Boñar, ‘la viuda’ del Negrillón

La localidad, conocida popularmente como ‘La villa del Negrillón’, vio ayer como era talado el viejo y petrificado árbol, sin vida desde la grafiosis de los años 80

Fulgencio Fernández
06/01/2016
 Actualizado a 16/09/2019
Trabajadores y medios municipales se encargaron de talar y cargar los ‘restos’ del histórico olmo. | DANIEL MARTÍN
Trabajadores y medios municipales se encargaron de talar y cargar los ‘restos’ del histórico olmo. | DANIEL MARTÍN
Muchos vecinos de Boñar corrieron ayer hasta la plaza. El Negrillón, muerto desde los años 80, reticente a todos los tratamientos, se rendía definitivamente y posaba las cenizas de su cadáver en la plaza que durante casi cinco siglos presidió. Eran las ocho y media de la mañana, el enornme ruido que hizo al caer alertó a los vecinos más cercanos. La voz se corrió por la villa: «Ha caído el Negrillón» y comenzó la procesión, unos para verlo, muchos porque querían llevarse a casa un recuerdo, aunque fuera un trozo de su madera de negrilla podrida, herida por aquella grafiosis de los años 80 que nadie supo derrotar a tiempo con inyecciones de espuma.

Se acabó.

(Nota: El último servicio del árbol a su pueblo:caer a una hora en la que no había nadie a su alrededor).

«Dos cosas tiene Boñar / que no las tiene León. / El Maragato en la torre / y en la plaza El Negrillón». Ya no se podrá volver a cantar. El maragato, que dicen que está hecho de madera de peral, miraba asustado desde su torre. Ha quedado solo.

A las ocho y media de la mañana avisó con gran estruendo, ahí acababa su larga historia de casi 500 añosCada vecino que cogía un trozo del viejo, del histórico negrillón, —como tanta gente hiciera con trozos del Muro de Berlín—dejaba una frase para el recuerdo, una desazón para la historia. «Se acabó la plaza, aunque estuviera petrificado, muerto, vivía ahí y presidía la plaza. Sin él, se acabó la plaza».

- Queda la escultura, la iglesia…

- Ahora ya es una plaza más. Y nunca lo había sido, era la de Boñar.

Al más veterano de los presentes le dolía más, lo tenía claro, quería llevarse untrozo de recuerdos. «Si hay que pagar 20 euros, los pago, pero dame un trozo».

Los más ‘de Boñar de toda la vida’ hacían el recuento de pérdidas: «Desapareció el búnker de la guerra, al lado del puente nuevo, que era historia; taparon la presa que atravesaba el pueblo y le daba una personalidad diferente; a la plaza ya le habían robado el empedrado, ¿ves el lío que hay en León con el de la Plaza del Grano? pues aquí no se les ocurrió ni dejar una esquina como recuerdo; y ahora se nos va lo que quedaba del viejo negrillo…».

Por no recordar la larga polémica de la muerte del famoso alfolí, con la broma final de que la administración condenara al Ayuntamiento por tirarla años después de haberlo perpetrado…».

Hasta murió Isidro, el famoso curandero de Boñar, sin duda el más reconocido de la provincia.

"¿Qué vamos a ser?"


Pero daba ayer la impresión de que a la gente no le había dolido tanto la pérdida de un elemento típicode Boñar como ayer ‘el entierro’ definitivo de su árbol. «Siempre fuimos ‘La Villa del Negrillón’, ¿qué vamos a ser la villa del maragato?».

- No, la viuda del Negrillón.

Es cierto que Boñar era la villa del negrillón, la villa de la plaza empedrada, la de la presa que atraviesa el pueblo, la de las aguas termales, la de Isidro el curandero… como recordaba Manuel, elhijo de Cuco, en su artículo ‘Boñar, lo que se perdió y no volverá’.Y hasta un antiguo concejal, L. Alberto, le recuerda que dejó su cargo tratando de evitar estas pérdidas de indentidad. «En mi etapa de concejal 1987-91 peleé sin éxito por la regulación urbanística de la presa desde el camino del Soto hasta la gasolinera, la restauración del alfolí en La Corredera, y la conservación del empedrado de la plaza y de las calles adyacentes; es decir, recuperar un Boñar medieval, coqueto y con mucho encanto (en Austria, Suiza, Francia...sí, ¿por qué nosotros no?). La sinrazón imperó: la presa caput, el alfolí escombros, y nuestra singular plaza del Negrillón, abocada a los recuerdos».

Ayer se cumplió la última predicción. Ha muerto parte de Boñar y de su historia, pues en esta villa todo se llamaba ‘El Negrillón’: la fábrica de embutidos, la casa rural, el blog del maestro Caballero y hasta un restaurante de Valladolid se llama El Negrillón de Boñar.

Unos recuerdan besos furtivos a su sombra, otros recitaron versos, hubo presentaciones de libros, horas pelando la pava, y decenas y decenas de ferias del Pilar  Ya su sombra se acumulaban ayer los recuerdos de los que miraban. Unos recuerdan besos furtivos a su sombra, otros recitaron versos, hubo presentaciones de libros, horas pelando la pava, y decenas y decenas de ferias del Pilar, bodas, entierros, recuerdos... están grabados en su centenaria corteza. Ayer se fundieron a negro.

No es de extrañar pues no le falta historia al árbol, como nos recuerda Juan Carlos García Caballero en su libro ‘Boñar. Fin de un histórico letargo’: «En 1.574, siendo párroco de Boñar, D. Suero Alfonso y obispo de León D. Juan de San Martín, visita esta villa en su nombre el señor bachiller D. Juan Gutiérrez. Entre sus mandatos resalta uno de sus apartados que titula ‘Olmeda’y dice: ‘Item mando el señor visitador al rector y mayordomo que haga ecerrar la olmeda desta Iglia de pared o vargaños enderredor para que los olmos crezcan y los virgultos pupulen y que para la costa desto se corte y venda el olmo grande’.

De este párrafo arranca fiablemente la tesis sobre el origen del famoso Negrillón. Descartado el negrillo más viejo que fue cortado, nos queda pensar que, con el tiempo, ese huerto cercado acogió una negrillera de escasos ejemplares. Las podas y el celo de su ciudador haría progresar alto, robusto y esbelto al olmo irradiante de vida que, en un futuro no muy lejano, lograría la distinción de símbolo e hijo predilecto de la villa que lo vio nacer».

Quiere ello decir que el histórico negrillón murió cuando ya caminabahacia los 500 años de vida.

El maragato miraba ayer asustado desde la torre, queda él presidiendo la plaza, con nombre ajeno, pero hijo de Boñar pues aunque la idea de hacerlo fue del ingeniero maragato Bernardo Crosa, que trabajaba en las minas de talco, fue el carpintero local Desiderio Cañón quien se lo arrancó al tronco de un peral, como bien reza la copla: «Maragato, maragato / que estás hecho de peral / de las hijas de Desiderio / eres hermano carnal».

Otro viudo, como Boñar.
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