Burbujas de gaseosa

14/12/2018
 Actualizado a 09/09/2019
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Somos hijos de la generación de la gaseosa. Todo iba con gaseosa. El vino que te echaban al gañote en los bares no lo metías al banduyo sin la ayuda de la gaseosa a no ser que fueras un clásico del género, a los guajes que insistían en que ellos tampoco querían comer con agua el día de la fiesta sólo se les detenía la rezungadera cuando el padre consentía: «Saca unas gaseosas para la gente menuda»; a las manchas inoportunas, las que llegaban justo cuando iba a empezar la primera comunión, se las combatía de manera rápida con gaseosa y bicarbonato (la verdad es que lo único que hacía era extenderla más pero si la tradición decía que «eso se quita con gaseosa» pues habría que intentarlo)...

Y después llegó el butano. Ay amigo, menudo invento y de sabores.

Ya sé que estáis mirando la foto y no veis la botella de gaseosa por ninguna parte. Dejad la búsqueda, no está, el asunto viene a cuento en lo tocante a que de tanto estar la gaseosa en nuestras vidas, pero nunca como la principal o protagonista, se acuñó aquella expresión de «los experimentos con gaseosa», que era una versión del «no vamos a hacernos daño».

Y mirando la imagen de Mauri llegamos a la conclusión de que la gaseosa sigue reinando y que los experimentos la siguen teniendo muy presente. No me podréis negar que están observando al viejo trabuco con el mismo miedo que Rouco Varela al párroco de Mataluenga. Estas fiestas de lo antiguo se hacen con gaseosa, las guerras se dirimen con menos sangre que en las de Gila y las escopetas sólo provocan sonrisas. Vamos, que no le valen ni a Torra para dar la turra. Burbujas de gaseosa.
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