El próximo fin de semana, el pequeño ya estará en Matarrosa del Sil, donde se alojará con la familia de Laura Martínez, tesorera de la asociación berciana, que lo ha acogido en los últimos seis veranos. “Con ocho años, en la primera revisión que se le hizo, el pediatra del centro médico de Toreno descubrió su dolencia”, recuerda Laura, que asegura que “aquí, con una vida normal, su problema no tendría por qué tener ningún tipo de consecuencia grave, pero allí, por las condiciones de vida que tienen, su atención médica no está cubierta y en la etapa de la adolescencia su dolencia puede empeorar”.

En circunstancias normales y para dejar paso a los más pequeños, los niños mayores de trece años no pueden participar del proyecto, pero en el caso de Hamma el informe médico acreditaba que el niño tenía que volver al Bierzo para seguir tratándose de su afección. “En enero nos llamó el pediatra para explicarnos que había redactado un informe completo para reclamarle y que contaba con la ayuda del cardiólogo de la zona para completarlo”, explica Laura, que recuerda que “en muchas zonas de los campamentos no hay vacunas porque no hay donde ponerte una inyección”.
Con las maletas repletas
Por ese motivo, cuando acaba el verano y los niños tienen que volver a sus hogares, las familias de acogida procuran llenar sus maletas con paracetamol, aspirinas, vendas, tiritas o esparadrapo. “Allí, los hospitales están hechos con muros de adobe y no disponen de material quirúrgico ni médico. Las ambulancias son furgonetas sin esterilizar y sin material y en ocasiones hay que recorrer muchos kilómetros para que a un enfermo se le pueda suministrar algo tan simple como suero”, subraya Carmen Franco, presidenta desde hace poco más de un año de la asociación berciana.
“Con un informe fue suficiente, no tuvimos problemas con el Frente Polisario ni con la embajada argelina. Cuando volvimos a consultar, él ya estaba incluido en el listado de niños que repiten su presencia este año en el proyecto”, explica Carmen. “Es la primera vez que se nos da un caso de este tipo, también hemos solicitado a otra niña que tiene un caso de anemia bastante grande, algo que allí es muy habitual especialmente entre las mujeres, pero las autoridades no lo consideraron motivo suficiente para traerla a España y que aquí le podamos proporcionar hierro y un tratamiento para que el problema desaparezca. En cambio, Hamma tiene un problema de corazón y eso se lo toman más en serio”, añade.
Contando los días para el reencuentro
La última vez que Laura habló con Hamma y su familia -lo hacen cada 15 días-, el pequeño preguntó por las fechas de su viaje, que este año se retrasará hasta el 9 de julio. “La semana pasada nos dijo que tiene un hermano pequeño que ya está en Barcelona y se quejó porque él normalmente llega antes, ya tiene muchas ganas de estar aquí”, explica Laura. A pocos días de la fecha del reencuentro, la asociación berciana ultima la preparación de una jornada de convivencia con todos los niños y las familias de acogida para poder compartir la cultura y las tradiciones de los pequeños. “Los niños ‘repetidores’ ya se conocen de aquí, del Bierzo, de otros años que han coincidido y también hay niños que vienen desde el mismo campamento”, añade Carmen.
Además de Hamma, la asociación de amigos del pueblo saharaui del Bierzo, fundada en 1984, acogerá durante este verano a otros trece niños llegados desde los campamentos del Sáhara Occidental, seis más que el año pasado. Los primeros ocho pequeños llegarán a mitad de la semana, con niños que nunca antes han salido de sus hogares y que irán a parar a familias de acogida que también participan por primera vez en el proyecto. “Es la mejor experiencia”, explica Carmen, que recuerda su primera acogida, diez años atrás. “El niño aprende mucho, pero tú también aprendes mucho de él”, asegura.
El programa ‘Madrasa’ como esperanza
Por su parte, Hamma y otros cinco compañeros tendrán que esperar al sábado para volver a ver a sus familias de acogida. Todos ellos son repetidores en el proyecto de ‘Vacaciones en Paz’, que cada verano intenta alejar a los pequeños de los sofocantes 50 grados de temperatura que se alcanzan en el desierto y de la falta de cobertura de las necesidades más básicas. Uno de esos niños que acompañará a Hamma en el avión convivirá con Carmen en Toral de los Vados durante el verano. Se trata del hermano menor de otro escolar que pisó el Bierzo diez años atrás y que, a día de hoy, aún convive con ella. “Llegó a través de ‘Vacaciones en Paz’ pero luego lo cambiamos al proyecto ‘Madrasa’, el otro programa que tenemos aquí, en el cual los niños más mayores están estudiando aquí durante el año y vuelven en verano a ver a sus familias. Ahora se irá el mayor y llegará el pequeño, aunque podrán coincidir unos días”, relata Carmen.
Esa opción es la que esperan que pueda servir para dar una solución a la situación de Hamma, que le permita controlar periódicamente que su problema no se agrava. “El mejor tratamiento, según dijo el pediatra, es una alimentación en condiciones y allí no se le puede proporcionar”, explica Laura. Comprimidos de paracetamol y algún antifebril han formado parte de los medicamentos con los que se ha ido poniendo freno de manera temporal al problema cardíaco del pequeño, aunque Laura sospecha que “este año posiblemente tenga que llevarse algún tratamiento especial a los campamentos” y admite que su deseo es “convencer a su padre para que le deje quedarse todo el año con nosotros a estudiar”.