Enrique Ferrero: "Tienes que recordarte ese día para saber que el riesgo está ahí"

Mañana se cumple un año del accidente en La Polinosa, que costó la vida a 3 rescatadores

D.L. Mirantes
23/08/2015
 Actualizado a 18/09/2019
El recóndito paraje de La Polinosa, en los Mampodres, donde un agente del Greim y dos soldados del Aire perdieron la vida hace un año. | MAURICIO PEÑA
El recóndito paraje de La Polinosa, en los Mampodres, donde un agente del Greim y dos soldados del Aire perdieron la vida hace un año. | MAURICIO PEÑA
"Después del accidente pude salir de la especialidad, pero no me lo planteé. Estoy muy a gusto haciendo lo que hago. Trabajar en lo que te gusta dicen que no es trabajar y si, a parte, te sientes útil entonces ya tienes un plus de felicidad porque sientes que ayudas a la gente". De esta forma resume el sargento del Grupo Especial de Rescate de Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil, Enrique Ferrero, los motivos por los que continúa dedicando su vida a auxiliar a aquellos a los que sorprende la cara más dura de la naturaleza.

Ferrero continúa con su labor un año después del accidente en el que perdió la vida su compañero José Martínez Conejo (48), junto con Emilio Pérez Peláez (56), y el teniente también del Aire, Marco Antonio Benito (50), ambos pilotos de helicópteros de la Guardia Civil. Los cuatro intervenían en el rescate de un deportista que participaba en una prueba de máxima exigencia y había pasado la noche a la intemperie junto con su equipo tras caer 100 metros por la ladera y lesionarse. Durante la operación posiblemente una de las aspas impactó en la montaña o bien algún desprendimiento golpeo las aspas o el rotor de cola lo que provocó la caída del aparato. Ferrero en ese preciso instante se encontraba ayudando al herido a entrar en la aeronave y al oír un fuerte estruendo él y su compañero del Greim inmediatamente supieron que algo iba mal y echaron entre los dos al herido fueran del aparatado para protegerlo con su propio cuerpo se encontraba abajo manipulando la camilla del herido y pudo salvarse.

No me importa contar cómo es la historia porque creo que viene bien hablar de ello y no esconderlo "Yo he vuelto para enseñar la zona a la gente, con el jefe de la comandancia o cuando se ha subido a poner placas. Viene bien, a mí no me importa contar como es la historia porque creo que viene bien hablar del tema y no esconderlo, no reprimirlo", explica que el sargento que, sin embargo, no esconde que "he estado todo el año recordándolo porque es un continuo llegar y ver su taquilla y sigue ahí, tenemos parte de su material y en la oficina hay un montón de fotos de él". Pero ese recuerdo también les inspira en su día a día. "Tienes que recordarte ese día para decirte ‘el riesgo está ahí y no pases del límite que primero es tu vida y luego la del herido’, porque si el rescatador muere también morirá el auxiliado", explica. Ferrero pone como ejemplo los rescates invernales. "Ahora llega el invierno, no conoces el estado de la nieve y si tienes que ascender alguna rampa para llegar al herido y poner cuerda, pues la pones porque es para tu seguridad, pero a veces hay que subir rápido y como en montar los sistemas tardas tiempo, pues subes tramos sin cuerda. Ahí ya estás sobrepasando el punto de riesgo que te marcas", reconoce el sargento del Greim de Sabero, para quien lo primero es servir a los demás, a veces, como deja entrever, incluso por encima de su propia vida. Un sencillo, pero ejemplar planteamiento que le empuja a seguir dedicando su vida al socorro de los demás.


"En el primer vuelo [después del accidente] estuve un poco más nervioso. Me tocó buscar al montañero portugués [Joao Paulo De Sa Guimaraes Marinho] perdido en Picos de Europa y era un vuelo en el que soplaba bastante el viento. Nos dejaron, cerca de la base de Peña Santa y estuve un poco más nervioso, pero fui mejorando para volver a la rutina y al trabajo con los compañeros", reconoce. Precisamente, el riesgo que corren apoyándose un agente en el otro crea fuerte lazos, que se reforzaron tras la tragedia de La Polinosa. "Entre los compañeros tenemos un plus de complicidad y se queda más fuera del trabajo, estamos más tiempo junto", afirma Ferrero. Una complicidad esencial, puesto que, en ocasiones, "hay rescates complicados en los que tienes que tomar decisiones, estás cansado, y por eso es muy importante llevarte bien con el compañero para decidir en conjunto y evitar los conflictos".

Cuando el accidente pude salir de la especialidad, pero no me lo planteé, estoy a gusto haciendo lo que hago El objetivo es siempre minimizar los riesgos, a pesar de que "a nivel de rescatador los accidentes ya son mínimos, son excepciones y evitarlos es más difícil". No ocurre lo mismo en el caso de los auxiliados, donde "el 95% se podrían evitar". "El porcentaje de accidentes fortuitos en la montaña, como te caiga un rayo o que la piedra que agarras escalando se rompa y caiga hacia abajo, es un porcentaje mínimo. El resto de accidentes es porque no te has planificado bien la ruta o hechos similares", advierte. Ferrero también hace hincapié en que "alrededor del 80% de los rescates son gente que está bajando, que ya hizo cima y que cuando empieza a bajar se relaja y tiene el problema". Y avisa de que "la montaña siempre golpea al que cree que sabe más, al que se valora por encima de sus posibilidades".

Y más allá de sus palabras, de los mensajes cargados de sentido común, del respeto hacia al otro y a la naturaleza, más allá su labor impagable, los agentes del Greim de Sabero de la Guardia Civil se sienten muy afortunados por tratar de estar siempre cerca del que lo necesita.

Así, mañana "iremos a la zona y allí nos sentiremos un ratillo, comes el bocadillo y para abajo. Por sentir que estás un poco más cerca de ellos".
Archivado en
Lo más leído