Los vecinos de Riofrío de Órbigo llevan más de dos años viviendo una situación insólita que, lejos de mejorar, se ha agravado en los últimos meses. Cerca de 80 vacas —y varios toros— pertenecientes a un ganadero que reside en León campan libremente por fincas privadas, prados, huertas, tierras de cereal e incluso por el propio casco urbano. Una situación que, según los habitantes, afecta a su economía, a su seguridad y a su vida diaria.
Todo comenzó, según relatan, en 2023, cuando el cercado que mantenía al ganado en una finca arrendada —un pastor eléctrico— se rompió. “Desde entonces campan donde quieren. Primero se veían en los praos y tierras de cereal, luego en Llamas de la Ribera, y este verano ya las tenemos en el pueblo”, comentan.
Vecinos aseguran que los animales llegaron al núcleo urbano por falta de alimento. “En 2024 ya las veíamos esqueléticas, se les marcaban las costillas. Pero lo peor ha sido este verano. Bajan por El Monte, Las Eras, Entre Las Huertas, La Chana, La Devesa, La Calea… y estos últimos días han llegado hasta Ferreras”, relatan.
A la situación se suma el riesgo de accidentes. “En el último mes ha habido cerca de seis siniestros de tráfico y uno de los ocupantes de un coche aún está de baja; sin hablar de los daños en bienes y cosechas”, denuncian desde la junta vecinal. El problema se agrava porque los animales se desplazan sobre todo al anochecer, cuando la visibilidad es menor. En esas horas, muchos vehículos circulan por la carretera que atraviesa la zona y que es utilizada tanto por vecinos de la Cepeda Alta como del Bierzo Bajo para desplazarse hacia León, lo que incrementa el peligro.

“Tenemos miedo de andar por las calles o coger el coche cuando se hace de noche, no las ves hasta que las tienes encima. Están prácticamente asilvestradas”, lamentan.
A nivel económico, las pérdidas son considerables. Un vecino ha interpuesto una denuncia por daños que ascienden, según afirma, a más de 5.000 euros. Otros han dejado de sembrar tierras de secano porque “no merece la pena gastar tiempo y dinero para que luego todo se lo coman las vacas”. Un ganadero de Ferreras asegura que le destrozaron varios rollos de hierba y sembrados de centeno. “Mientras estas vacas sigan sueltas, no podemos sacar rendimiento agrícola a nada”, insisten.
Algunos habitantes también denuncian que el apoderado del ganado, identificado como Amancio, estaría usando fincas que no son suyas. Una vecina de Carrizo relata: “Duermen en una tierra mía de centenal donde han hecho un camino hasta otra de mis fincas donde hay avena, y ahí van a alimentarse”.
El problema, sin embargo, no es nuevo. Ya en 2021 algunos terneros se escapaban del vallado. Hoy la situación se considera “incontrolable”.
El ganadero se defiende
En declaraciones a un medio local, el dueño del ganado aseguró que es él quien está siendo atacado: “Me han matado vacas a tiros y me amenazan de muerte porque quieren que venda y me marche”, afirmó.
Los vecinos desmienten rotundamente estas acusaciones: “Eso es totalmente falso. Nosotros no queremos nada más que el propietario se haga cargo de sus vacas, que las recoja, las alimente y ponga los medios necesarios para mantenerlas en su explotación ganadera”.
La junta vecinal sostiene la misma postura: “Lo único que nos interesa es que se haga cargo de su explotación y sus animales, porque están provocando daños en cultivos y, sobre todo, accidentes de circulación”.
Sin solución a la vista
Los vecinos detallan que en estos dos años han acudido al Ayuntamiento, a la Junta de Castilla y León, a la Subdelegación del Gobierno, a la Guardia Civil, al Seprona y a la Consejería de Agricultura y Ganadería. También han intervenido veterinarios. “Pero nadie hace nada. Las vacas siguen entrando al pueblo cada día”.

La preocupación ahora va más allá de las cosechas y los daños materiales: “Tememos que cuando quieran tomar una decisión sea demasiado tarde, cuando ocurra una desgracia. Estas vacas han embestido. Uno de los vecinos intentó echar a un toro de su finca y por poco no acaba herido grave”, advierten.
La situación, denuncian, es ya insostenible.