08/07/2022
 Actualizado a 08/07/2022
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En esta España nuestra en la que nos encanta estar en alguna trinchera y contra alguien, hemos tenido esta semana un tema totalmente tendencia (trending para los más pijos), como ha sido el viaje de Irene Montero y parte de su equipo a Nueva York.

Tras la publicación de un ‘selfi’ en Times Square de la ministra Irene Montero con la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez y la portavoz de Podemos (recordemos que con antecedentes) Isa Serra, las redes empezaron a echar humo sobre los motivos del viaje, la mayor o menor utilidad para los intereses de España, el coste en el que se ha incurrido, el avión utilizado en el viaje…

Casi inmediatamente, los agitadores de opinión de la izquierda, empezaron a tocar sus tambores para llamar a sus huestes a la ‘batalla’ en redes sociales, con multitud de argumentos peregrinos desde que los populares Ayuso y Bendodo también protagonizaron una foto similar, hasta que las críticas son fruto de «violencia política contra mujeres feministas».

No nos engañemos, a todos, salvo tara mental importante, nos gusta vivir bien, comer en restaurantes caros, poder ir a visitar los sitios más exóticos, que nos agasajen en hoteles de 5 estrellas… Disfrutar del lujo no es malo y cualquier persona debe aspirar a poder darse todos los caprichos posibles, y luego ya la vida nos dará un baño de realidad.

El verdadero problema que subyace en la foto de Irene Montero es la falta de coherencia entre lo que se predica y luego lo que se practica. Fíjense y comparen las fotos de los Pablos Iglesias, Errejones, Isas Serras, Irenes Monteros, Yolandas Diaz… de hace unos cuantos años cuando estaban fuera de las instituciones, con las fotos de los mismos ahora que ocupan esas mismas instituciones que querían asaltar. Son auténticos nuevos burgueses de portada del Vanity Fair.

Hace unos años Irene Montero decía en un ‘tweet’: «Con el PP ganan los buitres y pierde la gente. Con el PP ganan las multinacionales con sede en Londres o Nueva York y pierde la gente que vive, trabaja y tributa en España. Pero luego se ponen la bandera en la pulsera y te llaman antipatriota si vas a parar un desahucio». Pues bien, Irene ahora que forma parte de esa ‘casta’ a la que criticaba, no se ha podido resistir a sentirse como un buitre más en su nido de Times Square, epicentro del capitalismo.

El mismo caso de incoherencia es el de los socialistas andaluces que criticaban a los empresarios ‘explotadores’ cuando ellos se gastaban el dinero de los parados en prostitutas y cocaína o los representantes sindicales que atacan a la burguesía capitalista cuando se mueren por una buena mariscada (como nos pasa a la mayoría).

Los políticos de izquierda, salvo contadas excepciones, no trabajan para que cada ciudadano sea un poco más rico, su verdadera motivación es hacerse ellos ricos mudándose de Vallecas a Galapagar o conseguir que los ricos, que alguna vez los pudieron mirar por encima del hombro, dejen de serlo.
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