León se apagó este lunes. Como el resto del país, el servicio eléctrico de la provincia se vio interrumpido hacia las 12:35 horas de la mañana y no se recuperó hasta pasadas las siete de la tarde. Más de seis horas de desconexión que provocaron severos contratiempos en el día a día de los leoneses.
Los ordenadores, los semáforos y todo el maremágnum eléctrico que conecta las sociedades actuales se vino abajo ante el desconcierto generalizado de los leoneses. Nadie entendía demasiado bien qué estaba ocurriendo, cuáles eran las causas del apagón o hasta cuándo duraría.
Ante el caos circulatorio, los agentes policiales se pusieron a dirigir el tráfico en las principales intersecciones de la ciudad de León. Muchas oficinas cerraron sus puertas ante la imposibilidad de adelantar trabajo y en las calles no había otro tema de conversación.
Hacia las 13:30 horas comenzaron, igualmente, los problemas de telefonía. Derivados del apagón, la cobertura y las conexiones a los servicios de mensajería instantánea iban y venían de manera caótica en la mayor parte de los móviles durante las primeras horas de la tarde.
Los supermercados se llenaron de clientes con carritos repletos de alimentos y bienes de primera necesidad. “Vamos, coge lo que puedas. Rápido”, comentaba una madre a su hijo en un supermercado de la avenida José Aguado que no cerró sus puertas.
A primera hora de la tarde también ha habido desabastecimiento en supermercados de algunos barrios de la capital. Como ocurrió en los primeros días de la pandemia del Covid, en marzo de 2020, la histeria se apoderó de muchos a la hora de hacer sus compras.
Se celebraron varios gabinetes de crisis, en el Ayuntamiento de León y en la Subdelegación del Gobierno. En ellas, se intentaron establecer unas líneas básicas de acción para evitar el caos en base a las confusas informaciones que iban llegando sobre la dimensión del corte eléctrico.
En el apartado sanitario también hubo contratiempos de diversa magnitud, con algunos incidentes en el hospital. El ambulatorio de José Aguado, por ejemplo, se encontraba sin paciente alguno a última hora de la mañana.
Los médicos tuvieron que pasar consulta como antaño, con bolígrafo y papel, al igual que en los centros educativos se rescataron antiguos métodos de enseñanza ante la imposibilidad de emplear la cada vez más omnipresente tecnología. Incluso, se llegaron a ver algunas mascarillas por las calles de León y en las colas de los comercios.
Encierros en ascensores, colas en las gasolinera, nervios a flor de piel, desinformación campando a sus anchas... Nada ha sido normal este lunes en León. Bueno, el peaje de la autopista que une la capital con Astorga siguió cobrando su tarifa habitual.
Mientras duró el apagón, las terrazas de los bares, especialmente en la plaza del Grano y en la de San Marcelo, se llenaron de clientes que apuraban las últimas rondas de bebidas frías. Igualmente, fueron muchos los que aprovecharon el buen tiempo para salir a pasear por las calles y parques de León.
No faltaron las anécdotas. Como la de la heladería El Valenciano, ubicada en Santa Domingo, que ante la inminente pérdida de todo su stock comenzó a regalar helados. No tardó en formarse una larga cola. Solo una de las incontables historias que, a buen seguro, en la capital y en el resto de la provincia, dejarán estas más de seis horas de apagón y que en los próximos días irán dándose a conocer.
Esta es la crónica, apresurada como no podía ser de otra manera, de un día distópico en León. Un ensayo sobre la ceguera en este 28 de abril de 2025 que en la provincia nadie olvidará.