Una crisis demográfica que es tan de pueblo como de ciudad

La capital, Ponferrada y San Andrés del Rabanedo pierden más población que el saldo que arroja el resto de la provincia junta

Víctor S. Vélez
09/01/2023
 Actualizado a 09/01/2023
Mapa con los municipios que ganan y pierden población en la provincia leonesa. | L.N.C.
Mapa con los municipios que ganan y pierden población en la provincia leonesa. | L.N.C.
Hay personas, animales, construcciones y realidades varias que pueden ser de pueblo o de ciudad. Una condición imposibilita la otra. No obstante, atendiendo a unos datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) a comienzos de este año y publicados en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la crisis demográfica que arrastra la provincia de León desde hace década y media demuestra que algo puede ser al mismo tiempo rural y urbano.

De hecho, la capital, Ponferrada y San Andrés del Rabanedo pierden más población que el saldo que arroja el resto de la provincia junta. El territorio provincial perdió 3.527 vecinos en un año, según los datos actualizados por el INE y el BOE al 1 de enero de 2022, bajando de la barrera de los 450.000 habitantes. El 58,6 por ciento de esta caída en el padrón de León se concentró en los tres ayuntamientos más poblados, los únicos municipios que superan las 20.000 personas en su censo.

Sariegos es el municipio leonés que ganó más habitantes y respecto a su población lo fue Brazuelo Solo en la ciudad de León se perdieron 1.100 vecinos en un año, casi una tercera parte de la bajada en el padrón provincial. Por su parte, Ponferrada se dejó otros 695 habitantes y en San Andrés del Rabanedo los números rojos en su censo marcaron 272. Aunque en menor medida, el siguiente municipio por población, Villaquilambre, volvió a perder residentes con la última actualización de las estadísticas oficiales.

Aumenta un tercio de los censos


En el mapa de municipios que ganan y pierden población en León continúa predominando el color rojo. No obstante, en 67 ayuntamientos consiguen aumentar su población.
Más en vísperas de elecciones, los altibajos en los padrones son habituales. No obstante, más allá de estas cuestiones, hay algunos municipios de la provincia que parecen consolidarse en la senda del crecimiento. En este capítulo destaca la tendencia positiva de Sariegos y Almanza, los dos únicos ayuntamientos de la provincia que encadenan al menos cinco años consecutivos aumentando población.

Por su parte, 11 municipios repitieron las cifras de su padrón. De este modo, aunque no consiguen formar parte de ese tercio de los censos leoneses que ganan población, evitan perder población en Acebedo, Benuza, Borrenes, Crémenes, Laguna Dalga, Rioseco de Tapia, San Adrián del Valle, Sancedo, Truchas, Valverde-Enrique y Villamartín de Don Sancho.

Los que más crecen, en el alfoz


Además de haber consolidado su tendencia al alza, Sariegos es el municipio leonés que más ha aumentado su padrón en la última actualización del INE y el BOE: 136 vecinos más. Los otros incrementos más significativos de la provincia se localizan igualmente en el alfoz de la capital: Valverde de la Virgen, que suma 117 habitantes, y Valdefresno, con 72 más.

La mayor caída porcentual se da en Encinedo, pero en términos absolutos el peor registro es el de la capital Con saldo positivo entre las cabeceras de comarcas solo aparece Valencia de Don Juan, que ganó 17 habitantes. Boñar, Riaño, Hospital de Órbigo o Camponaraya son otros municipios referentes en su zona que también consiguen que sus cifras aparezcan en verde.

Atendiendo al incremento porcentual respecto a su población, el mayor crecimiento en la provincia se habría logrado en Brazuelo. Allí, el pasar de 306 a 340 vecinos es algo más que significativo: una subida del 11,1 por ciento en tan solo un año.

Aunque siguen sin llegar al centenar de vecinos, se quedan en 99, en Villabraz sus siete nuevos habitantes permiten un incremento del censo del 7,6 por ciento, convirtiéndose en el segundo municipio de León que más creció. Bercianos del Real Camino, Matanza, Villaornate y Castro, Grajal de Campos, Villaobispo de Otero, Santa Cristina de Valmadrigal y Prado de la Guzpeña ocuparían las siguientes plazas en lo que a crecimiento relativo se refiere, sumando todos ellos más de un cuatro por ciento de vecinos a sus padrones.

Los mayores descensos


Si bien los descensos más grandes en términos absolutos se concentran en el entorno urbano, con León, Ponferrada y San Andrés en las primeras posiciones, el drama de la despoblación se ve incluso más representado en municipios como Encinedo. Allí su censo cayó un 8,8 por ciento en tan solo un año, pasando de 661 a 603 vecinos. Lo mismo ocurre en algunos de los ayuntamientos menos poblados de la provincia que, además, son los que marcan descensos más pronunciados: Valdemora, con una caída del 8,6 por ciento, Vallecillo, del 7,3 por ciento, Campazas, del 6,2 por ciento, o Escobar de Campos, del 6,1 por ciento.

Capitales comarcales como Villablino, Cistierna, Astorga o Sahagún llevan más de una década perdiendo vecinos Al margen de estos rincones menos poblados, la sangría demográfica no escapa de las cabeceras comarcales. Astorga, Villablino, Cistierna, La Bañeza y Sahagún perdieron habitantes y continúan consolidando tendencias a la baja que, en algunos casos, se mantienen desde hace décadas.

Este es el caso de Villablino, que desde el inicio de la serie histórica del INE en 1996 no ha conseguido aumentar su padrón ni un solo año. En aquel ejercicio contaba con 15.284 y comenzó 2022 con poco más de la mitad: 8.086.

Esta tendencia es similar en Cistierna que, a imagen y semejanza de la provincia, también lleva sin crecer en habitantes desde hace década y media. Astorga mantiene su racha negativa desde 2009 y Sahagún hace lo propio desde 2011.

Al igual que sucediera hace un año, 133 municipios leoneses pierden habitantes en sus padrones. De este modo, el mapa de la despoblación en la provincia continúa teñido de rojo.

Frente a una crisis que ya no entiende de territorios rurales y urbanos, la provincia continúa a la espera de remedios que permitan revertir la sangría demográfica de los últimos 15 años. Echar un vistazo a un mapa teñido de rojo vuelve a ser un buen termómetro de hasta dónde corren prisa esas soluciones.


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