Hace 50 años, el Sáhara era una colonia africana del Reino de España. Hace 25, los leoneses todavía se acordaban de ellos y hasta aquí venían cientos de pequeños saharauis a pasar un verano en paz y en buenas condiciones de salud entre familias que les ofrecían calidad de vida en julio y agosto y un vínculo para toda la vida. Hoy, apenas llegan a la provincia un puñado de ellos y la ayuda institucional es cada vez menor.
Pese a las dificultades económicas, el paso del tiempo y el hecho de que el foco humanitario esté hoy puesto en otras latitudes, el programa de ‘Vacaciones en paz’ de la Asociación Saharahui para el Desarrollo (Asped) sigue adelante. Así, este año volverán a venir a León 32 niños y niñas saharauis –13 en León y alrededores y 19 en El Bierzo–.
Es cierto que la cifra es ligeramente superior a la del año pasado, cuando fueron 28, pero basta con tirar de hemeroteca para comprobar que, en los años 90, eran hasta 180 los niños que llegaban a la provincia procedentes de los campos de refugiados de Tinduf, donde hoy los derechos humanos siguen en entredicho, como bien se encarga de alertar con frecuencia Amnistía Internacional.
Se espera que los niños y niñas del Sáhara Occidental, donde cada verano se superan los 50 grados y en otoño son frecuentes las inundaciones por las lluvias torrenciales que ya conocemos bien en España, lleguen el 4 de julio a León, previo vuelo desde Argelia hasta el aeropuerto de Avilés, en Asturias. «Este año tenemos una dificultad, porque una niña vendrá el día antes a Valladolid», explica Raquel Coronado, portavoz de Asped y madre de acogida de niños saharauis desde hace casi diez años.
La mayoría, entre 10 y 12 años
Raquel explica que la mayoría de los niños que vendrán son repetidores, tienen entre 10 y 12 años y llegan cada verano «con muchos problemas dentales y de malnutrición». Además, el idioma es muchas veces la principal barrera, puesto que «cada vez hablan menos español». En el tiempo que pasan aquí, los pequeños disfrutan de un verano ‘occidental’ de verdad y pasan todo tipo de revisiones médicas.
Además, «la mayoría de las familias les damos ropa y material cuando se van y sus familias son muy agradecidas», explica Raquel, que mantiene contacto «a diario» con la familia del niño saharaui que acogió el año pasado. «Ellos nunca me han pedido nada, todo lo que les das lo reciben muy agradecidos», añade.
Ayudas
Aquella cifra de los años 90 parece imposible de alcanzar y el parón de los años de la pandemia supuso un lastre para este programa de acogida temporal. De hecho, todavía el año 2023, solo vinieron 20 niños. Parece que se va recuperando y este año se han incorporado cuatro familias de acogida al programa. Todo ello gracias a la asociación y a su intensa labor durante todo el año, con la organización de diferentes actividades benéficas como conciertos.
Respecto a la financiación, desde Asped agradecen la colaboración del Ayuntamiento de León en materia de organización y logística y el apoyo de la Junta, que fincancia los gastos de transporte con 35.000 euros cada verano. Sin embargo, lamentan que la Diputación les tenga «olvidados» y ya no aporte ningún tipo de ayuda, a pesar de que fue una de las instituciones que más impulsó el programa en sus inicios y que, todavía el año anterior a la pandemia, destinó 8.730 euros a las familias que deciden ser garantes de un verano en paz.
