"Esto del cáncer de mama no es de color rosa, sino más bien un marrón bastante grande"

Silvia Vega cuenta en un blog cómo le ha cambiado la vida desde que le diagnosticaron la enfermedad. "No todo es fácil", reconoce

Susana Martín
10/04/2017
 Actualizado a 18/02/2019
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A veces en un segundo cambia todo. No es un tópico. Pasa. Hay un día en que la vida te sacude tanto que apenas sabes qué ha ocurrido. Te pega un revolcón que lo menea todo hasta dejarte exhausto, y ahí sigues: con muchas preguntas, o sin ninguna. Un día en que quisieras garantías, certezas, pero sólo encuentras dudas. El día del mazazo de Silvia Vega fue el 15 de septiembre de 2016. La fecha en que le confirmaron lo que llevaba un tiempo sospechando: que el pequeño bulto que se había notado en el pecho era un tumor. Cáncer, la palabra maldita. «Tengo cáncer de mama», tuvo que aprender a asimilar. Y no está siendo fácil.

Esta mujer astorgana de sonrisa fija tiene 39 años, dos hijos y es emprendedora. El marketing en redes sociales y la formación sobre social media solían ocupar todo su tiempo, pero ahora los empeños de Silvia son otros: recuperarse y disfrutar de la vida. «Estoy de baja, aunque como mamá sigo ejerciendo», bromea.

Ni en los meses más duros de su vida ha querido Silvia olvidarse del humor. Como cuando el cirujano le dio los resultados de la biopsia: «Es positivo», le dijo. «Pero positivo... ¿para quién?», espetó ella (lo cuenta en su blog, nosolounlazorosa.es). Como si pudiera hacerle cosquillas a un diagnóstico tan demoledor...

– ¿Cómo se recibe una noticias así? No sé si alguien se plantea qué pasaría si le diagnostican un cáncer…– Yo tenía una vida normal y corriente, hasta que en septiembre recibí el diagnóstico. Antes me había hecho ecografías, mamografías y biopsia. En cada prueba veía la cara del personal médico y ya me temía la mala noticia… Aun así, creo que nunca estás preparado cuando la recibes. El día que me dieron la noticia estuve en shock. No recuerdo nada de las siguientes horas después de escuchar «tienes un tumor». Asimilar «tengo cáncer» es difícil... En el primer momento, yo sobre todo sentía miedo. No estaba triste, ni enfadada, sólo muy preocupada por lo que iba a pasar: cómo iba a ser el proceso médico, si iba a ser doloroso físicamente, cómo se lo iba a contar a mi familia, qué iba a pasar con mi trabajo y mi economía… Tú piensas que tu vida va a ser de una determinada forma, y de repente llega una noticia así y lo pone todo patas arriba. – No se lo detectaron en una visita rutinaria sino que se lo notó usted...– Fui al médico porque notaba un bultito raro en el pecho. Por edad no entraba aún en las revisiones rutinarias de mama, por eso hay que recordar lo importante que es la autoexploración. Muchas veces notamos algo y nos tratamos de tranquilizar con un «no será nada», pero es mucho mejor acudir al médico y salir de dudas. Para bien, o para mal. – Para asumir una noticia habrá que pasar por varias fases… – Al principio tenía mucho miedo, porque todo es desconocido. No sabes qué va a pasar… También sentía mucho miedo por la gente que me quiere. Uno de los momentos más difíciles fue dar la noticia a mis padres y a mis hijos... ¡Me hubiera encantado ahorrarles el disgusto! Los primeros días después de la noticia te dejas llevar… Luego vas entendiendo lo que pasa, vas conociendo cuál va a ser el camino, y eso va dando un poco de tranquilidad. Desde el principio he intentado encajar esto en mi vida habitual y mis rutinas, aunque no es fácil, y no en todo momento se puede. – Hay quienes prefieren no contarlo, y otros se sienten aliviados al hacer partícipes de la ‘noticia’ a todos sus seres queridos… – Yo tenía claro que quería que toda ‘mi gente’ (familia y amigos más cercanos) conocieran la noticia, y que la supieran por mí. No me sentía aliviada al contarlo, pero creo que es algo importante también para ellos y que se merecían saberlo. Después empecé a pensar en cómo afectaría esto a mi trabajo, ya que habitualmente tengo mucha actividad en las redes sociales, y con toda esta situación se iba a ver reducida. Me pareció que estaría bien que mis clientes y seguidores en las redes supieran qué pasaba y cuál era el motivo. – En su blog ‘No sólo un lazo rosa’ cuenta el día a día de una enfermedad de la que lo que más trasciende es el día del lacito rosa… La realidad, ¿cómo es, cómo la vive? Porque de rosa parece que tiene poco la experiencia…
– Me identifico poco con el tema del lazo rosa y el uso que se hace de él en las campañas publicitarias. Muchas veces se vende una imagen un tanto idealizada y edulcorada de este cáncer, y se le quita la importancia que tiene. Es verdad que es uno de los que tienen mayor porcentaje de curación, pero también es uno de los que más muertes causan en nuestro país. Es un tema serio, no un cuento rosa, por eso me animé a contar mi experiencia a través de mi blog y redes sociales, para que la gente tenga la oportunidad de conocer lo que hay detrás del ‘lazo rosa’. Siempre digo que el cáncer de mama no es de color rosa, que más bien es un marrón bastante grande. Y esto no quiere decir que yo sea pesimista con este tema...

– Ahora está en pleno proceso de quimio. ¿Cuánto le falta y cómo lo lleva?
– Estoy en el tercio final de la quimioterapia. Llevo nueve ciclos, me faltan otros siete. Es un proceso que se hace muy largo... Llevo ya cuatro meses con quimioterapia y me faltan casi otros dos... Empecé con muchas fuerzas y energías, y ahora voy notando el desgaste. No sabes a lo que te enfrentas, cada ciclo es diferente y te sienta diferente. Desde que comencé la quimio me veo más limitada, con cansancio y algunas molestias físicas. Pero lo más difícil de gestionar, para mí, es la montaña rusa emocional que es el día a día... Pasas de la felicidad absoluta a la tristeza más profunda... en horas. Por la presión, el miedo, los efectos de la medicación, el cansancio… Para mí, lo más duro es la parte ‘emocional’ del cáncer.

– He leído de todo y me gustaría saber su opinión. ¿Ayuda al enfermo que la gente le pregunte cómo está, o más bien le hace daño?
– Supongo que en este sentido todos somos diferentes. En mi caso, me siento bien cuando alguien me pregunta cómo me encuentro y lo hace de corazón, buscando una respuesta sincera. No me gusta estar todo el día hablando de ello, pero es una parte más de mi vida. A diario me encuentro también con gente que me pregunta ‘qué tal estas’ o ‘cómo lo llevas’, pero qué sólo quieren oír un ‘bien’ como respuesta... Esa situación sí me resulta incómoda. Aunque entiendo que no es no que se preocupen por mí , o que pregunten con mala intención. Es que muchas veces preguntamos pero no estamos preparados para escuchar la respuesta. Antes me pasaba lo mismo ante los problemas de otras personas...

– Cuenta en el blog lo mucho que le ayuda conocer y tener relación con otros enfermos que han pasado o están pasando por lo mismo...
– Sí. Es curioso, pero unas semanas antes de mi diagnóstico encontré en Facebook a una chica joven de León, Noemí, que contaba cómo estaba viviendo este mismo proceso. A los pocos días de saber que yo también tenía cáncer me puse en contacto con ella. No nos conocíamos, pero a partir de ese momento comenzamos a hablar muy a menudo, e incluso a quedar. Saber cómo lo había vivido ella, los trucos prácticos que me daba (qué productos usar, qué llevar al hospital, los efectos secundarios…) me tranquilizaba mucho. Y lo sigue haciendo, porque seguimos hablando. De hecho, fue la primera persona en visitarme en el hospital. Luego he conocido también a través de internet a otras mujeres con cáncer de mama. Sus experiencias y puntos de vista me resultan de gran ayuda. Sé que la gente que me quiere trata de apoyarme y comprenderme, pero a veces sólo necesitas hablar con alguien que haya vivido tu misma situación. Por eso yo también he decidido escribir sobre el tema, para devolver un poco de todo eso que yo estoy recibiendo de otras.

– ¿Ve más aspectos positivos a esto? ¿Está aprendiendo a tomarse la vida de otra manera?
– Aunque es un marrón muy grande, tiene también su parte positiva. Desde que recibí el diagnóstico he vivido momentos muy intensos y felices con mi gente, y con eso me quedo... También me he dado cuenta de qué es realmente importante en la vida, aunque suene a tópico. A veces nuestras prioridades no son las correctas, o nos distraemos de ellas con cosas que no son importantes. No sé si he aprendido a tomarme la vida de otra manera, pero sí intento buscar a cada día su lado positivo (aunque algunos días no lo encuentro). Intento no preocuparme por cosas que ya no son prioritarias y centrarme en disfrutar de cada momento con mi gente.

– Se ha pasado de hablar del cáncer como una ‘larga y penosa enfermedad’ a llamarla por su nombre. Y a ello contribuye que tantísima gente que lo padece, famosos o no, hable sin tapujos de la enfermedad… ¿Vamos avanzando?
– Pues no sé si avanzando, pero creo que los enfermos sí lo podemos vivir con más naturalidad. Yo lo intento vivir con la mayor normalidad posible, y los que tengo cerca, también. Cuando comentas el diagnóstico muchas personas te dan consejos para que no se note, como ‘ponte peluca’, etc... Yo me he tomado esto como una parte más de mi vida, no la escondo, ni tengo por qué disimular. Bastante tiene una con estar enferma y someterse al tratamiento, como para encima preocuparse por esas cosas. Pero esto es una decisión muy personal, yo me siento cómoda así, y sé que otras personas necesitan gestionarlo de otra forma, y tienen todo mi respeto. Lo más importante es que cada enfermo lo viva de la forma en que le haga sentir más cómodo consigo mismo.

– ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de estos meses?
– Lo mejor, cada momento sincero y auténtico que he podido disfrutar con la gente que me importa: desde tomar un café o un pincho de tortilla, hasta ver una película de dibujos animados o ir de tiendas. Valoro mucho lo auténtico, y ya no quiero otra cosa en mi vida. Lo peor ha sido, y sigue siendo, el miedo que provoca no saber qué va a pasar, y ver cómo la gente que te quiere sufre por la enfermedad. Eso es muy duro.

– ¿Qué le pide a la vida?
– Sólo le pido momentos auténticos para disfrutar al 100%. No le pido que sea larga... En realidad, no me da miedo que se acabe, sino pensar que no la voy a exprimir lo suficiente. Por eso intento disfrutar de cada cosa que hago.

– ¿Y qué le diría, desde su experiencia, a alguien que acabe de enterarse de que tiene un cáncer?
– Uffff… no creo que se puedan dar consejos en esto, y tampoco creo que yo sea la persona indicada para hacerlo. Desde mi experiencia lo único que me atrevería a ‘recomendar’ es intentar normalizar la enfermedad como una parte más del día a día, tratar de mantenerse positivos y activos, dándose de vez en cuando el ‘lujo’ de permitirse días tristes y apáticos (creo que también son parte del proceso y hay que vivirlos) y, sobre todo, que se dejen querer y que disfruten de las cosas auténticas de su vida.

– ¿Se ha planteado últimamente nuevos sueños por cumplir? Viajes, metas, objetivos…
– No me he planteado sueños nuevos, sino que les he puesto fecha a los que ya tenía. Siempre hacemos planes pensando que nuestro tiempo es infinito, y cuando te das cuenta de que es finito y no sabes cuánto tienes, no quieres posponer más esas cosas importantes. Para este año me he propuesto un viaje y dos conciertos, y en cuanto el tratamiento médico me lo permita, los voy a hacer realidad.
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