La exposición al sol es beneficiosa y necesaria para el organismo, ya que estimula la síntesis de vitamina D —esencial para el metabolismo óseo y el equilibrio del sistema inmunológico—, regula los biorritmos y favorece la secreción de endorfinas. Sin embargo, puede convertirse en un serio riesgo para la salud si no se adoptan medidas preventivas. Las consecuencias de una exposición solar excesiva van desde manchas y envejecimiento prematuro hasta el cáncer de piel.
Según el Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2024 se diagnosticaron en España casi 21.000 nuevos casos de cáncer de piel, lo que supone algo más del 7% de todos los cánceres detectados, sin contabilizar el carcinoma basocelular (CBC), el tumor maligno más frecuente en el ser humano. Aunque el CBC presenta una elevada tasa de curación y múltiples opciones de tratamiento, su principal factor de riesgo —la exposición excesiva a radiaciones ultravioletas— es evitable.
Desde el Servicio de Dermatología de HM Hospitales en León insisten en que la prevención es clave para reducir la aparición de este tipo de patologías cutáneas y otras lesiones en la piel. Entre las recomendaciones figura la elección de un protector solar adecuado para cada tipo de piel, edad y circunstancias de exposición solar, aplicándolo de forma generosa sobre la piel seca media hora antes de la exposición y renovándolo cada dos horas, así como después de bañarse, sudar o secarse.

El dermatólogo de HM Regla, Dr. Gorka Ruiz-Carrillo, subraya la necesidad de extremar la protección solar en zonas más expuestas como la cara, el cuello, los hombros, el escote, las orejas, las manos y los empeines, además de evitar la exposición directa entre las 12:00 y las 16:00 horas. También recuerda revisar la fecha de caducidad de las cremas solares y no utilizarlas si han pasado más de 6-9 meses desde su apertura.
Los especialistas alertan de que las radiaciones ultravioletas atraviesan las nubes, por lo que es fundamental protegerse incluso en días nublados y durante cualquier actividad al aire libre, no solo en la playa o la piscina. El uso de gafas de sol homologadas, ropa protectora, gorras o sombreros son medidas complementarias esenciales.
En el caso de los bebés, el Dr. Ruiz-Carrillo señala que los menores de 12 meses no deben exponerse al sol y deben contar siempre con prendas protectoras, gorra, gafas y protector solar de alto FPS, resistente al agua y formulado para niños.
Por último, el especialista aconseja realizar autoexploraciones periódicas de la piel para detectar cambios en los lunares o lesiones sospechosas, acudiendo de inmediato a un dermatólogo si se observa alguna alteración. La detección precoz es determinante para el tratamiento eficaz del cáncer de piel y otros problemas dermatológicos.