La historia de Mateo: de las antípodas a atender a los peregrinos que llegan a Sahagún

Este hermano de los Maristas llegó en marzo desde Nueva Zelanda para dirigir el albergue que atiende a quienes realizan la ruta jacobea

05/08/2025
 Actualizado a 05/08/2025
Raquel Delgado es la profesora de español del neozelandés Mateo Crawford. | L.N.C.
Raquel Delgado es la profesora de español del neozelandés Mateo Crawford. | L.N.C.

Casi 20.000 kilómetros separan Sahagún de Nueva Zelanda. Dos extremos del planeta que, a pesar de una distancia tan inabarcable, se encuentran unidos por la historia de Mateo Crawford, quien desde el pasado marzo es el encargado de dar la bienvenida a los peregrinos del Camino de Santiago que llegan a la villa facundina.


Mateo procede de una ciudad próxima a Auckland, en la isla norte de Nueva Zelanda, pertenece a la congregación de los Hermanos Maristas y los siempre inescrutables caminos del Señor le han llevado a dar la vuelta al mundo para iniciar una nueva vida en Tierra de Campos. El religioso neozelandés dirige el albergue que atiende a quienes realizan la ruta jacobea, recibiendo a los peregrinos que hacen parada en Sahagún con una sonrisa y con su singular historia.


En estos primeros meses en territorio leonés, Mateo está centrando sus esfuerzos en aprender español y ya maneja con una más que notable fluidez el idioma. «El problema es que muchos de los peregrinos que llegan al albergue hablan en inglés, así que no puedo estar practicando español a todas horas como también me gustaría», bromea el marista sobre sus progresos.


Para este buen manejo del español cuenta con la ayuda de Raquel Delgado, natural del cercano pueblo de Villamol y quien dirige una academia de inglés en Sahagún. No obstante, en el caso de este alumno de las antípodas la profesora invierte su cometido habitual para que Mateo aprenda a comunicarse con sus vecinos y con los feligreses de Tierra de Campos. «Es muy buen alumno», valora la docente sobre el que es a buen seguro el estudiante que ha llegado de más lejos de todos aquellos a los que ha dado clase.

En solo unos meses ha conseguido manejar con fluidez el idioma, lo que ayuda a su integración


En este primer medio año en España, país al que nunca antes había viajado, Mateo también ha aprovechado para conocer a otros hermanos de los Maristas. Especialmente, a aquellos de los dos colegios que la congregación tiene abiertos en la ciudad de León, los cuales le ayudan en su nueva rutina al igual que los sacerdotes de los pueblos de la comarca.


No obstante, lo que más está ayudando a su rápida integración en Sahagún es su carácter afable y abierto con vecinos de todas las edades. Por el momento, Mateo está más que contento con su aventura española. «Me gusta mucho que siempre hace buen tiempo», comenta el marista a este periódico durante su visita a las fiestas patronales del pueblo de su profesora.


 De las antípodas al albergue de Sahagún, después de poner su granito de arena a la expansión de la Iglesia por Oceanía, Mateo quiere ahora hacer un poco más fácil el paso de los peregrinos por la villa facundina. En inglés, en español o en ese lenguaje universal que es no dejar de sonreír en ningún momento.

Lo más leído