Un leonés al frente de la computación cuántica de Google: "Es hacer un ordenador que copie a la naturaleza"

Segunda parte de la entrevista a Sergio Boixo en su pueblo, Vegas del Condado

David Rubio y Víctor S. Vélez
16/05/2025
 Actualizado a 16/05/2025
https://youtu.be/tVgUwG2QrKI

Sergio Boixo, el 'Leonés del año' 2025, está llamado a ser uno de los líderes de la segunda revolución cuántica que promete cambiar el planeta. En la visita a sus raíces en Vegas del Condado, intentando ser lo más divulgativo posible, el director científico de computación cuántica de Google repasa cuáles son los proyectos en los que está inmerso su equipo, las aplicaciones prácticas de esta tecnología o qué papel juega el ser humano en un mundo cada vez más digitalizado.

-Es complicado ser divulgativo con la cuántica, pero aquí, en la casa de sus abuelos, igual es más sencillo explicar qué es lo que están haciendo en Google con esta tecnología…

Es complicado. Lo fundamental es que la naturaleza funciona con mecánica cuántica. Aunque no lo veamos con nuestros ojos, desde hace más de un siglo sabemos que así es como funciona la naturaleza, la física y la química. Hacer un ordenador cuántico es hacer un ordenador que copie a la naturaleza. Aunque parezca contradictorio porque un ordenador cuántico suena a una cosa extrañísima, pero es como funciona la naturaleza y para seguir haciendo esas mejoras tecnológicas queremos copiar la naturaliza. ¿En qué se distingue un ordenador cuántico de un ordenador tradicional? Es complicado, pero una idea que se puede entender es pensar en una moneda, o en las chapas, que tienen cara o cruz. Cuando tiras la moneda te sale o cara o cruz, solo hay dos posibilidades. En la naturaleza, si coges un electrón ocurre una cosa totalmente distinta, que no se puede entender pensando de una manera, pero es que pueden darse las dos posibilidades al mismo tiempo: cara y cruz a la vez. Esto hace que se exploren las dos a la vez. Si existen mil millones de posibilidades, haces un ordenador cuántico y también puede explorar esos mil millones de posibilidades al mismo tiempo. Es algo que los ordenadores clásicos no pueden hacer y así es como funciona la naturaleza a nivel atómico. Podemos hacer esas mismas reglas de la mecánica cuántica, que exploran tantas reglas a la vez, y reducirlas a un ordenador que también funcione de esa manera.

-¿En qué aplicaciones prácticas se traducirán estos avances en la computación cuántica?

Si ya la computación cuántica es difícil de entender, las aplicaciones prácticas lo son más aún. Lo primero que querría señalar es que ya hubo una primera revolución cuántica, que fue la que nos ha dado los ordenadores. Por ejemplo, los chips semiconductores no existirían sin la mecánica cuántica. Esa mecánica cuántica, que ya tiene más de un siglo, se ha dedicado desde hace más de 50 años a hacer chips y, gracias a eso, tenemos los ordenadores que tenemos ahora. O los láseres, las pantallas planas… Esa primera revolución cuántica ya ha influido increíblemente en nuestras vidas y la inteligencia artificial no sería posible sin la mecánica cuántica que nos ha dado chips semiconductores. ¿Cómo va a ser esa segunda revolución cuántica? La idea es copiar a la naturaleza, que funciona con mecánica cuántica, y hacer un ordenador que copie a la naturaleza y calcule de la misma manera que esta lo hace. Esto nos dará una segunda revolución cuántica que tendrá, yo creo, tanto impacto como la primera, pero es un poco difícil de predecir. Al igual que hace un siglo era difícil de predecir los móviles o imposible predecir la inteligencia artificial que tenemos ahora, es difícil de predecir cómo será esa segunda revolución cuántica. Pero hay cosas que ya podemos saber porque hemos hecho estudios y colaboraciones con empresas para aplicaciones concretas. Por ejemplo, en baterías más limpias y eficiencias. Es muy importante para la energía, ahora con el cambio climático. Formas de energía más eficientes, con trabajos que hemos hecho en cuestión de fusión nuclear. Energía limpia, energía del sol, que vamos a poder resolver con ordenadores cuánticos. En medicina, por ejemplo, con el desarrollo de fármacos más eficientes. Esos son trabajos que hemos ido haciendo y son áreas en las que ya sabemos que nos ayudará esa segunda revolución cuántica.

-Hablando de una moneda que tiene cara y cruz a la vez, usted también tiene una formación como filósofo. ¿Qué le ha aportado en su trayectoria, más siendo tan vinculada a la tecnología?

A un nivel profesional, la mecánica cuántica, aunque tenga más de 100 años, nos sigue pareciendo extraña porque tiene propiedades que no se ven con los ojos, como que la moneda está cara y cruz al mismo tiempo y con los ojos no lo ves. En filosofía ya hay tradición de, antes de la mecánica cuántica, hace tres siglos, plantear realmente cómo es la ciencia, cómo llegamos al conocimiento… Empiezan a surgir teorías que se apartan de la física clásica mucho antes de que surja la mecánica cuántica. No nos vamos a meter en un discurso filosófico ahora, pero te da esa amplitud de miras que hace que, a la hora de estudiar mecánica cuántica, pues ya tengas esa flexibilidad de que puede funcionar de una manera, aunque no lo veas con tus ojos. Ya estas acostumbrado porque en la filosofía es como se percibe en un primer momento.

-Con esas dos vertientes, ¿cree que se está dando más importancia cada día a la tecnología y menos al humanismo?

Es una buena pregunta. Hace falta tirar por los dos lados. Es importante seguir apoyando la ciencia y la tecnología, que al fin y al cabo es el progreso y, si miramos la historia de la humanidad, todas las épocas han ido marcando avances tecnológicos. No es algo nuevo, está la Edad del Bronce, la Edad del Hierro… tuvieron avances tecnológicos en su momento. Pero no debemos olvidarnos de nuestro bagaje filosófico.

-¿Cómo es de optimista de cara al futuro con ese mundo tecnológico? ¿La cuántica amplificará más la revolución de la inteligencia artificial?

El hombre ha ido cambiando. Las épocas históricas han ido así, por avances tecnológicos. Eso hace que vaya cambiando la manera en la que vivimos. Nosotros no vivimos de la misma manera en que lo hacían nuestros abuelos y el progreso se ha ido acelerando, con avances como la inteligencia artificial y la computación cuántica lo acelerará aún más. Yo soy optimista, como hombre de ciencias y como filósofo, porque es lo que nos ha demostrado la historia. Nosotros tenemos ahora mayor calidad de vida de la que tenían nuestros abuelos. Hay cosas que romantizamos y que podemos echar de menos. Por ejemplo, el chorizo artesanal que nos gustaba y con una hogaza de hace 50 años, que ya no se hacen como ahora… pero, en términos de calidad de vida y objetivamente en temas de enfermedades o guerras, hemos ido mejorando históricamente y creo que eso va a continuar. También como creyente. Que es algo que también le debo a León, cuando mi abuelo materno, que tenía las llaves de la iglesia de San Pedro, me llevaba por las iglesias. Aunque ya no viva en León, hay cosas que no he olvidado. Eso también me hace ser optimista con el futuro.

-Nuestro ámbito, el periodismo, es uno de los que pueden verse amenazados con la inteligencia artificial. ¿Va a comprometer el empleo de muchas personas en diferentes sectores?

Yo creo que no. Todas las herramientas, en realidad, lo que tienden a hacer es a aumentar la productividad. Lo usas porque te hace más productivo y está ayudando porque hace la información más asequible. Google lleva mucho tiempo con el buscador y ya la gente va menos a la biblioteca físicamente, pero puede consultar información de manera mucho más práctica. Creo que esto también está ocurriendo con la inteligencia artificial y es la misión de Google: hacer la información más asequible a todo el mundo. El papel del periodista, que no es solo que la información sea accesible a la gente, tiene un componente de procesamiento, ese toque humano que no puede dar la inteligencia artificial. Creo que va a seguir habiendo un tándem, de periodista trabajando con la inteligencia artificial. Al igual que en la ciencia desde hace muchos años trabajamos con ordenadores haciendo matemáticas y simulaciones. Eso no ha hecho que desaparezcan los científicos, al contrario. Los científicos somos más productivos y lo mismo está ocurriendo con el periodismo y la inteligencia artificial.

 

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