE. Y lo hacemos, en primer lugar, para resaltar los valores históricos del parlamentarismo y reconocer a estas instituciones su papel clave en el desarrollo de la democracia en todo el mundo. Pero, además, por la necesidad de reforzar las instituciones parlamentarias frente a los desafíos y amenazas que está sufriendo actualmente la democracia en todo el mundo, como consecuencia de la polarización política y los populismos. Recuerde, por ejemplo, la invasión de Rusia a Ucrania, o los asaltos al Congreso norteamericano o al brasileño. Por tanto, y resumiendo, de lo que se trata es de salvaguardar el papel de los parlamentos como instituciones medulares de la democracia representativa y reforzarlos como piedra angular del desarrollo de este sistema en todo el mundo.

– Este evento se va a celebrar en la Basílica de San Isidoro, que albergó las Cortes de León del año 1188, consideradas por la Unesco como primer ejemplo documentado del parlamentarismo en nuestra historia. Usted presentará la conferencia de John Keane, autor de ‘Vida y muerte de la democracia’. ¿Qué poso cree que ha quedado de aquel parlamentarismo que se acunó en León respecto al que ahora se practica en el Senado?
– Una de las virtudes de la obra de John Keane es precisamente que ha dado luz al origen real de las primeras experiencias parlamentarias, más allá de los relatos históricos, cuasi míticos, de algunas potencias. Por supuesto, de este parlamentarismo incipiente en León bebieron otras iniciativas que siglos más adelante fueron dando forma a la democracia representativa. La limitación del poder real, la representación del pueblo por miembros de las ciudades, aunque todavía de manera no electiva, así como una nueva forma de toma de decisiones que tenía en cuenta intereses diversos, fueron y son elementos originarios que se han ido desarrollando y que han llegado al parlamentarismo de nuestros días, no únicamente al Senado. Creo que existe una coincidencia elemental entre esa experiencia histórica y los parlamentos democráticos actuales: el ánimo de ordenar y garantizar derechos individuales y colectivos de la sociedad.

– ¿Conoce la sociedad española todo lo que debiera el espíritu de aquellas Cortes del año 1188?
– Tengo la percepción de que cada vez se conoce más. La obra de John Keane, uno de los mayores estudiosos del nacimiento y la evolución de la democracia, debe ser divulgada y también más conocida por los estudiantes, porque creo que el espíritu de aquellas primeras Cortes representa el despertar de los pueblos a una nueva forma de relacionarse con el poder y también de tomar conciencia de que podían ejercerlo.

Las Cortes de 1188 fueron el despertar de los pueblos ante una nueva manera de relacionarse con el poder– ¿Cómo ha evolucionado la democracia desde entonces? ¿Y en qué debería cambiar a partir de ahora?
– Evidentemente, en ese tiempo no existía la democracia. Afortunadamente, los sistemas feudales de entonces poco tienen que ver con la democracia representativa que tenemos hoy. Es obvio. Pero como dice Keane, esas primeras Cortes «no fueron la típica reunión de aduladores de la realeza» y esa fue su gran aportación. Pero tampoco representaba al pueblo en su conjunto, sino a los privilegiados. Nuestra democracia representativa está a años luz de cualquier experiencia no democrática, pero no se debe idealizar, sino fortalecer. Hoy nos enfrentamos a graves amenazas que provienen principalmente de las autocracias y los populismos. Y todo ello enmarcado en constantes crisis globales, lo que supone un escenario propicio para populismos de toda índole, demagogos de barra de bar y oligarcas déspotas sin escrúpulos.

– Hablaba antes de amenazas y desafíos a los que se enfrenta la democracia y citaba guerras como la de Ucrania e incluso asaltos a algunas instituciones parlamentarias fuera de nuestras fronteras. ¿Cómo deben afrontarse a su juicio desafíos de este tipo? ¿Cree que son las instituciones parlamentarias lo suficientemente cercanas a la ciudadanía?
– Por supuesto, tenemos la necesidad de reforzar las democracias ante estos retos. Fue Keane quien acuñó el concepto de la democracia «monitorizada», para describir cómo los políticos y las instituciones estamos sometidos a un constante escrutinio de la opinión pública por efecto de los medios de comunicación. Por eso, creo que el quehacer parlamentario y político en general debe ser consecuente y estricto en la transparencia y la rendición de cuentas. Eso, sin duda, frenará el distanciamiento con la ciudadanía y la desafección social hacia la política y las instituciones. Igualmente, pienso que los mecanismos de solidaridad y respuesta rápida a las necesidades sociales son también cruciales para fortalecer a nuestras instituciones y que éstas sean percibidas como útiles por la ciudadanía. La respuesta de la UE a la guerra de Ucrania, o a la pandemia del covid son claros ejemplos de cómo las democracias occidentales, las más consolidadas y veteranas, han respondido ante los nuevos desafíos. En un mundo globalizado, en el que todo se mide en parámetros geoestratégicos, los problemas de uno afectan a todos. En España, nuestras Cortes Generales también dieron una respuesta tremendamente eficaz a la pandemia con el escudo social que aprobaron para articular medidas de protección para colectivos vulnerables, trabajadores, empresas y autónomos. Y este escudo ayudó a salvar muchos empleos y remontar la situación.

– ¿Cree que el actual es el peor clima para el debate político que se ha vivido en la democracia o quizá eso mismo pueden haber pensado sus antecesores en la presidencia del Senado?
– Sin duda. España se encuentra en niveles de exacerbación que nunca hemos vivido hasta el momento. Y ello, hay que decirlo claramente, se debe a una clara estrategia de la crispación aplicada de forma inmisericorde por la derecha y la extrema derecha contra Pedro Sánchez, al que han acusado de todo. Fíjese, en 2019 Pedro Sánchez ganó cinco elecciones seguidas, dos de ellas generales. Sin embargo, tanto el PP como Vox se han encargado de tildarle mañana, tarde y noche de ser un presidente okupa e ilegítimo que está al frente de un Gobierno socialcomunista, filoetarra y vendepatrias. El PP y Vox han hecho de la mentira y el ataque personal a Sánchez la piedra angular del debate político y su programa electoral.

– Ese clima ha estado marcado por una evidente polarización ideológica entre la izquierda y la derecha, pero también por la creciente fuerza de partidos de raíz autonómica e incluso provincial. ¿Cree que los territorios y sus problemas concretos se abordan de manera suficiente en el Senado?
– Mire, durante mi presidencia he hecho algo que ningún presidente del Senado había hecho hasta ahora: recorrer las comunidades autónomas buscando reforzar la colaboración institucional en el ámbito parlamentario y, sobre todo, fomentar la participación de los parlamentos autonómicos en la propia actividad del Senado. El objetivo ha sido el de propiciar el diálogo y el acuerdo de las distintas administraciones, impulsando la cohesión territorial e incidiendo en el funcionamiento de un Estado altamente descentralizado como el nuestro. Pero también perseguía involucrar a los parlamentos autonómicos en la elaboración de una propuesta que mejore el funcionamiento de la Cámara Alta, con la vista puesta en una futura reforma del reglamento que atienda la voz de los territorios y sea fruto del mayor consenso posible. Al mismo tiempo, he tratado de sacar el Senado de Madrid y acercarlo a los territorios. Mire, yo vengo de Valle de Mena, al norte de la provincia de Burgos. Allí, como en el medio rural en general, las instituciones del Estado son muy desconocidas. Por eso he creído importante intentar que los ciudadanos tengan una percepción más clara de lo que esta institución significa y aporta a la democracia. Creo, humildemente, que algo hemos avanzado.

Reforzar el Senado pasaría por cambiar la Constitución y no parece que eso esté, de momento, en el horizonte– ¿Ve necesario por tanto acometer esa reforma del Senado de la que siempre se habla pero que nunca se aborda?
– Es la sempiterna cuestión cada vez que se habla del Senado. Pues verá. No cabe duda de que reforzar las capacidades territoriales y el papel de cámara territorial ayudaría a tener una mejor y mayor representación de los territorios en la labor legislativa del Senado. Pero, como todos sabemos, eso pasa por una reforma de la Constitución que, de momento, no parece estar en el horizonte. Personalmente, estoy convencido de que la Cámara Alta, su propia existencia, constituye una oportunidad. Tenemos que hacer un esfuerzo entre todos para conseguir que funcione mejor, que sea más fiel a su naturaleza de cámara territorial. Y eso pasa por ahondar en los instrumentos con los que ya cuenta el Senado para propiciar el debate territorial. Creo que, ante todo, debemos encontrar la forma de reforzar sus funciones de cámara de representación de las comunidades autónomas y las entidades locales en el contexto actual.

– ¿En qué dirección concreta debería ir esa reforma del Senado?

– Pues como le digo, en la dirección de reforzar la representación y el papel de las comunidades autónomas en el desarrollo de la actividad de la cámara. Pero también debe centrarse en la búsqueda de una mayor capacidad legislativa del Senado en aquellas materias que están transferidas a las comunidades, como pueden ser la sanidad o la educación. El Senado tiene que ser la piedra angular del sistema autonómico y el centro de la coordinación multinivel y la cogobernanza, que ha sido la clave para dar una respuesta contundente como país a la pandemia. Pero me temo que es un tema más de futuro que de presente.
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