La combinación de una dieta mediterránea hipocalórica, ejercicio físico regular y apoyo conductual puede ayudar a preservar la salud ósea en mujeres mayores con síndrome metabólico, según concluye un estudio internacional en el que han participado los catedráticos de la Universidad de León, Vicente Martín Sánchez y José Antonio de Paz. La investigación, publicada por la prestigiosa revista JAMA Network Open, contradice estudios previos que asociaban la pérdida de peso con una pérdida significativa de masa ósea.
El trabajo forma parte del análisis secundario del ensayo clínico aleatorio PREDIMED-Plus, desarrollado entre 2013 y 2016 con 924 participantes de entre 55 y 75 años con síndrome metabólico y sobrepeso u obesidad en distintas localidades de España (Navarra, Mallorca, Reus y León). La densidad ósea fue medida con densitometría en el laboratorio del doctor De Paz, en la ULE.
Durante tres años se compararon dos grupos: uno de intervención, con una dieta mediterránea con restricción calórica (30 % menos de calorías), al menos 150 minutos de ejercicio moderado o intenso por semana y apoyo psicológico; y otro grupo de control, que siguió una dieta mediterránea sin restricción calórica ni prescripción de ejercicio.
Los resultados fueron claros: las mujeres del grupo de intervención conservaron significativamente mejor la densidad mineral ósea en la columna lumbar que las del grupo control. Sin embargo, no se observaron diferencias destacadas en los hombres. La pérdida de densidad ósea es uno de los principales factores de riesgo en la osteoporosis, enfermedad que afecta sobre todo a mujeres tras la menopausia y que aumenta la probabilidad de fracturas y empeora la calidad de vida.
Los autores subrayan que las dietas hipocalóricas, habitualmente vinculadas a pérdida ósea, no suponen ese riesgo si se siguen con una correcta orientación nutricional y ejercicio físico. De hecho, destacan el papel beneficioso de los alimentos de la dieta mediterránea, como las frutas, verduras, frutos secos, pescado o aceite de oliva, en la prevención del deterioro óseo.
Además de los dos investigadores de la Universidad de León, han participado en el estudio Héctor Vázquez-Lorente, Jesús F. García-Gavilán, Sangeetha Shyam, Jadwiga Konieczna, J. Alfredo Martínez, Montserrat Fitó, Miguel Ruiz-Canela, Indira Paz-Graniel, Ariadna Curto, Diego Martínez-Urbistondo, Dora Romaguera, Nancy Babio y Jordi Salas-Salvadó.
Los responsables del estudio inciden en la necesidad de ampliar el seguimiento a más largo plazo para comprobar si esta estrategia puede reducir la incidencia de fracturas. Aun así, sus conclusiones suponen un respaldo científico a las recomendaciones de seguir hábitos saludables de alimentación y ejercicio en la edad adulta para mantener una buena salud ósea.
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