En El Serranillo el rey es el pimentón y la reina la aceituna, de hecho, el día que entra el primero de los productos «es para nosotros como el día de año nuevo, no comemos las uvas pero hacemos una pequeña fiesta». Tras casi 90 años de historia en León, este comercio tradicional no ha perdido sus productos estrella, aunque ha sabido evolucionar con los años y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado.
Su historia se remonta exactamente a 1926, cuando un hombre apodado ‘El Serranillo’ llegó a León procedente de la localidad abulense de Serranillos, donde vendía pimentón, aceitunas y otros alimentos de forma ambulante, acompañado de un amigo para comenzar con el negocio. Empezó en el Mercado del Conde y pocos años después se instaló en un local cercano, en el que aun se mantiene su tienda original. En todos estos años no ha dejado de evolucionar, aunque han sabido amarrarse a sus orígenes para seguir creciendo, hasta los tres establecimientos en la ciudad que existen hoy.
En la actualidad, Juan Dopico representa a la tercera generación de un negocio por el que ha visto pasar a sus abuelos, a sus padres y a sus tíos y que no ha perdido el aroma "de siempre". "Lo que más me gusta es cuando vienen ahora los leoneses con sus nietos o sus hijos y dicen que sigue oliendo igual que cuando venían con sus abuelos", cosas que "emocionan" y que "todavía me ponen la piel de gallina cuando las oigo", confirma Dopico, que dejó su trabajo en un banco para coger las riendas del negocio familiar.
Además de pimentón y aceitunas, El Serranillo apuesta por alimentos de calidad entre los que se intenta dar un hueco especial a los productos de León. "En una tienda de alimentación tienen que estar los productos de León, porque son muy buenos y porque tenemos que vender nuestra tierra y ayudarnos unos a otros", apuesta Dopico.
En su tienda tradicional hay rincones especiales: los montones de pimentón o la mesa ‘de picoteo’, para que los clientes disfruten de sus olivas mientras esperan a ser atendidos, son algunos de los ejemplos. Y productos únicos, como las aceitunas, con las que "hemos conseguido mantener la calidad", pero vendiendo productos diferentes. Las hay rellenas de queso, de almendras, de anchoas, de bocartes, de bonito o aliñadas a las finas hierbas o a la leonesa, con cebolla y pimentón, auténticas delicias que han dado un valor añadido a este establecimiento con solera de la capital.
Otra de las señas de identidad es la atención cercana y personalizada con el cliente, "algo que quiere vender El Serranillo pero también todo el pequeño comercio".
Con el paso de los años y la evolución del mercado, han sabido adaptarse a la llegada de Internet y, a través del comercio electrónico, han conseguido vender sus productos a países como Noruega o Canadá, y, por supuesto, al resto de España, "tenemos alrededor de 300 restaurantes que nos piden el pimentón», confirma Dopico, aunque intentan respaldar la venta ‘online’ con «el trato cercano», a través de un número de teléfono directo a sus tiendas. «A la gente le gusta ver que hay alguien al otro lado".
A punto de cumplir los 90 años, El Serranillo forma parte ya de la historia de León y de todos los leoneses y espera seguir celebrando más cumpleaños.
La casa del pimentón y la aceituna
Juan Dopico representa la tercera generación de El Serranillo, un pequeño comercio de alimentación que va camino de cumplir los 90 años y que no ha perdido su original aroma
22/02/2015
Actualizado a
12/09/2019
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