Los latidos del corazón del Hospital

La unidad de Cardiología del Complejo Asistencial atiende cada año a 2.500 pacientes

Sergio Jorge
31/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Uno de los quirófanos de Hemodinámica, una de las unidades del Servicio de Cardiología del Hospital de León. | SAÚL ARÉN
Uno de los quirófanos de Hemodinámica, una de las unidades del Servicio de Cardiología del Hospital de León. | SAÚL ARÉN
Si pudiéramos introducir una minúscula cámara en el interior de una gota de sangre y ver cómo avanza por arterias, venas y órganos nos daríamos cuenta de que esta máquina perfecta que es el cuerpo humano está tan coordinada que todos los tejidos son necesarios para su correcto funcionamiento. Por eso esta metáfora no puede ser mejor para explicar cómo trabajan precisamente los que se encargan de solucionar los problemas del corazón, el órgano central que da nombre a uno de los servicios de más calidad del Complejo Asistencial Universitario de León, el de Cardiología.

Son aproximadamente 120 los profesionales que forman parte de este servicio, entre ellos 26 cardiólogos y 15 residentes, comandados por el doctor Felipe Fernández Vázquez, que insiste en que el éxito de este gran departamento reside en que se trata al paciente de forma integral, y eso se logra porque todos los profesionales de cardiología, enfermería y otras materias están perfectamente coordinados para que el enfermo pueda recuperarse lo antes posible y con la máximas garantías posibles.

Y si cada enfermo que entra al Hospital con una afección cardiaca puede asemejarse a esa gota de sangre que recorre un cuerpo lleno de órganos y tejidos todos ellos coordinados, está claro que el paciente es el centro del sistema sanitario y como tal se le considera en el momento en el que entra por la puerta de Urgencias. «Puede tener cinco problemas por los que pasa directamente a Cardiología: que tenga fatiga en el pecho, que se ahogue, que tenga palpitaciones o sensación de arritmia, que pierda el conocimiento o que se le hinchen las piernas», explica Fernández Vázquez. Por eso, una vez que es evaluado por los profesionales de este servicio,se decide si pasa a la planta de hospitalización o a cuidados críticos coronarios, «dependiendo de la gravedad».

Para entender cómo se desarrolla esta diversificación de cada paciente, Fernández Vázquez explica que si en el primer diagnóstico se detecta que el enfermo tiene síntomas de insuficiencia cardiaca o requiere un estudio de su situación, va a hospitalización, pero si por ejemplo tiene un infarto de miocardio, va directo a la unidad coronaria.

En la planta de hospitalización, que ocupa la segunda del Princesa Sofía, hay 38 camas. Allí permanecen ingresados el tiempo necesario, pero como destaca Fernández Vázquez, es una de las unidades de más alto nivel del Complejo puesto que se monotoriza a cada paciente con un control cardiográfico en telematría, como se puede observar en las pantallas con las gráficas que indican el estado de la mayoría de los ingresados. Da igual a qué unidad se le lleve al enfermo, porque «va a pasar por una batería de estudios, la mayoría específicos de cardiología, porque van a estar en cada área del servicio para tener resultados y seguir tomando las decisiones», especifica Fernández Vázquez, que destaca la necesidad de que todo esté coordinado para que el enfermo reciba exactamente el tratamiento que le ayudará a recuperarse. Por eso no es de extrañar que cada unidad tenga su propio equipo, con una cierta independencia, pero a la vez todos comandados por el jefe del servicio, un Felipe Fernández Vázquez que destaca la «relación excepcional» entre todas las unidades. Cada año son unos 2.500 los pacientes que son tratados en el servicio de Cardiología y que después reciben el alta, tras permanecer una media de seis días ingresados en la planta. Y si en la segunda está hospitalización, en la primera están el resto. Una de ellas, la de coronaria, es la que incluye los cuidados críticos e intermedios, basada en «un centro de operaciones que permite dar calidad a la asistencia para que funcione» y que contiene varios boxes independientes. De hecho, se da soporte «no solo a problemas del corazón, sino también a otros órganos, así como a respiración asistida permanente». A esta unidad «llegan el 80 % de los pacientes que entran a Urgencias, aunque a veces van a Hemodinámica si se aplica el código infarto», apunta el jefe del servicio, que resalta que en cuidados intermedios se «hacen exploraciones, cateterismos o terapias que necesitan unas horas de observación más o menos intensa».En todos los casos, cuando el paciente ya está estabilizado, pasa ala planta de hospitalización para que pueda recuperarse satisfactoriamente. Fernández Vázquez explica que el Complejo es prácticamente el único en el que «la unidad de Coronaria está a cargo de cardiólogos, porque la mayoría tienen al paciente crítico en la UCI, pero aquí los enfermos coronarios están en Cardiología». Eso hace que puedan «dar una asistencia más específica y que la formación de los residentes sea mucho más completa». Si se continúa por la planta primera en este paso por todas las unidades de Cardiología, la siguiente es Hemodinámica, una de las «más vanguardistas» del Hospital, caracterizada por el impulso de algunas técnicas no invasivas, como la del primer cateterismo cardiaco, efectuado por el propio Fernández Vázquez en septiembre de 1999, o los tratamientos percutáneos de enfermedades como la estenosis aórtica. «Lo que hacemos aquí es visualizar por dentro todas las cavidades y arterias que riegan el corazón, y vemos si se mueven más o menos, si abren bien o no sus válvulas, y así entender la causa por la que ha sido ingresado el paciente», especifica el jefe del servicio justo en el compartimento que une los dos quirófanos de esta unidad. «Cada año hacemos 1.200 angioplasias coronarias y unas 120 estrategias terapéuticas en cardiopatías estructurales, valvulares o de defectos congénitos», apunta Fernández Vázquez. «Aquí arreglamos el riego del corazón», explica, a la vez que en este punto deja claro que uno de los puntos necesarios a mejorar en el conjunto del servicio es la tecnología, puesto que «hay cierto grado de obsolescencia de los equipamientos». Los pacientes que son ingresados en Cardiología pueden tener también «síntomas de palpitaciones, síncope o algunos previos a la pérdida de conocimiento, por lo que puede ser un problema de arritmia», de ahí que van directos a la unidad de Electrofisiología, donde también se encargan de la puesta en marcha y control de dispositivos como los marcapasos. «Es algo sofisticado, porque después de colocarlo hay que interrogar al dispositivo de forma periódica para saber qué está pasando», apunta Fernández Vázquez.

Por último, se llega a la unidad de Imagen, en la que se hacen las pruebas de ecocardiogramas, cardiogramas y las de esfuerzo, tanto las funcionales como las de la función respiratoria o las de estrés. «Los cardiólogos son expertos en estas pruebas y dan apoyo a estas unidades», apunta. Son por tanto vitales para otro tipo de pruebas, puesto que también pueden ayudar «por ejemplo a reparar una válvula percutánea a través de un catéter, ya que son una guía por medio de una ecocardiografía transesofágica», aunque también apoyan a servicios como Neurología, Radiología o Medicina Interna.

Pero hay más cuestiones a tener en cuenta dentro de este servicio, puesto que Fernández Vázquez pone de relieve uno de los retos a los que se enfrentan, que es la coordinación con Atención Primaria, ya que el paciente, al recibir el alta, quizá tenga que acudir al Hospital para las revisiones, pero también puede seguir en su centro de salud. De hecho, los cardiólogos del Complejo pasan consulta cada semana en La Condesa, José Aguado, La Bañeza, Astorga y Cistierna. Son en total 23 tipos de consultas, a las que se añaden las guardias de presencia física del cardiólogo y las permanentes de código infarto, que son localizadas. «Por todo esto es importante la telecomunicación, para que haya un único cardiólogo representante ante los médicos de Atención Primaria», asegura, para también destacar que otra unidad que quiere potenciar es la de insuficiencia cardiaca, con la que se podrían evitar multitud de afecciones. Y sin olvidar la investigación, que permite mejorar más si cabe la asistencia sanitaria.

Por eso no es de extrañar que solo en 2018, Cardiología recibiera cuatro acreditaciones de excelencia sanitaria (seguimiento de dispositivos, implante percutáneo de la válvula aorta, unidad de insuficiencia cardiaca y reparación percutánea de la válvula mitral), a lo que se añade que el Hospital fue el mejor de España en cuanto al tiempo que tarda en recibir el alta el paciente atendiendo a determinadas variables y complejidades.
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