Lío con el 'Gordo' en Villamanín: "Cuesta creer que tengan 100.000 euros en el bolsillo que ni habían soñado"

La reunión del viernes fue larga y tensa y los jóvenes de la Comisión los grandes perdedores, pues han cedido sus papeletas premiadas como parte del pago, pero se muestran agradecidos

28/12/2025
 Actualizado a 28/12/2025
El Hogar del Pensionista estaba abarrotado a pesar de que se controló la entrada para que accedieran al salón solo los premiados . | CAMPILLO (ICAL)
El Hogar del Pensionista estaba abarrotado a pesar de que se controló la entrada para que accedieran al salón solo los premiados . | CAMPILLO (ICAL)

Uno de los periodistas desplazados desde fuera de la provincia para cubrir el encuentro entre los miembros de la Comisión de Fiestas de Villamanín y los agraciados con el premio gordo, que había despertado una expectación como no se recuerda en la Montaña Central leonesa, al escuchar las voces que llegaban desde el segundo piso del Hogar del Pensionista y los testimonios de los que salían a la calle, en algunos casos con la clara intención de que les preguntaran, planteó una reflexión: «Me cuesta trabajo creer que todos los que están ahí llevan en el bolso cuando menos setenta mil euros que hace unos días ni soñaban; cuando no son 150.000 o más de 300.000 euros…».

- Las perras no tienen patria, pero sí provocan las guerras; le contesta uno de los congregados, como curioso, “que yo no llevo nada, pero igual vemos volar a alguien”.

Era el ambiente que había. La guardia civil preparada y presente, algún policía de paisano, muchas caras conocidas, algunas que no, nuevas… 

Y un grupo de chavales, los jóvenes de la Comisión de Fiestas, que tiemblan como seguramente no han hecho en su vida. Cuando has visto a alguno llorar temiendo este momento, cuando les has escuchado -antes del premio- que van a ser las mejores fiestas, cuando se les llena la boca de Villamanín… te cuesta trabajo creer en algo más que un error de consecuencias incalculables. Y lo saben. Y tiemblan. El portavoz repite una y otra vez lo que va a decir después -“error, solo error, jamás mala fé, ni ningún afán de engaño, ¿por 250 euros?”- pero apenas se lo dejan contar. La tensión es máxima, la reunión casi se puede seguir desde la calle pues el tono de voz de algunos de los presentes es realmente elevado.

Hay cuatro ‘mayores’ y once chavales. La gran mayoría de los jóvenes son estudiantes, algunos afrontando sus primeros trabajos, los hay que estudian y trabajan, que además del susto temen otras consecuencias: “No nos pongas los nombres pues no me quiero imaginar si nos ven en nuestro trabajos o nuestros profesores, con lo que se está diciendo de nosotros”. Les tratan de contar que “la gente sabe lo que hay” pero al mismo tiempo, en un programa de la tele, curiosamente un policía, habla de trampas, listillos, la España de picaresca… 

Llevan siete años organizando las fiestas prácticamente el mismo grupo, hablan de horas perdidas, incluso dinero los que trabajan “y ponemos la gasolina, sin valorar el tiempo… nuestro único orgullo es que sean las mejores de la comarca, que venga gente de todas partes”, repiten, y para desmontar un posible “complot” cuentan: “Pero si hay tres de la comisión que no les ha tocado, que no llevan nada”. 

Como la vida misma. De hecho, para el anecdotario de este premio había recogido dos hechos ‘enfrentados’ : Tres miembros de la Comisión que no llevaban su número y dos vecinos de la comarca que les ha tocado el gordo por segunda vez en este año natural. Uno de ellos había comprado un billete de la que tocó en el Niño en El Corte Inglés y también llevaba de Villamanín; y otro, de Pola, que le tocó en El Corte Inglés y, curiosamente, ni en Pola ni en Villamanín. “Pasé por Villablino, compré allí y me toco”. 

Arriba siguen las voces, pasan las horas, se va acercando el final, los agraciados van bajando y no tienen muy claro el acuerdo, el porcentaje que les quitarían por billete, pero reconocen que una mayoría ha aceptado la quita.

- ¿De cuánto?
- No es segura, o fija; primero se hace una quita para cubrir que todos los que quieran cobrar puedan hacerlo (el 10% como máximo) y después con el dinero devuelto, las posibles papeletas perdidas, todo lo que sobre pues se les devuelve su parte proporcional, con lo que el porcentaje podría bajar hasta entre el 3 y el 5%, calculamos, que no se puede saber.

- ¿Y los que se nieguen?
- Pues irán al Juzgado y lo que diga la Justicia y cuando lo diga, no podemos hacer nada, tienen derecho.
Al fin acaba la reunión. La decisión de los chavales de aportar sus papeletas parece que fue un paso importante. Se quedan solos con algunos padres y ‘los mayores’ de la Comisión.

- Parece que los dardos iban para los mayores…
- Hubo palabras gruesas… pero creemos que si tienes algo con alguien vas a su casa, llamas a su puerta y se lo dices.

- ¿Cómo estáis?
- Aliviados. Yo tengo ganas de ir a casa y dormir, que llevo tres días sin hacerlo.

Empiezan a leer las primeras crónicas que le llegan sus móviles mientras dictan su propio comunicado en el que quieren empezar “por lo positivo. Es verdad que nos han dicho cosas muy duras, pero también es cierto que hemos sentido el apoyo de una amplia mayoría. Tras exponer los hechos ocurridos en los últimos días hemos pedido disculpas por el error que se ha producido en el conteo de las papeletas, aclarando que jamás ha existido ningún tipo de mala fe, eso que quede muy claro. Solo podemos decir que los voluntarios, casi todos jóvenes del pueblo, hemos pedido ayuda al pueblo en esta reunión y estamos emocionados por la respuesta. La mayoría de los asistentes nos ha entendido e incluso mostrado su apoyo. Por ello, vamos a asumir incluso la pérdida de nuestro propio premio, con el fin de conseguir que lo que empezó como una alegría para todo el pueblo  lo siga siendo hasta el final. No queremos que Villamanín se recuerde como el pueblo al que dividió el premio gordo”.        

- ¿Cuál es vuestra sensación?
- Que una gran mayoría ha comprendido que la mejor solución es ayudarnos entre todos, cobrar cuanto antes, evitar pleitos y no convertir una buena noticia en un conflicto. Ya se está trabajando en la búsqueda de un acuerdo justo, transparente y con todas las garantías legales, pues tendrá supervisión judicial, pensado en el bien común y en el futuro del pueblo.

El amanecer volvió a ser duro, eran noticia en todas partes, en todos los medios, había opiniones terribles contra ellos, contra los adultos sobre todo; pero también mucha comprensión, muchos que ven injusto que los chavales se queden sin premio. Incluso aparece una canción, presuntamente hecha con IA, que los insulta y no dice ni una verdad; canta «en Villamanín tocó el el gordo al final, pero no para los pobres sino para uno más».

Les queda un largo camino, aunque hayan pasado la etapa más temida. Uno de ellos quiere poner un poco de distensión: “El gran damnificado es el Ezequiel… cuando decías soy de Villamanín te decían ‘el pueblo del Ezequiel’ ahora dirán lo del pueblo del Gordo… y el lío”.  

Y la reflexión inicial del periodista, que allí sigue, se vuelve a repetir cuando habla con los jóvenes de la comisión pasada la una de la madrugadas: «Cuesta creer que todos estos tienen más de cien mil euros en el bolsillo, de media, que ni habían soñado». 

Los chavales insisten en que están aliviados, que pasó el trago.

- Pero sois los grandes perdedores de todo esto; además salis sin un duro del premio.
- Yo lo que quiero es dormir; dice uno que, explican, le venía el premio como anillo al dedo pues está intentando abrirse camino, trabajando aquí y allá. Pero él quiere dormir.  

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