Un tango, una gorra y la vida

21/03/2015
 Actualizado a 01/09/2019
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Dicen que todo un mundo solo cabe en la letra de un tango, en la cabeza de un anciano o en el bolso de su nieta. Ahí los tienes a todos juntos, falta la letra del tango pero es fácil, se le pone.

Se pone fácil la elección del tango y es más fácil la selección de la letra, seguro que la estáis pensando, ‘Cambalache’, del gran Enrique Santos Discépolo. «Que el mundo fue y será una porquería / ya lo sé... / (¡En el quinientos seis /y en el dos mil también!). // Que siempre ha habido chorros, / maquiavelos y estafaos, / contentos y amargaos, /valores y dublé.... (...)// ¡Hoy resulta que es lo mismo /ser derecho que traidor!... / ¡Ignorante, sabio o chorro, / generoso o estafador! / ¡Todo es igual! / ¡Nada es mejor! / ¡Lo mismo un burro /que un gran profesor!». Hablan e burro y profesor justo en la misma semana que Belén Esteban va a ganar un concurso y se agotan sus pijamas.

Déjalo. No te quemes. No lo pienses, el propio tango te busca una espita de salida para el consulo:«¡Dale nomás! /¡Dale que va! / ¡Que allá en el horno / nos vamo a encontrar!».

Si por lo menos van al infierno.

Déjalo. Piensa en la inteligencia del paisano que como va a estar un rato quieto lleva sombrero de sol para el cálido inicio, nada para el entretiempo y la gorra de abrigo para cuando se quite el sol.

Todo lo que te haga falta está en el bolso. «¿Un cortauñas tendrá?» No, dos.
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