Vida y muerte de Federico García Lorca

La luz y el horror de García Lorca

T.G.
26/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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– Coño, usted es el poeta, ¿verdad? ¿Por qué le han traído aquí?
– Por mis escritos, por mis declaraciones a la prensa, por mis amistades... Yo soy como Mariana Pineda, también he bordado a mi manera la bandera de la libertad. No me lo perdonan...
Es Lorca en sus últimas horas de vida hablando con dos banderilleros anarquistas. El fascismo lo mató. Y con él a España. Dimanaba luz, oxígeno y color, algo que los fariseos en blanco y negro, de sotana y cuartel, no toleraron. De Granada, la esencia de lo andaluz lo caló hasta los huesos. Fue a Madrid y desde allí, tras completar su formación y contactar con las vanguardias culturales, regaló su amor, su cultura y su generosidad a España con su poesía, su teatro, sus conferencias, su alegría. Y con su Barraca, acercando la cultura al pueblo. Fue a Nueva York, conoció el horror y lo plasmó en su obra más poderosa. Gritó desesperadamente a la humanidad tal vez atemorizado por su futuro, tal vez intuyendo que nada bueno deparaba. Dejaron sus huesos en un barranco. Indignamente. Ediciones B nos trae un cómic con ilustraciones de Quique Palomo narrado por el hispanista Ian Gibson que no es sino un homenaje al más grande de la generación del 27. Un retrato de la España de 1898 a 1936. Con toda su luz, con todo el horror. «¡Oh, qué día triste en Granada,/ que a las piedras hacía llorar...»
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