Esta mujer astorgana de sonrisa fija tiene 39 años, dos hijos y es emprendedora. El marketing en redes sociales y la formación sobre social media solían ocupar todo su tiempo, pero ahora los empeños de Silvia son otros: recuperarse y disfrutar de la vida. «Estoy de baja, aunque como mamá sigo ejerciendo», bromea.
Ni en los meses más duros de su vida ha querido Silvia olvidarse del humor. Como cuando el cirujano le dio los resultados de la biopsia: «Es positivo», le dijo. «Pero positivo... ¿para quién?», espetó ella (lo cuenta en su blog, nosolounlazorosa.es). Como si pudiera hacerle cosquillas a un diagnóstico tan demoledor...


– Me identifico poco con el tema del lazo rosa y el uso que se hace de él en las campañas publicitarias. Muchas veces se vende una imagen un tanto idealizada y edulcorada de este cáncer, y se le quita la importancia que tiene. Es verdad que es uno de los que tienen mayor porcentaje de curación, pero también es uno de los que más muertes causan en nuestro país. Es un tema serio, no un cuento rosa, por eso me animé a contar mi experiencia a través de mi blog y redes sociales, para que la gente tenga la oportunidad de conocer lo que hay detrás del ‘lazo rosa’. Siempre digo que el cáncer de mama no es de color rosa, que más bien es un marrón bastante grande. Y esto no quiere decir que yo sea pesimista con este tema...
– Ahora está en pleno proceso de quimio. ¿Cuánto le falta y cómo lo lleva?
– Estoy en el tercio final de la quimioterapia. Llevo nueve ciclos, me faltan otros siete. Es un proceso que se hace muy largo... Llevo ya cuatro meses con quimioterapia y me faltan casi otros dos... Empecé con muchas fuerzas y energías, y ahora voy notando el desgaste. No sabes a lo que te enfrentas, cada ciclo es diferente y te sienta diferente. Desde que comencé la quimio me veo más limitada, con cansancio y algunas molestias físicas. Pero lo más difícil de gestionar, para mí, es la montaña rusa emocional que es el día a día... Pasas de la felicidad absoluta a la tristeza más profunda... en horas. Por la presión, el miedo, los efectos de la medicación, el cansancio… Para mí, lo más duro es la parte ‘emocional’ del cáncer.
– He leído de todo y me gustaría saber su opinión. ¿Ayuda al enfermo que la gente le pregunte cómo está, o más bien le hace daño?
– Supongo que en este sentido todos somos diferentes. En mi caso, me siento bien cuando alguien me pregunta cómo me encuentro y lo hace de corazón, buscando una respuesta sincera. No me gusta estar todo el día hablando de ello, pero es una parte más de mi vida. A diario me encuentro también con gente que me pregunta ‘qué tal estas’ o ‘cómo lo llevas’, pero qué sólo quieren oír un ‘bien’ como respuesta... Esa situación sí me resulta incómoda. Aunque entiendo que no es no que se preocupen por mí , o que pregunten con mala intención. Es que muchas veces preguntamos pero no estamos preparados para escuchar la respuesta. Antes me pasaba lo mismo ante los problemas de otras personas...
– Cuenta en el blog lo mucho que le ayuda conocer y tener relación con otros enfermos que han pasado o están pasando por lo mismo...
– Sí. Es curioso, pero unas semanas antes de mi diagnóstico encontré en Facebook a una chica joven de León, Noemí, que contaba cómo estaba viviendo este mismo proceso. A los pocos días de saber que yo también tenía cáncer me puse en contacto con ella. No nos conocíamos, pero a partir de ese momento comenzamos a hablar muy a menudo, e incluso a quedar. Saber cómo lo había vivido ella, los trucos prácticos que me daba (qué productos usar, qué llevar al hospital, los efectos secundarios…) me tranquilizaba mucho. Y lo sigue haciendo, porque seguimos hablando. De hecho, fue la primera persona en visitarme en el hospital. Luego he conocido también a través de internet a otras mujeres con cáncer de mama. Sus experiencias y puntos de vista me resultan de gran ayuda. Sé que la gente que me quiere trata de apoyarme y comprenderme, pero a veces sólo necesitas hablar con alguien que haya vivido tu misma situación. Por eso yo también he decidido escribir sobre el tema, para devolver un poco de todo eso que yo estoy recibiendo de otras.
– ¿Ve más aspectos positivos a esto? ¿Está aprendiendo a tomarse la vida de otra manera?
– Aunque es un marrón muy grande, tiene también su parte positiva. Desde que recibí el diagnóstico he vivido momentos muy intensos y felices con mi gente, y con eso me quedo... También me he dado cuenta de qué es realmente importante en la vida, aunque suene a tópico. A veces nuestras prioridades no son las correctas, o nos distraemos de ellas con cosas que no son importantes. No sé si he aprendido a tomarme la vida de otra manera, pero sí intento buscar a cada día su lado positivo (aunque algunos días no lo encuentro). Intento no preocuparme por cosas que ya no son prioritarias y centrarme en disfrutar de cada momento con mi gente.
– Se ha pasado de hablar del cáncer como una ‘larga y penosa enfermedad’ a llamarla por su nombre. Y a ello contribuye que tantísima gente que lo padece, famosos o no, hable sin tapujos de la enfermedad… ¿Vamos avanzando?
– Pues no sé si avanzando, pero creo que los enfermos sí lo podemos vivir con más naturalidad. Yo lo intento vivir con la mayor normalidad posible, y los que tengo cerca, también. Cuando comentas el diagnóstico muchas personas te dan consejos para que no se note, como ‘ponte peluca’, etc... Yo me he tomado esto como una parte más de mi vida, no la escondo, ni tengo por qué disimular. Bastante tiene una con estar enferma y someterse al tratamiento, como para encima preocuparse por esas cosas. Pero esto es una decisión muy personal, yo me siento cómoda así, y sé que otras personas necesitan gestionarlo de otra forma, y tienen todo mi respeto. Lo más importante es que cada enfermo lo viva de la forma en que le haga sentir más cómodo consigo mismo.

– Lo mejor, cada momento sincero y auténtico que he podido disfrutar con la gente que me importa: desde tomar un café o un pincho de tortilla, hasta ver una película de dibujos animados o ir de tiendas. Valoro mucho lo auténtico, y ya no quiero otra cosa en mi vida. Lo peor ha sido, y sigue siendo, el miedo que provoca no saber qué va a pasar, y ver cómo la gente que te quiere sufre por la enfermedad. Eso es muy duro.
– ¿Qué le pide a la vida?
– Sólo le pido momentos auténticos para disfrutar al 100%. No le pido que sea larga... En realidad, no me da miedo que se acabe, sino pensar que no la voy a exprimir lo suficiente. Por eso intento disfrutar de cada cosa que hago.
– ¿Y qué le diría, desde su experiencia, a alguien que acabe de enterarse de que tiene un cáncer?
– Uffff… no creo que se puedan dar consejos en esto, y tampoco creo que yo sea la persona indicada para hacerlo. Desde mi experiencia lo único que me atrevería a ‘recomendar’ es intentar normalizar la enfermedad como una parte más del día a día, tratar de mantenerse positivos y activos, dándose de vez en cuando el ‘lujo’ de permitirse días tristes y apáticos (creo que también son parte del proceso y hay que vivirlos) y, sobre todo, que se dejen querer y que disfruten de las cosas auténticas de su vida.
– ¿Se ha planteado últimamente nuevos sueños por cumplir? Viajes, metas, objetivos…
– No me he planteado sueños nuevos, sino que les he puesto fecha a los que ya tenía. Siempre hacemos planes pensando que nuestro tiempo es infinito, y cuando te das cuenta de que es finito y no sabes cuánto tienes, no quieres posponer más esas cosas importantes. Para este año me he propuesto un viaje y dos conciertos, y en cuanto el tratamiento médico me lo permita, los voy a hacer realidad.